Un buque militar y la familia arropan a Romney al anunciar a su mano derecha

  • Con música y escenografía propias de un filme patriótico, el aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, presentó hoy en sociedad a su número dos, Paul Ryan, protegido por la familia de ambos y observado por un buque militar de 40.800 toneladas y 270 metros de eslora.

Damià S. Bonmatí

Norfolk (EE.UU.), 11 ago.- Con música y escenografía propias de un filme patriótico, el aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, presentó hoy en sociedad a su número dos, Paul Ryan, protegido por la familia de ambos y observado por un buque militar de 40.800 toneladas y 270 metros de eslora.

Cuando Andrew Drew, un jubilado de 63 años, decidió asistir a este mitin en Norfolk, ciudad con la mayor base naval del mundo, no sabía que sería el acto elegido para anunciar al compañero de cartel de Romney, candidato republicano a la presidencia de EE.UU.

Pero el viernes por la noche, nueve horas antes del evento, la campaña republicana avanzó que Norfolk (Virginia) era el lugar elegido para el anuncio.

Ya hoy de madrugada se desataron los rumores sobre Paul Ryan y a primerísima hora de la mañana llegó la confirmación a decenas de miles de suscriptores de una aplicación móvil del partido.

"Lo supe a las dos de la mañana, mi madre me mandó un mensaje de texto", admitía un joven asistente al acto.

Y pese a que a las ocho de la mañana ya era un secreto a voces, Romney no renunció a la solemnidad del anuncio y a una escenografía de película.

Ante el océano y en plena base naval, el aspirante republicano salió del interior del buque de guerra USS Wisconsin, con corbata y camisa blanca arremangada.

"Hoy damos un paso más adelante para restaurar la promesa de América al anunciar a mi compañero de cartel y candidato a vicepresidente, Paul Ryan", proclamó.

La organización repartió centenares de banderillas estadounidenses antes de comenzar el acto, que fue presidido por una enorme bandera del país colgada en un velero, para el que podría haber servido perfectamente como vela.

El anuncio respiró en ocasiones un aire más institucional que de partido. Faltaron manos para contar las banderas, pero con los dedos de una sola se pudo hacer recuento de los carteles de la campaña de Romney.

Para Eysic Thompson, un exmilitar que asistió al mitin, es un asunto de Estado. "Si (el presidente Barack) Obama vuelve a ser elegido, en diez años Estados Unidos será un país tercermundista", alertó.

El flamante candidato a la Vicepresidencia repitió la fórmula de su líder: Ryan salió del portaaviones y consiguió numerosos juegos de banderas entre los varios miles de personas concentradas a las puertas de un museo naval de Norfolk.

Lo escuchó con atención detrás del escenario Romney, con cara de mentor orgulloso de su discípulo, que aplaudía efusivamente y comentaba detalles con su esposa, Ann.

"Defiendo que vengan aquí con sus familias y que salgan al escenario, así vemos que son gente normal", comentó Karyl Kern, una vecina de Virginia Beach, después de los discursos.

Tanto Romney como Ryan recurrieron a sus familias: el exgobernador de Massachusetts subió al escenario a su esposa y algunos de sus 18 nietos, mientras que su número dos presentó en sociedad a su mujer y a sus tres hijos.

Fue precisamente la familia quien advirtió a Romney de que, involuntariamente, había roto la solemnidad del acto al presentar a su número dos como "el futuro presidente de Estados Unidos".

Advertido del error por sus círculos íntimos, subió de nuevo al escenario para dejar claro que no se había equivocado confiando en Paul Ryan, pero sí al presentarlo como el "futuro presidente".

En esta ocasión, el candidato a la Vicepresidencia no siguió el ejemplo de su líder, aunque rio nerviosamente ante alguna interlocución de los asistentes, algo muy corriente en los mítines tanto republicanos como demócratas.

En lo que sí distan ambos partidos es en el perfil de asistente a sus discursos de campaña, al menos en Virginia.

Mientras el presidente Barack Obama ha llenado varias veces en los últimos meses salas del estado de Virginia de población eminentemente negra, los republicanos atrajeron hoy sobre todo a familias blancas.

De hecho, una de las pocas asistentes afroamericanas, Carol Pretlow, contó que "era independiente", que votó a Obama en 2008 y que está interesada por cómo los republicanos reducirían el déficit federal, la especialidad política de Ryan.

Inmerso en una gira de varios días por estados indecisos, Romney dejó atrás la base naval y comió en la Virginia interior, en el pequeño pueblo de Ashland, que lo recibió con centenares de carteles oficiales de la campaña.

Richard Bayard, consultor de ingeniería, lucía uno más rudimentario, diseñado e impreso por él mismo un par de horas antes, con el lema "Romney-Ryan".

Unas horas después del anuncio del número dos republicano, este estadounidense estaba a la espera de que se impriman los que oficialicen el tándem conservador.

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