Taviani: "Los códigos de 'Julio César' y los de la Mafia son los mismos"

  • Mateo Sancho Cardiel.

Mateo Sancho Cardiel.

Madrid, 23 nov.- Los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, decanos del cine europeo con permiso de Manoel de Oliveira, ganaron el Oso de Oro de Berlín y representarán a Italia en los Óscar con "César debe morir", retrato de la representación de Julio César" de Shakespeare por parte de los presos de la cárcel romana de Rebibbia.

"Los presos se reconocen en esa trama de conjuras, traiciones, amistades, engaños... son los mismos códigos del mundo del que vienen, de la Mafia, la Camorra, la tragedia y el horror. Como dice un personaje, 'Este Shakespeare ha hablado de nosotros 500 años de que existiéramos'", explica a Efe el "pequeño" de los Taviani, Paolo, que cuenta ya 81 años, y se encuentra en España también por el homenaje que le rinden en el Festival de Cine Italiano de Madrid.

Junto con su hermano Vittorio, los Taviani se han encargado de llenar ese hueco que se abrió en el cine italiano desde esa época dorada de Rossellini, De Sica, Fellini y Visconti hasta nuestros días.

Buques insignia de una cinematografía que ha coqueteado en las últimas décadas con la esterilidad, ganaron la Palma de Oro con "Padre padrone", en 1977, y ahora vuelven a llevar su cine a la primera línea con la dualidad inteligente de su "César debe morir", que se estrena hoy en España.

Todo empezó cuando descubrieron la figura de Fabio Cavalli, un director de teatro genovés consagrado a montar obras de teatro en presidios italianos, sirviéndose únicamente de los convictos para ello.

"Fuimos a ver el espectáculo y nos encontrábamos a detenidos por homicidio o crímenes importantes que recitaban Shakespeare en dialecto. Escuchado con estos sonidos distintos se reencontraban las verdades que habíamos olvidado o incluso otras que no habíamos descubierto", asegura el codirector de "La afinidades electivas".

Pero en "César debe morir", los Taviani desdoblan el discurso y más allá de la potencia argumental de las intrigas de poder, la ambivalencia moral y la complejidad entre lo individual y lo político que trazó Shakespeare y se abren a una segunda línea de reflexión sobre la ventana de libertad que la cultura abre a los reclusos.

"Eran asesinos algunos, habían cometidos grandes crímenes, pero en el momento en el que recitaban, la pasión con la que recitaban... Nos decíamos: 'No son las mismas personas'. En quince minutos volverían a ser quienes eran, asesinos y criminales, pero en ese momento dejaban de serlo, podían cambiarse a sí mismos. Volvían a sus celdas, pero ya habían probado esa libertad", asegura el veterano realizador.

Verbigracia: Salvatore Striano, que encarna a Bruto en esta peculiar adaptación, era un delincuente juvenil que acabó con sus huesos en Rebibbia pero que, azuzado por Fabio Cavalli, encontró en el camino del teatro la redención.

Cuando fue puesto en libertad en 2006, comenzó una carrera en teatro y cine que le llevó a rodar con Matteo Garrone en "Gomorra" y con Abel Ferrara en "Napoli, Napoli, Napoli", un caso que coincide en las pantallas españolas con "Reality", también de Garrone, protagonizada por un asesino convicto, Aniello Arena.

"Su vida les lleva a reaccionar con la misma violencia ante la tragedia como hacia el júbilo", explica Paolo Taviani, a la vez que reconoce que el trato con ellos ha sido distinto que con los actores convencionales. "Les dejábamos ver el trabajo que habían rodado, algo que no haríamos ni con Marlon Brando. Pero ellos se veían y se gustaban", asegura.

"César debe morir", sobria y directa, está además rodada en blanco y negro y, curiosamente, en esa cárcel de máxima seguridad, los Taviani también se han reencontrado con su propia libertad. "Hemos hecho esta película sin una lira, sin dinero, con un equipo mínimo, con la misma inconsciencia, la misma valentía con la que rodábamos nuestras primeras películas.

"Eso creó un ambiente de libertad inconsciente de pensamiento, y ha hecho emerger de nuestro fondo nuestros amores cinematográficos del pasado. Nos venían las imágenes de Dreier, Eisenstein. No son citas, menciones, era que rodando emergían esos recuerdos del pasado amadísimo", concluye.EFE

msc/cat

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 5329811 y otros)

Mostrar comentarios