Viaje de Obama: un aire fresco sin consecuencias en Cuba

El Barack Obama bonachón que proclamó el fin de la Guerra Fría encandiló a muchos cubanos, pero otros vieron a un adversario seductor: el efecto Obama tendrá pocos efectos en la vida diaria, aunque ya logró agrietar la opinión monolítica en la isla.

El primer presidente de Estados Unidos que visitó Cuba en 88 años, trajo un aire fresco al debate cubano sobre las tormentosas relaciones que tuvieron los dos países en más de medio siglo.

Obama participó en un sketch con Pánfilo, el comediante más famoso en Cuba, saludó con el popular '¿qué bolá? (¿qué tal?); logró que Raúl Castro participara en una rueda de prensa, elogió a los disidentes y ofreció un discurso televisado en que soltó varias frases en español.

"Él hablaba como si fuera un cubano más: ¿que bolá?, ¿como está la cosa?, !vamos a luchar!, vamos a echar pa'lante, son cosas que él expresó muy claro", comentó Cley Poll, de 41 años, quien se mueve en silla de ruedas por el centro histórico.

Caridad Moreno, de 71 años, quien intentó sin éxito ver a Obama cuando recorrió la zona colonial, también saludó el estilo fresco del mandatario.

"Me gustó todo lo que dijo Obama, porque trató todos los problemas que tenemos aquí. Fue un mensaje claro, en el que sentimos que Obama siente una gran amistad por el pueblo cubano y quiere ayudarnos realmente", dijo.

Con su mensaje de reconciliación y de cambio, Obama se acercó a una población cubana que por generaciones escuchó hablar pestes de la mayoría de los mandatarios estadounidenses.

Y lo hizo con una desenvoltura y un manejo de la comunicación que hasta la prensa oficialista tuvo que reconocerlo.

"La visita de Obama a Cuba fue una clase magistral de marketing político al cual estamos muy poco acostumbrados los cubanos", afirmó este miércoles la televisión estatal en un editorial sobre la visita. "¿Logró despertar simpatía dentro del pueblo cubano? Ese no es el objetivo de este análisis", conluyó.

La prensa estatal y un sector de la población, en cambio, pusieron el foco en las acciones de Estados Unidos para normalizar las relaciones después de que estuvieron rotas por más de medio siglo.

Obama "es un hombre que tiene un hablar muy bonito, pero al final son palabras. Otra cosa es la realidad, definitivamente Obama llegó y se fue de Cuba y el bloqueo sigue allí", cuestionó Estrella Mora, jubilada de 61 años.

El mandatario de Estados Unidos, que extendió una "mano de amistad" a Cuba y proclamó que su visita enterraría los "últimos vestigios de la Guerra Fría", no tuvo mucho más que ofrecer después de que en el último año su gobierno alivió algunas restricciones del embargo.

El castigo económico que "hiere" a los cubanos, según describió Obama, solo puede ser levantado por el Congreso de mayoría republicana, pero las autoridades insisten en que el mandatario podría hacer más para minimizar su impacto.

"Cuando entró a la presidencia yo dije: me parece que ese mulatico va a ser el perfecto para que nos quite el bloqueo. Ahora espero que lo que él dijo sea realidad", dijo Marielena Cabrera, ama de casa de 68 años.

Obama habló también a favor de las libertades democráticas y se reunió con opositores que reconocieron su mensaje, aun cuando algunos hubieran preferido una posición más contundente frente al gobierno de Castro en materia de derechos humanos.

"Él pidió democracia, derechos humanos, libertades, de una forma muy diplomática. A nosotros nos hubiera gustado que fuera más directo", señaló a la AFP Guillermo Fariñas, premio Sajarov 2010.

El disidente José Daniel Ferrer consideró que pese a los llamados de Obama, el gobierno de Castro hará "oídos sordos".

De su lado, Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, opinó que Obama dejó una muy buena impresión en los cubanos.

"Pero ya los órganos de propaganda del gobierno de Cuba comenzaron a desdibujar los términos del discurso de Obama, lo cual es preocupante", declaró a la AFP.

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