Conoce el pueblo donde se esconde el mágico mundo de las hadas tras sus diminutas puertas

    • Los niños de Ann Arbor, el famoso pueblo de Michigan, pueden cantar esa frase de la película de Peter Pan: ''Yo creo en las hadas, yo creo, sí creo''. Y con razones...
    • Todo comenzó en 1993, cuando el escritor de libros infantiles, Jonathan B.Wright, mientras reformaba su casa decidió construir tres puertecitas de hadas para sus hijas.

Unas pequeñas puertas han invadido las calles y casas de Ann Arbor, un pequeño y famoso pueblo de Michigan, sede de la prestigiosa universidad estatal. Pero por esas puertas no cabe una persona, ni si quiera un niño, por no caber, no cabe ni un gato...

Estas minúsculas puertas son conocidas como 'Fairy Doors'(las puertas de las hadas en inglés). El padre y autor de libros para niños, Jonathan B.Wright, asegura que detrás de esas puertas hay un mundo mágico donde todas las hadas, incluida Campanilla, revolotean felices.

Un portal por donde, si tuviéramos el tamaño adecuado para entrar, nos podríamos adentrar en la dimensión de las hadas. Un mundo donde las hadas cuidan el sueño de los niños y de las niñas, donde estos seres se preocupan de espolvorear la sustancia mágica que lleva a todos los niños al viaje de la imaginación...

Estas diminutas puertecitas llenan los edificios del pueblo, de los restaurantes y tiendas. Empezó siendo una tendencia en el año 2005 y rápidamente se hizo popular. Ha surgido algo así como una especie de culto entre los habitantes del lugar, que lo han convertido en costumbre para decorar las entradas de sus casas.

Todo comenzó en 1993, cuando el escritor de libros infantiles, Jonathan B.Wright, que en ese momento estaba haciendo arreglos en su casa, decidió construir unas puertecitas de las hadas para sus hijas. Una en la chimenea y otras dos en la cocina.

Pasaron diez años hasta que decidió hacerlo público. Ya popularizada el arte de las puertecitas, el 7 de abril de 2005 apareció la primera puerta de hadas en un lugar público, en el local de café y té Sweetwater.

Diez días después, la tienda Peaceable Kingdom seguiría sus pasos. Pero el dueño de la tienda quiso llegar un poco más allá, y construyó una habitación tras la puerta. En la habitación no hay nada mágico sino una réplica en miniatura de la misma tienda, que se puede ver desde unas pequeñas ventanas dentro de la tienda.

De las diez puertas de hadas en edificios públicos de Ann Arbor, siete aún existen en los alrededores de la zona centro, pero la idea se ha extendido a otras ciudades cercanas. Los niños locales dejan regalos para los pequeños habitantes que hay tras las puertas: algunos centavos, dibujos, paquetes pequeños, dulces y pequeñas notas.

La magia se encuentra donde las personas crean en ella, estas puertecitas llenan la cabeza de ilusiones e historias fantásticas a los niños de Ann Arbor, que, como niños que son, no necesitan nada más para creer en los sueños.

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