Diez minutos eternos: Así fue el cara a cara del padre de Marta con Carcaño

Antonio Del Castillo.
Antonio Del Castillo.
D. Caldentey

Salió de casa decidido, aunque su mirada ya no brilla desde que perdió a su hija hace ocho años. Antes de subir al coche fumó el último cigarro y chequeó un par de veces los mensajes más recientes de su móvil. Después le esperaba un trayecto de varias horas y un destino tan escalofriante como desesperado. Antonio del Castillo, padre de Marta, emprendió este viernes una travesía dura, terrible, pero que él consideraba necesaria. Al final del recorrido le aguardaba Miguel Carcaño, asesino confeso de la joven, aunque no tenía la certeza de que éste quisiese recibirle.

El joven cumple condena en la prisión de Herrera de la Mancha, Manzanares, en la provincia de Ciudad Real. Desde el número 3 de la calle de Argantonio, en Sevilla, donde Carcaño reside, hasta la Carretera Argamasilla de Alba, donde está situado el penal, el GPS indica que existen 358 kilómetros de distancia y que ese trayecto puede hacerse en tres horas y media de duración, si el tráfico es fluido.

Son más de 700 kilómetros de ida y vuelta a la capital andaluza. Pero Del Castillo no reparó en distancias ni en tiempos. Solo quería mirar a los ojos al rostro de Carcaño... y preguntarle (una vez más) para intentar arrancar algo que frene su desasosiego. Seguramente, con la enésima y angustiosa esperanza de que pudiera saber algo más de un aspecto que le atormenta día y noche desde 2009, cuando se produjo la desaparición de Marta: ¿dónde está el cuerpo? ¿Qué ocurrió realmente con ella?

El viaje, en definitiva, perseguía ese objetivo. ¿Cómo puede entremezclarse en la mente y alma humanas la desolación, tal vez la ira y una ínfima y remota esperanza en un caso tan dramático? Desde fuera puede sonar a contradicción, pero habría que ponerse en la piel de este hombre que está a punto de cumplir 55 años para entender y comprender, para solidarizarse y acompañarle como lo hace toda la sociedad desde hace tiempo, incrédula y estupefacta ante el tormento que él, su esposa y el resto de familiares cercanos padecen.

Algo le impulsó finalmente a emprender ese viaje. Durante los últimos ocho días había visto las imágenes de los buzos en el agua rastreando el río Guadalquivir (en vano, por enésima vez) en busca de algún indicio que pudiesen conducir a Marta."A la aventura"

Del Castillo por fin llegó a tiempo a la cárcel... a la hora que tenía prevista. Cuando se anunció en la entrada del lugar, sabía perfectamente que vulneraría una norma que sigue vigente. La Justicia dictó una orden de alejamiento para que Carcaño no puede acercarse a los familiares de Marta. A esa altura, poco le importaba. Él quería que Carcaño autorizara su visita. Como dijo, fue 'a ciegas', "a la aventura". Y aquí también cuesta creer cómo un hombre destrozado que perdió lo más preciado de su vida puede en apariencia tener la capacidad infinita de mantenerse sereno y expectante ante del deseo arbitrario de una bestia que debe decidir si quiere verle o no.

Carcaño accedió. Entonces Antonio comenzó a transitar, en soledad, los largos pasillos de un edificio vetusto y añejo. La cárcel de Herrera de la Mancha es una de las más antiguas de España que siguen activas en la actualidad. Fue construida en la década del 70. La mayoría de los 68 centros de toda la geografía nacional entraron en funcionamiento posteriormente, en los años 80 y 90.

Miguel Carcaño fue trasladado allí en agosto de 2013. Primero estuvo alojado en la cárcel de Morón de la Frontera, en Sevilla, hasta que la jueza del caso le concedió el segundo grado, y el director del centro propuso alojarlo allí. Herrera de la Mancha es tristemente célebre por otras cosas: ha sido tradicionalmente una de las prisiones donde, junto con la del Puerto de Santa María (Cádiz), están ingresados los miembros de ETA más duros de la organización.

Y hay más: José Bretón, el monstruo que quemó en una hoguera a sus hijos Ruth y José, condenado a reclusión perpetua en 2011, también cumple pena allí. Como Carcaño, aunque no estén alojados en la misma unidad, contempla los atardeceres desde el patio de la prisión con una frialdad inmensa, que sobresalta incluso a veteranos guardiacárceles del lugar.Demacrado y sin mirarle a los ojos

Una vez apostados, cada uno en su lugar -divididos por una mampara de cristal- lo primero que se encontró Del Castillo fue a un joven demacrado, que evitaba enfocarle a los ojos y mostraba su mirada gacha. Después, estrecharon sus manos. Fue un saludo de rigor, frío, aunque la manera de presentarse "respetuosamente", como explicó posteriormente el padre de Marta.

Acto seguido, casi que ni precisó preguntarle nada a su interlocutor. Carcaño (que obviamente intuyó por qué tenía esa visita delante suyo) empezó a repetir, con la voz entrecortada, la misma versión que dio en Majaloba, la finca de La Rinconada que ya fue revisada por la Policía en 2013. El hombre escuchó sin interrumpirle el relato del asesino. Le dijo que su hermano tuvo que cambiar "obligado" de sitio a Marta, que ella no está en ese río.

Contó también que su familiar "se hizo cargo de todo, que él se quedó paralizado, que el hermano fue a por el coche de su ex mujer, Rosa, que cogieron la silla para montarla en el vehículo y que su hermano fue a tiro hecho",

Por otra parte, sobre la teoría que defiende el agente de la Policía jubilado Ricardo Morente, que señala que el cuerpo podría estar en la finca situada junto a la carretera que une Sevilla con La Algaba (A-8006), Del Castillo asegura que Carcaño "le dijo que fue la carretera de La Algaba", y, "como sabemos los que vivimos aquí, a La Algaba se puede llegar por dos sitios, y él me indicó el tanatorio para adelante".

El padre de Marta también le preguntó por la teoría de Camas, a lo que el asesino le explicó que eso fue porque lo llevaron a Zaragoza, a practicarle la prueba del P300 o test de la verdad, "pero que él nunca dijo nada de Camas". Carcaño también le confirmó a Antonio del Castillo que Francisco Javier García Marín, el 'Cuco', también "estuvo allí". "El hermano (de Miguel Carcaño) lo amenazó, él ayudó poca cosa y salió corriendo".

Tras la despedida de rigor, Antonio regresó ya por la noche a su casa. Traía unas pocas certezas, como que Carcaño se arrepiente ahora de haber dicho tantas mentiras. Y poco más... el misterio sobre el lugar donde está el cuerpo de Marta y su infierno prosiguen, aunque él no está dispuesto a tirar la toalla. Como dijo después, ya no pedirá nada a la Policía y buscará como pueda, por su cuenta, alguna pista concreta.

Este domingo, en la puerta de su hogar, un periodista le preguntó cuánto había durado el encuentro con el asesino de su hija el día anterior. "No sé... no llevaba reloj", respondió serenamente el hombre, sabiendo que el tiempo -muchas veces- puede ser relativo. A veces, diez minutos pueden equivaler a toda una eternidad.

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