Y ahora, los municipios: denuncia a estos 8 pueblos por tener nombres franquistas

    • El abogado que denunció al Ayuntamiento de Madrid por incumplir la ley de Memoria Histórica en el callejero exige ahora que se cambie el nombre de 8 localidades.
    • Según Eduardo Ranz, los nombres de esos pueblos, entre los que se incluyen la palabra 'caudillo' incitan al odio.
Señal de tráfico a la entrada del municipio de Llanos del Caudillo
Señal de tráfico a la entrada del municipio de Llanos del Caudillo

El alcalde del pueblo manchego de Llanos del Caudillo tendrá que explicar a los tribunales por qué su pueblo lleva el nombre del título con el que se conoció al general Franco.

El abogado Eduardo Ranz, que ya había demandado al Ayuntamiento de Madrid por incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica en sus calles, se ha propuesto borrar de la faz de España cualquier nombre de municipio que recuerde a Franco o a sus colaboradores.

Tiene en el punto de mira a ocho pueblos. Además del citado alcalde de Llanos del Caudillo, localidad de 739 habitantes en la provincia de Ciudad Real, mañana denunciará por incitación del odio a otros siete responsables municipales por los nombres que llevan sus pueblos.

Se trata de Queipo de Llano (Sevilla), Bembézar del Caudillo (Córdoba), Villafranco de Guadalhorce (Málaga), San Leonardo de Yagüe (Soria), Alcocero de Mola (Burgos), Quintanilla de Onésimo (Valladolid), Villafranco del Guadiana (Badajoz), Guadiana del Caudillo (Badajoz), Alberche del Caudillo (Toledo) y Águeda del Caudillo (Salamanca).

Se trata de pueblos muy pequeños, en casos minúsculos o incluso abandonados, cuya población oscila entre los 30 y los 3000 habitantes. Lo cual no es eximente, en opinión de Eduardo Ranz, para que mantengan esa denominación: "No existe mayor exaltación de la dictadura que mantener el nombre de los máximos exponentes de la guerra civil, en el apellido del pueblo, y por tanto, no existe mayor incumplimiento de la norma", ha declarado a la agencia Efe.

La denuncia también será presentada en la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), a la que solicitará también cualquier subvención o derecho por pertenecer a la FEMP.

Llanos del Caudillo fue un pueblo de nueva colonización tras la Guerra Civil. Consciente de las reminiscencias políticas de su nombre, realizó hace años una votación para quitar el cuestionado apellido del pueblo y ganó el 'no'. Fue el mismo caso de Guadiana del Caudillo, que en 2012 realizó una consulta popular y los vecinos, por 495 votos de 817 votantes (el pueblo tenía en aquel momento una población de 2.530 personas) también se negaron a cambiar. Esta localidad pacense también fue creada 'ex novo' al final de la década de los 40 del pasado siglo. También fue el caso de la pendanía malagueña de Villafranco de Gualdalhorce, fundada en los años 50. En la actualidad cuenta con poco más de 700 habitantes.

Donde no se ha preguntado nada ha sido en el poblado de Queipo de Llano (Sevilla), porque ya no queda nadie a quien preguntar. Se creó durante la Guerra Civil impulsado por el general que le dio el nombre, para cultivar arroz en las Marismas del Bajo Guadalquivir. Actualmente está prácticamente abandonado y ni siquiera el INE lo cuenta para sus estadísiticas de población.

Una historia más longeva es la del soriano pueblo de San Leonardo de Yagüe, cuya existencia se remonta a los siglos X u XI. En la Edad Media estuvo rodeado de una muralla de la que queda solo un arco. Cuenta con un castillo del siglo XVI y una iglesia de estilo herreriano un siglo posterior. Este pueblo adquirió el apellido 'de Yagüe' por ser el lugar donde nació uno de los generales más cercanos a Franco. De igual modo, el pueblo Quintanilla, en Valladolid, vio nacer a Onésimo Redondo, fundador de las JONS, el partido que se fusionó con la Falange Española en 1933 y que tres años después sería el principal soporte político de Alzamiento Nacional.

Algo parecido ocurrió con pueblo burgalés Alcocero, que recibió el sobrenombre 'de Mola' porque en su término municipal se estrelló el avión que conducía al general Emilio Mola, destacado caudillo de la sublevación militar, el 3 de junio de 1937.

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