Una 'exmiss' estadounidense, la última esperanza de los presos en Afganistán

  • En los últimos tres años, Kimberley Motley ha defendido a casi todos los extranjeros que han dado con sus huesos en cárceles afganas. El último caso que ha llegado a las manos de Miss Wisconsin 2004 es el de una joven local de 21 años violada por el primo de su marido y que se enfrenta a 12 años de cárcel, acusada de adulterio.
Una 'exmiss' estadounidense, la última esperanza de los presos en Afganistán
Una 'exmiss' estadounidense, la última esperanza de los presos en Afganistán
Motley Legal
Roberto Arnaz

La sabiduría popular afirma sin pudor que "todas las miss son tontas". Sin embargo, la estadounidense Kimberley Motley se ha encargado de desmontar ella sola esta perla machista. Motley, ganadora del concurso Miss Wisconsin 2004, se armó de valor y en 2008 se trasladó a Kabul (Afganistán) para convertirse en la última esperanza de los presos del país, la fina línea que separa la libertad de pudrirse el resto de sus días en alguna de las peores prisiones del planeta.

'Kim', como todos los expatriados residentes en Afganistán la conocen, no es una experta en derecho internacional al uso. Creció en un barrio marginal, se pagó su educación universitaria gracias a los concursos de belleza y cuando parecía que había logrado su sueño de montar un despacho de abogados, hizo las maletas y se trasladó a la capital afgana. En estados Unidos dejó a su marido y a sus tres hijos, que creen que su mamá es una espía como las de las películas.

Motley llegó hace tres años a Kabul para participar en un programa de ayuda del Departamento de Justicia estadounidense. Viajando por el interior del país vio la situación de indefensión en la que se encontraban los jóvenes, las mujeres y los extranjeros, y decidió quedarse para ayudar a toda esa gente atrapada en el arcaico sistema penitenciario afgano.

En los 36 meses que lleva en Kabul ha sufrido innumerables amenazas de muerte y violación, pero ha superado el miedo, ganándose el respeto de sus compañeros de profesión. Y, a pesar de que cuando llegó apenas tenía tres años de experiencia en el ejercicio de la abogacía, ha pasado a ser la letrada de referencia para las embajadas estadounidense, británica, italiana, noruega, alemana y canadiense.

Su caso más notorio hasta la fecha es el del soldado británico Bill Shaw, que pasó cinco meses en la peligrosa prisión de Pul-e-charki por intentar sobornar a un oficial de policía afgano que había inmovilizado dos vehículos militares. Motley le sacó de aquel agujero. También consiguió rescatar del corredor de la muerte a un ciudadano australiano acusado de matar a su socio local durante una disputa comercial en Kabul.

Sin embargo, su especialidad son los casos de tráfico de drogas. "Uno de cada 10 detenidos por estos cargos son mujeres extranjeras a las que no permiten llamar a casa y pasan años incomunicadas", ha explicado la abogada en una entrevista con la televisión Australiana ABC, en la que también relató que la mayoría de las detenciones se producen en el aeropuerto de Kabul "entre viajeros que son utilizados como 'mulas' las mafias".  

En un país en el que dos de cada tres encarcelados sufren torturas, Kim Motley se ha convertido en una especie de ángel de la guarda, algo que, unido a su condición de mujer, no gusta demasiado en el todavía corrupto sistema judicial afgano. "Recibo amenazas de violación casi a diario", asegura. "Si fuera hombre serían amenazas de muerte, aunque de esas también recibo", bromea.

Una mujer en un mundo de hombres

Sus continuas críticas sobre la corrupción imperante en el sistema judicial afgano le han granjeado la enemistad del Gobierno presidido por Hamid Karzai hasta el punto de que el fiscal del distrito de Kabul ha amenazado con arrestarla en varias ocasiones. Pero, de momento, Motley ha conseguido evitar que cumpliese con su bravuconada.

Eso sí, para ganarse el favor de los jueces locales, la valiente abogada estadounidense se ha visto obligada a renunciar a las faldas, los vestidos o cualquier prenda ajustada. "Necesito parecerme lo más posible a un hombre", asegura la esbelta abogada de 36 años, que afirma que "los hombres del tribunal me hacen más caso cuando llevo velo, mientras que cuando me lo quito se muestran poco respetuosos".

Su último desafío a las autoridades pasa por solicitar el indulto presidencial para una mujer afgana encarcelada en 2009, y condenada a 12 años de prisión, por adulterio tras haber sido violada por el primo de su marido.

Inicialmente la joven Gulnaz, de sólo 21 años, fue sentenciada a dos años de cárcel, pero tras revisarse el caso se elevó la pena a 12 años. Una apelación la semana pasada provocó que se recortara la condena a tres años. El violador fue igualmente condenado a 12 años de prisión, pena que se redujo a siete años.

Pese a que no es su especialidad, Kim Motley decidió defender a Gulnaz para que el mundo volviera la vista a los retos a los que se enfrentarán las mujeres afganas a partir de la retirada de las tropas internacionales, prevista para 2014.

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