Yingluck batalla por su reelección y la reconciliación de Tailandia

  • Adorada por sus seguidores y denostada por la oposición, Yingluck Sinawatra batalla por la reelección como primera ministra y la reconciliación de una sociedad tailandesa cada vez más dividida en dos bandos enfrentados.

Bangkok, 29 ene.- Adorada por sus seguidores y denostada por la oposición, Yingluck Sinawatra batalla por la reelección como primera ministra y la reconciliación de una sociedad tailandesa cada vez más dividida en dos bandos enfrentados.

Después de pasar a la historia como la primera mujer en dirigir el país, la mandataria se ha mostrado conciliadora con la oposición al ofrecer, una y otra vez, el diálogo como salida al atolladero político en el que se encuentra el país.

Desde el pasado octubre, la primera ministra interina se ha enfrentado a una serie de manifestaciones antigubernamentales en las que han muerto de momento diez personas y más de 500 han resultado heridas.

En noviembre, una decena de parlamentarios del opositor Partido Demócrata decidieron dejar sus escaños en el Legislativo para llamar a la desobediencia civil y radicalizar las movilizaciones con el fin de provocar la caída del Ejecutivo de Yingluck.

El detonante de esta rebelión antigubernamental fue el proyecto de ley promovido por la Administración para amnistiar a decenas de políticos y activistas condenados o imputados desde el 1 de enero del 2004 hasta agosto del presente año.

La medida incluía a manifestantes y políticos acusados por las protestas de distinto signo en los últimos años, así como a Thaksin Shinawatra, el hermano mayor de Yingluck quien fue depuesto como primer ministro en 2006 por un golpe de estado militar.

Desde entonces, miles de manifestantes han exigido la dimisión de Yingluck con marchas por la ciudad, ocupando edificios gubernamentales e incluso sitiando de manera pacífica frente al hogar de la mandataria en Bangkok.

No obstante, la actual jefa del Gobierno interino ha mostrado una actitud batalladora al negarse, en ocasiones entre lágrimas, a dejar el puesto que obtuvo de manera amplia en las elecciones generales de 2011.

Nacida el 21 de junio de 1967 en Chiang Mai (norte), la novena y última hija de un influyente clan familiar de ascendencia china que adoptó el apellido tailandés Shinawatra en 1938, Yingluck llegó a la política tailandesa de mano de su hermano Thaksin a los 43 años y con nula experiencia en el ruedo político.

La fotogénica mandataria, de apariencia jovial, se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad de Chiang Mai y en 1990 obtuvo el doctorado en la Universidad de Kentucky, en Estados Unidos.

A partir de entonces su vida profesional se centró en la gestión de las compañías familiares, bien como directora de la operadora de telefonía móvil AIS o la presidenta del grupo de empresas del sector inmobiliario SC Asset Company, hasta saltar a la arena política.

Considerada una buena alumna del efectivo estilo populista que aupó a su hermano al poder, una de sus primeras intervenciones tras la victoria electoral fue para prometer una subida del salario mínimo.

Precisamente estas medidas de corte popular, como las ruinosas subvenciones al arroz, le han granjeado una ferviente animadversión en sus contrincantes políticos que la ven como la marioneta de su hermano Thaksin, quien, según la oposición, gobierna el país desde el exilio.

Yingluck rechaza la versión de sus detractores de que es un títere de su hermano, que es 18 años mayor que ella, aunque admite que habla con él a menudo acerca de estrategias políticas.

Aquel golpe de estado que depuso al Gobierno de Thaksin, sumió a Tailandia en una profunda crisis política que cada uno o dos años desemboca en manifestaciones de partidarios o detractores de este que han causado decenas de muertos e importantes pérdidas económicas.

Desde el 2008, Thaksin vive a lomos entre Dubai y Londres, donde elude una condena de dos años de prisión por corrupción.

Mostrar comentarios