El decimonónico género del cuaderno de viajes se consolida con éxito en cómic

  • Los cuadernos de viaje, un viejo género que grandes artistas como Paul Gauguin popularizaron en el siglo XIX, llevan unos años instalados con éxito en el mundo del cómic de la mano de dibujantes que no olvidan sus lápices cuando salen de sus casas y que a veces acaban convertidos en desveladores álbumes.

Barcelona, 14 abr.- Los cuadernos de viaje, un viejo género que grandes artistas como Paul Gauguin popularizaron en el siglo XIX, llevan unos años instalados con éxito en el mundo del cómic de la mano de dibujantes que no olvidan sus lápices cuando salen de sus casas y que a veces acaban convertidos en desveladores álbumes.

El Salón del cómic de Barcelona, que hoy cierra sus puertas, ha dedicado estos días un espacio a mostrar este fenómeno a través de una exposición donde se han utilizado como paredes para exhibir las páginas y originales de diversos autores cuatro gigantes maletas asignada cada una a los continentes más visitados y otra dedicada especialmente a los trabajos sobre España.

El responsable de exposiciones del certamen, Toni Guiral, considera que se trata de un soporte de reminiscencias románticas: aquellos cuadernos que botánicos y otros científicos portaban en encima en sus expediciones y en los que además de anotaciones incluían dibujos detallados de la fauna, la flora y de los habitantes de lugares exóticos que pisaban.

"Tiene mucho de eso, porque lo que hacen ellos en realidad es un análisis, cuando viajan no sólo dibujan sino que toman notas, una introspección a la que aplican sus reflejos", comenta el comisario.

Estos viajes se realizan por los más variados motivos: por placer, un encargo o por causas personales o periodísticos, y en algunos casos se trata de narraciones dramatizadas, en su mayoría biográficas, inspiradas en cosas que les ocurrieron a los propios autores, en donde no sólo hay historieta sino también mucha ilustración.

"Por ejemplo, Guy Delisle es capaz de transcribir experiencias suyas en formato de cómic y hacerlas creíbles, y lograr además que te identifiques con lo que está pasando", señala Guiral.

La lista de autores que se han apuntado a esta corriente es amplia, además del exitoso Delisle, entre los autores extranjeros hay obras de Craig Thompson cuyo "Carné de viaje" (Astiberri) donde además de su paso por ciudades como Barcelona o París se recoge el proceso de documentación gráfica que realizó en Marruecos para su posterior obra "Habibi".

Entre los españoles sobresalen el asturiano Alfonso Zapico con "La ruta de Joyce", el "making of" de "Dublinés" (premio nacional de cómic en 2012, así como el "Ometepe" de Javier de Isusi, cuyas acuarelas se dejan llevar por las leyendas populares de esta isla nicaragüense, un conjunto de obras editadas en Astiberri, una editorial que parece haberse especializado en este género.

"Emotional World Tour" de Paco Roca o la premiadísima "María y yo" de Miguel Gallardo, son otros ejemplos de estos cuadernos entre los autores de mayor renombre, una lista a la que hay que sumar firmas de recién llegados, pero de una fuerza enorme: el "Tokio Sanpo" de Juan Berrio (Sin Sentido), una obra seleccionada para los premios del salón, y que sirve de aperitivo para cualquiera que quiera bajar a la capital nipona.

Para Liniers, el autor de Macanudo, que también ha cultivado este género, que inició sin intención de que llegara a publicarse, ha visto como los viajes de su alter ego "conejo" son ahora una de sus obras más apreciadas.

"Me puse dos reglas: ni escribir bien, ni dibujar bien, tenía que ser algo casual, que quedará como lo más cercano a mí, que fuera lo más parecido a charlar conmigo. No importa que sea autobiográfico o no, sino que resulte interesante, porque en caso contrario todo puede sonar a lo mismo", remarca a Efe el autor argentino.

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