Trabajadores sexuales en China sufren frecuentes abusos policiales, según HRW

  • Las trabajadores sexuales en China -la mayoría, mujeres- sufren frecuentemente abusos policiales de todo tipo, desde palizas a detenciones arbitrarias, así como un abandono total de las fuerzas de seguridad cuando quieren denunciar un maltrato.

Pekín, 14 may.- Las trabajadores sexuales en China -la mayoría, mujeres- sufren frecuentemente abusos policiales de todo tipo, desde palizas a detenciones arbitrarias, así como un abandono total de las fuerzas de seguridad cuando quieren denunciar un maltrato.

Es la conclusión a la que llega el informe "Dejadas atrás: abusos contra trabajadoras sexuales en China", que publica hoy la organización "Human Rights Watch" desde Hong Kong y que arroja luz sobre este sector de la población en el país asiático, en el que se calcula que trabajan 6 millones de personas.

La publicación de 51 páginas recoge decenas de testimonios de trabajadoras en Pekín, bajo pseudónimos, y que relatan las situaciones a las que se ven sometidas a diario.

"Cuando impulsan una campaña y la Policía quiere ganar un poco de dinero, acuerdan con un cliente que venga y adquiera uno de nuestros servicios. Cuando empieza el servicio, el cliente llama a la Policía, que viene y nos arresta. Entonces te multan y ellos se reparten el dinero", cuenta un testimonio de la capital.

Según destaca la directora de HRW en China, Sophie Richardson, la Policía a menudo actúa como si por dedicarse a esta práctica, "las mujeres (que son la mayoría del sector) hubieran perdido todos sus derechos".

La organización insta al Gobierno chino a detener los abusos policiales y "abandonar sus leyes represivas" contra las trabajadores sexuales, pero también contra aquellos defensores de los derechos humanos que denuncian la situación.

Además de las agresiones físicas, el informe también denuncia que las mujeres se ven sometidas a encarcelamientos de hasta dos años en diversos centros de detención y sufren también maltratos en centros de salud, donde se les obliga a hacerse la prueba del VIH sin que, en ocasiones, puedan conocer los resultados.

"El Centro de Control de Enfermedades me hizo la prueba el año pasado, pero nunca me dijeron los resultados. Espero no tener sida", contó a HRW Zhangping (pseudónimo), desde Pekín.

Todo ello conlleva a que las trabajadoras no acudan a las autoridades cuando son maltratadas por clientes o por agentes del Estado, ya que cuando lo hacen, son ignoradas, precisa el informe.

HRW denuncia que Pekín ha permitido el crecimiento incontrolado de la industria del sexo en las últimas décadas, "con millones de mujeres que recurren a la prostitución como una forma de ganarse la vida", mientras mantiene oficialmente la prohibición de esta práctica, que aún trata como un delito menor punible a golpe de multas o detenciones a corto plazo.

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