Septuagenario británico estafaba subsidios haciéndose pasar por su hermano muerto

    • Fue condenado este viernes a 28 meses de prisión por fraude de subsidios sociales usurpando las identidades de un amigo, un cuasi homónimo y de su hermano, muerto en 1967.
    • "Es una tragedia ver a un hombre de su edad ante un tribunal, pero usted es el único culpable. Usted es un estafador de la peor calaña, y también avaro y deshonesto", le espetó el juez.
El jefe de Scotland Yard pide retirar el pasaporte británico a los yihadistas
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Un septuagenario británico fue condenado este viernes a 28 meses de prisión por fraude de subsidios sociales usurpando las identidades de un amigo, un cuasi homónimo y de su hermano, muerto en 1967.

"Es una tragedia ver a un hombre de su edad ante un tribunal, pero usted es el único culpable. Usted es un estafador de la peor calaña, y también avaro y deshonesto", le espetó el juez del tribunal de Liverpool a Carl Jones, de 79 años de edad.

Ya condenado en 1952 por tráfico de drogas, el acusado embolsó más de 200.000 libras esterlinas, unos 285.000 euros, en prestaciones sociales durante los últimos trece años usurpando identidades de tres personas diferentes.

La policía encontró en su domicilio tres pasaportes diferentes todos con la misma foto de identidad, la de Jones, pero cada uno con un nombre diferente: el de un cuasi homónimo, Charles Jones, el de un viejo amigo de la secundaria, Brian Abram, y el de su hermano Roy. La demanda de pasaporte para este último estipulaba que vivía en España desde hacía 22 años, lo que permitía justificar la ausencia de cualquier traza suya en el Reino Unido. En realidad, había muerto en 1967.

Gracias a estos documentos, el acusado reclamó a partir de 2002 subsidios para alquileres, créditos de impuestos diversos, así como jubilaciones. Esto hasta que el ministerio de Trabajo y Jubilaciones y los servicios municipales de Liverpool descubrieran el pastel durante una investigación de rutina.

El abogado del septuagenario defendió a su cliente con el argumento de que expresó su "sincero arrepentimiento", y que el dinero en cuestión no fue utilizado para mantener "un tren de vida espectacular" sino para "ayudar a sus hijos". El juez consideró que Carl Jones había robado ese dinero a gente "que pasa necesidades" y que era "un criminal audaz con métodos sofisticados".

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