The Economist critica los horarios y la baja productividad de los españoles

  • El periódico The Economist, que dedica un artículo a la anomalía horaria de España, en la que critica los horarios y sugiere al país que cambie su zona horaria.

    "El resultado es que los españoles duermen mucho menos que la media europea (41 minutos menos. Esto también hace que sean menos productivos en el trabajo", sostiene el periódico.

The Economist critica los horarios y la baja productividad de los españoles
The Economist critica los horarios y la baja productividad de los españoles

En Madrid el sol se pone una hora y 20 minutos más tarde que en Nueva York, aunque ambas están en la misma latitud. Este fenómeno se produce porque España (excepto las Islas Canarias) se encuentra en la zona horaria incorrecta.

Durante los últimos años, numerosos políticos y empresarios han introducido el debate en España sobre si se debería retrasar una hora el reloj como forma de ahorro energético y para favorecer la conciliación.

El último en subirse al carro ha sido el periódico The Economist, que dedica un artículo a la anomalía horaria de España, en la que critica los horarios y sugiere al país que cambie su zona horaria.

Para el periódico, el desfase con respecto al tiempo solar se agrava, además, por la costumbre del almuerzo largo. Esto provoca que los trabajadores salga más tarde de la oficina y que, en consecuencia, los comercios retrasen su hora de cierre para adecuarse a los horarios generales.

Por otro lado, explica el artículo, la programación televisiva también se atrasa, lo que hace que muchos espacios acaben pasada la media noche.

"El resultado es que los españoles duermen mucho menos que la media europea (41 minutos menos. Esto también hace que sean menos productivos en el trabajo", sostiene el periódico.¿A qué se debe este desfase?

Hasta el año 1942, España se encontraba en el huso horario GMT (Greenwich Mean Time). Esto quiere decir que los relojes de la Península marcaban la misma hora que hoy en día tiene Reino Unido, Portugal y las Islas Canarias. Sin embargo, fue en este año cuando el general Francisco Franco decidió adelantar el horario al GMT+1, es decir, el que tenían países como Alemania o Italia.

El objetivo de esta medida era acercarse idológicamente al país germano que, por aquella época, estaba gobernado por Adolf Hitler. Desde entonces, España mantiene un huso horario diferente al que le correspondería realmente.

Por su parte, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles lleva años pdiiendo la vuelta al horario GMT. Ignacio Buqueras, presidente de esta asociación, asegura que esta medida "mejoraría la eficiencia de la población y permitiría tener más tiempo libre en nuestro día a día".

A su modo de entender, la jornada laboral en España es excesivamente extensa, lo que genera una "falta de rendimiento". Según entiende la Comisión, España debe acercarse al estilo de vida europeo en todos los sentidos.Los horarios de las comidas también cambiarían

El cambio horario afectaría a actividades tan rutinarias como las comidas. Ignacio Buqueras considera que las empresas deberían dar a sus empleados media hora para comer. "Es más que suficiente, y así los trabajadores podrían irse antes a casa", manifiesta. A su modo de ver las principales comidas deberían iniciarse en las siguientes franjas:

- Desayuno: en torno a las 8.00 horas.

- Comida: de 13.00 a 14.00 horas como máximo.

- Cena: entre las 19.00 y las 20.00 horas.

No solo eso: una de las principales luchas de la Comisión para la Racionalización de los Horarios Españoles es el adelanto del 'prime time' de las televisiones. "Las series y programas deben acabar entre las 22.30 y las 23.00 horas como máximo", exige Buqueras.

Sin embargo, ¿sería sencillo que los españoles se acostumbren a estos cambios? "El cambio de mentalidad no es fácil, pero sí posible", apunta la socióloga de la Universidad Autónoma de Barcelona Sara Moreno. Así, asegura que con una gran implicación social y un apoyo político detrás podría llevarse a cambio una modificación gradual de las pautas de comportamiento actuales. Sin embargo, no se atreve a aventurar una fecha determinada pues, "depende de muchos factores".

A pesar de todo, para confirmar la posibilidad del cambio, Moreno pone el caso particular del reciclaje. "Hace diez años nadie se planteaba separar los residuos y, poco a poco, la costumbre va instalándose ya no sólo en los contenedores de la calle, sino en los propios cubos de cada hogar", explica. Una muestra más de cómo una sociedad implicada y con apoyo puede cambiar sus hábitos.

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