Testigo de cargo implica a Olmert en sobornos para un proyecto en Jerusalén

  • El principal testigo de cargo en el caso "Holyland", un polémico proyecto en Jerusalén que ha sentado nuevamente en el banquillo de los acusados al exprimer ministro israelí Ehud Olmert, afirmó en la primera audiencia del juicio que sin éste no habría sido posible la megaconstrucción.

Jerusalén, 1 jul.- El principal testigo de cargo en el caso "Holyland", un polémico proyecto en Jerusalén que ha sentado nuevamente en el banquillo de los acusados al exprimer ministro israelí Ehud Olmert, afirmó en la primera audiencia del juicio que sin éste no habría sido posible la megaconstrucción.

Identificado únicamente por las iniciales "SH.D.", el testigo confirmó las sospechas de que "sin la bendición" del entonces alcalde de Jerusalén, Olmert, y de su sucesor, Uri Lupoliansky, no habría sido posible sacar adelante un proyecto de las dimensiones que exigían los constructores y que la alcaldía no autorizaba.

"A final de cuentas, lo conseguimos por mi actividad ilícita (los sobornos). En lugar de 25.000 metros cuadrados (de construcción) logramos hacer aprobar 311.000", dijo el testigo al comenzar hoy la fase de pruebas en el tribunal de distrito de Tel Aviv.

Calificado como "uno de los casos más graves de corrupción en la historia del país", las sospechas sobre el proyecto fueron descubiertas después de que Olmert dimitió de su cargo de primer ministro, que ocupó entre 2006 y 2009.

La dimisión vino provocada por una larga serie de sospechas de corrupción de su época anterior como ministro de Finanzas y de Industria, y entre ellas las de irregularidades en la privatización de uno de los dos bancos más grandes de Israel, la facturación doble de viajes públicos, tráfico de influencias en concursos públicos y abuso de poder en nombramientos en la Administración.

Algunos de ellos acabaron sin juicio por falta de pruebas, pero fueron decisivos para que el primer ministro anunciara su dimisión y se convocaran elecciones anticipadas en febrero de 2009.

El caso Holyland, que involucra a una larga serie de acusados entre funcionarios y empresarios, se remonta al período en el que el político fue alcalde de Jerusalén, entre 1993 y 2003.

El acta de acusación refleja que durante todo el proyecto los constructores resolvieron con sobornos los impedimentos que ponían los funcionarios de la alcaldía, que acabaron aprobando excesos de construcción hasta levantarse un complejo de lujo fuera de todas las normas y estándares municipales.

En total, se pagaron sobornos por unos 10 millones de shékels (unos 2,03 millones de euros o 2,54 millones de dólares), si bien se desconoce cuánto de ese dinero llegó presuntamente a las manos del alcalde y después primer ministro.

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