Uno de los asesinos de un juez italiano identificado 32 años después

Rocco Schirripa fue detenido en esta jornada por el asesinato en 1983 del fiscal de Turín Bruno Caccia, y ahora está encarcelado en Milán (Lombardía).

Schirripa fue identificado gracias a una carta anónima enviada por los investigadores a Domenico Belfiore, comandatario del crimen y uno de los jefes de la Ndrangheta (mafia calabresa) en el Piamonte. Arrestado en 1993 y condenado a cadena perpetua, Belfiore se encuentra actualmente en arresto domiciliario a causa de su estado de salud.

Esta carta anónima contenía una fotocopia de un artículo de prensa publicado en 1983 y que trataba sobre la detención de Belfiore y, en el reverso de la misma, los investigadores escribieron el nombre de Rocco Schirripa, sospechoso de ser uno de los ejecutores, sin contar con la absoluta certeza.

De esta manera se buscaba provocar reacciones de Belfiore y otros. Escuchas telefónicas permitieron confirmar efectivamente las sospechas sobre la participación de Schirripa en el asesinato.

La investigación fue coordinada por la fiscalía de Milán, y en particular por la célebre fiscal Ilda Boccassini, conocida por haber presentado las acusaciones en varios juicios contra el exjefe de gobierno Silvio Berlusconi.

Schirripa era un "soldado" a sueldo de la familia Belfiore, integrante de la mafia Ndrangheta. El juez Bruno Caccia, que investigaba las actividades criminales de esta mafia calabresa en el Piamonte, fue asesinado en 1983 con 14 disparos de pistola en una colina de las afueras de Turín.

El asesinato de este respetado juez por su ejemplar probidad tuvo lugar en los famosos "años de plomo", marcados por la acción de las Brigadas Rojas, cuyas metodologías eran consideradas "terroristas". La hipótesis de un asesinato político fue la primera evocada, antes de que se explorara la pista mafiosa.

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