Trece detenidos en una operación contra el tráfico de drogas en Valdemingómez

  • Madrid.- La Policía Nacional ha detenido en el poblado de Valdemingómez, en una vivienda que era un "búnker" con seis puertas acorazadas y cámaras, a trece personas en el transcurso de una operación que ha supuesto la desarticulación del mayor punto de venta de droga "al menudeo" en Madrid.

Trece detenidos en una operación contra el tráfico de drogas en Valdemingómez
Trece detenidos en una operación contra el tráfico de drogas en Valdemingómez

Madrid.- La Policía Nacional ha detenido en el poblado de Valdemingómez, en una vivienda que era un "búnker" con seis puertas acorazadas y cámaras, a trece personas en el transcurso de una operación que ha supuesto la desarticulación del mayor punto de venta de droga "al menudeo" en Madrid.

Según ha informado la Jefatura Superior de Policía, la operación policial "Taller" comenzó el pasado mes de julio y culminó el pasado 17 de febrero con una intervención en la que participaron más de 30 policías que entraron en una vivienda de la calle principal de la Cañada Real que funcionaba "como un centro comercial" y que estaba protegida por fuertes medidas de seguridad, ha detallado el jefe del Grupo XIV de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO).

En el momento en el que los agentes irrumpieron en la casa sorprendieron a 120 personas que estaban comprando o consumiendo droga y detuvieron a trece, entre ellas las dos cabecillas del clan, que tenían 12.000 euros guardados en una caja fuerte que tenía una apertura superior a modo de hucha.

Los agentes intervinieron este dinero, que había sido recaudado durante una sola mañana, y decomisaron 1,1 kilos de cocaína, 600 gramos de heroína y 42 gramos de hachís, así como varios objetos para practicar ritos y atraer así la buena suerte.

Por la vivienda podían pasar al día, para comprar y consumir droga, hasta mil personas, por lo que se trata de la desarticulación del mayor punto de venta de droga "al menudeo" -en pequeñas cantidades- de Madrid.

La afluencia de clientes era tal que los miembros del clan disponían de postes metálicos con cintas extensibles para ordenar a las personas en cola, y atendían durante las 24 horas del día en turnos rotatorios, en una mesa en la que había un cartel con las indicaciones que debían seguir los trabajadores y que estaba firmado por "La Dirección", ha detallado el responsable policial.

Ha explicado que los arrestados tienen entre 23 y 62 años y pertenecen al clan gitano "Los Gordos", denominado así porque eran "los que más vendían en la Cañada Real" y que se caracteriza por su jerarquización.

Todos habían sido arrestados antes y tenían numerosos antecedentes policiales, la mayoría por tráfico de drogas.

La parcela era "una auténtica fortaleza" ya que hasta llegar a la estancia donde se suministraba la droga había que atravesar seis puertas acorazadas, de más de 10 centímetros de grosor, protegidas con cerrojos de grandes dimensiones y con barras.

Además, cada una de ellas estaba custodiada por un miembro del clan que sólo las abría tras cerciorarse de que no hubiera peligro.

Tres individuos vigilaban la estancia principal, donde los clientes esperaban para adquirir la droga, y además la casa tenía varias cámaras de videovigilancia conectadas a un sistema centralizado que se podía visualizar desde una estancia anexa.

Cuando los agentes irrumpieron en la vivienda las dos cabecillas del clan se encontraban sentadas frente a una mesa con cuatro platos que contenían hachís, cocaína, heroína y una mezcla de estas dos últimas, y eran ayudadas por dos mujeres que se encargaban de empaquetar las dosis.

Las vendedoras tenían sobre la mesa un cesto de mimbre en el que depositaban los billetes y las monedas hasta que se llenaba, momento en el que introducían parte de los billetes en una caja fuerte en cuya parte superior habían hecho una abertura a modo de hucha, para facilitar la operación.

Los miembros del clan eran muy supersticiosos y una de las habitaciones estaba dedicada a rituales relacionados con la magia negra, con vasos llenos de líquidos, puros a medio consumir y hatillos con diferentes objetos, supuestamente para celebrar ritos que atrajesen buena suerte para el negocio.

Tras la operación policial, la casa ha sido derribada por orden judicial.

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