El excesivo poder que le damos a los servicios en línea

  • Nunca nos fijamos al darnos de alta, pero siempre se reservan unos derechos sobre nuestras cuentas y nuestros datos que ni el más despótico monarca absoluto
Wicho/Microsiervos

Cuenta hoy Robert Scoble el caso de Ray Slakinski, un amigo suyo que lleva en Twitter desde 2006, y que ha visto como la empresa eliminaba su perfil sin avisarle de nada y sin opción a recurso salvo un correo automático sin detalles algunos acerca de si y cuando podría recibir una respuesta a su consulta acerca de los motivos del borrado.

A esta horas Ray ya ha recuperado su cuenta, probablemente gracias a que Scoble es una persona muy seguida en Internet, lo que sin duda ha hecho que esta historia haya llegado a los oídos adecuados en Twitter.

Al parecer el origen de todo fue un tweet en el que bromeaba acerca de vender su cuenta, algo que los términos de uso de Twitter prohiben expresamente.

En cualquier caso, Ray ha tenido suerte porque al parecer el borrado de cuentas en Twitter tiene marcha atrás y todos sus antiguos tweets siguen estando ahí después de que su cuenta haya sido reinstaurada.

Pero eso es algo que, por increíble que parezca, no pasa, por ejemplo, con Flickr.

Si en Flickr alguno de los administradores con poderes para hacer tal cosa decide borrar una foto de la colección de un usuario se pierden irremediablemente no esta, de la que probablemente el usuario tenga copia, sino toda la información a mayores como notas y comentarios que se hayan ido pudiendo añadir con el tiempo. Sí, irremediablemente, porque la opción de borrado de Flickr no tiene opción de deshacer.

Y si lo borrado es la cuenta entera del usuario el desastre ya puede ser mayúsculo, aún cuando haya sido por un error o por una decisión discutible, y no digamos si el borrado es de un grupo entero, como sucedió con deleteme uncensored, un grupo con más de 5.000 entradas y 3.000 miembros que fue eliminado de la noche a la mañana porque por lo visto alguien en Flickr decidió que violaba las condiciones del servicio.

Internet puede ser todo lo libre que queramos, pero no deja de ser curioso como día tras día le damos permiso para hacer cosas de este calibre a los servicios que más amamos y usamos, y no sólo a los dos mencionados aquí, cosas que serían inaceptable en cualquier país democrático del mundo.

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