Burgos, 1 jul.- El diestro burgalés Jesús Martínez "Morenito de Aranda" salió hoy triunfador del cuarto festejo de la Feria de San Pedro y San Pablo de Burgos, al cortar tres orejas y abrir así la Puerta Grande del coso del Plantío.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados pero muy justos de fuerza y raza. Primero y quinto, pitados en el arrastre. La única excepción fue el tercero, con clase y buen son.
Enrique Ponce: pinchazo y estocada (silencio); y pinchazo y estocada (oreja tras aviso).
José María Manzanares: estocada (oreja); y estocada (silencio).
Jesús Martínez "Morenito de Aranda": gran estocada (dos orejas); y estocada (oreja).
La plaza tuvo tres cuartos de entrada en tarde soleada y con ligera brisa.
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ENGRANDECIDO ENTRE FIGURAS
El primero de Ponce se cobró volatín nada más hacerse presente en el ruedo, que hicieron menguar aún más sus justas fuerzas, llegando a la muleta casi sin fuelle, motivo por el que el valenciano, pese a intentarlo por uno y otro lado, no pudo hacer nada.
Ponce brindó al público la faena al cuarto como antesala a una faena mucho más animosa, que tuvo su mayor fundamento en el toreo al natural, de mucha clase y elegancia. Siguió con ajustados derechazos para epilogar labor con pases a pierna quebrada de notable torería. Cortó una oreja.
Manzanares tuvo en primer lugar un toro que no andaba nada sobrado de fuerzas, al que entendió a la perfección para diseñar una labor de suma delicadeza en tandas de elegantes y despaciosos naturales. Faena de menos a más, gracias al esfuerzo y oficio del alicantino, que culminó su labor con extraordinarios redondos. Estocada a la primera, y oreja para él.
El quinto apenas tuvo nada dentro, doblando las manos hasta en seis ocasiones, y prácticamente no hubo forma de sacar faena a pesar de la voluntad de Manzanares.
El torero de la tierra, consciente de la responsabilidad que supone torear en casa, salió a por todas en su primero, al que saludó con una larga cambiada en el tercio, brillando a continuación con un quite por chicuelinas.
Igual de entregado prosiguió con la muleta, al iniciar faena con las dos rodillas en tierra, corriendo la mano con gusto y soltura. Tomó la mano izquierda Morenito para recetar naturales de buena ejecución, que fueron reconocidos por el respetable. Un final con ajustados circulares invertidos y una gran estocada le permitieron pasear las dos orejas del "cuvillo" más potable de la corrida.
El que cerró plaza no tuvo la misma clase que su antagonista anterior, y Morenito, que manejó con gracia el capote a la verónica, llevó a cabo una faena más que decorosa sobre ambas manos. Cerró faena con desplantes y, nuevamente, volvió a agarrar otra certera estocada, salvoconducto para pasear otro apéndice. EFE
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