Sao Paulo vive otra noche violenta y Gobierno brasileño analiza medidas

  • Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña, vivió otra noche violenta, en la que por lo menos diez personas fueron asesinadas, entre ellos un agente de la Policía Civil, según reportaron hoy las autoridades.

Sao Paulo, 2 nov.- Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña, vivió otra noche violenta, en la que por lo menos diez personas fueron asesinadas, entre ellos un agente de la Policía Civil, según reportaron hoy las autoridades.

En la región metropolitana de Sao Paulo se registraron diez muertes entre la noche del jueves y la madrugada de este viernes, según el informe de la Policía militarizada, con lo que el número de asesinatos se elevó a 83 en los últimos 11 días y el de agentes policiales acribillados aumentó a 89 en lo que va del año.

La Policía Militarizada indicó que en la llamada "Operación Saturno", que comenzó el lunes en la favela de Paraisópolis y se intensificó el jueves con la ocupación de otras dos barriadas, han sido detenidas 22 personas y decomisadas 15 armas de fuego ilegales, 324 municiones, 24 kilos de cocaína y 254 de marihuana.

En la favela Sao Remo fue encontrado un túnel que se comunicaba con la Universidad de Sao Paulo (USP), la principal del país, y que era usado por el narcotráfico para el transporte de drogas al interior del centro universitario.

La Gobernación de Sao Paulo atribuye la ola de asesinatos a una reacción de las organizaciones delictivas, mientras que el Gobierno federal presiona para intensificar las medidas para frenar la serie de ataques.

Después de la discrepancia entre el Gobierno federal y regional, que está en manos de la oposición, el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, aceptó el ofrecimiento de ayuda para combatir el crimen por parte de la presidenta Dilma Rousseff, quien según la estatal Agencia Brasil se entrevistó hoy telefónicamente con él.

Los mecanismos de ayuda por parte del Gobierno federal serán definidos la próxima semana en una reunión entre Alckmin, las fuerzas policiales y el ministro brasileño de Justicia, José Eduardo Cardozo, comisionado para el asunto por Rousseff.

Una de las medidas, según la prensa local, es la de transferir a los cabecillas presos de grupos criminales de Sao Paulo para cárceles de máxima seguridad del Gobierno federal en otros estados.

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