Mario Trimarchi, el arquitecto que forja el alma de las cosas

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Mario Trimarchi es arquitecto y diseñador, pero también un pensador original que postula el advenimiento de una nueva era en la que los objetos de los que nos rodeemos, y también nuestra percepción de ellos, experimentarán una transformación radical. Sobre las cenizas de su funcionalidad menguante se revelará, a través de la estética, el alma de las cosas. La invitación del Instituto de Cultura Italiano en Barcelona, en la 3ª edición del Italian Design Day, promovido por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Italiano, nos permite hablar con él.

¿En qué momento el objeto se ha hecho, como usted dice, prescindible?

Nuestras casas, hasta hace poco, estaban llenas de libros y discos, de cámaras fotográficas, cadenas de música, radios, televisores, relojes... Hoy puedo saber qué hora es en cualquier parte del mundo, escuchar música, ver una película y hacer fotografías sin utilizar esos productos que tanto habían contribuido a crear la historia del diseño. Un objeto hoy es importante solo si logra provocar un cortocircuito cultural, hacernos sonreír, imaginar un mundo enmarcado por la poesía. En resumen, si es capaz de estimular un pensamiento alto.

¿Cómo serán las casas en un mundo en el que los objetos han desvelado su inutilidad y revelado su alma?

Serán unas casas algo más vacías, con diez objetos como mucho, pero más respetados por sus habitantes. Elegiremos primero un objeto altamente simbólico y luego construiremos la casa alrededor de él; siempre querremos llevar con nosotros al menos un objeto en nuestros viajes para reconstruir de alguna manera la esencia de nuestra casa en cada lugar.

Expo
La exposición 'Mario Trimarchi: un romántico radical: reflexión, diseños y objetos en equilibrio', que tuvo lugar en Paris el pasado junio. 

¿Y cómo imagina las ciudades de un futuro fundamentado en esa misma premisa?

Imagino ciudades apaciguadas, en las cuales la planificación urbana smart esté centrada en la eficacia y en la personalización, prestando, a la vez, particular atención a la poesía y a la necesidad de una estética compartida. ¿De qué nos sirve un servicio de bicicleta pública que funciona perfectamente si las bicicletas son feas y del color equivocado?

¿Cuáles son las funciones del diseño, la arquitectura y el urbanismo en la construcción de ese futuro?

Creo que la diferencia de escala no es una diferencia sustancial. Todo lo artificial que construimos forma parte del mismo panorama. Lo que podemos desear a nivel ideal es que se preste el mismo cuidado y la misma atención al diseño de un tenedor que al de una biblioteca pública o una autopista.

¿Qué es, hoy, un objeto de lujo?

No lo sé; para algunos podría ser un objeto muy caro; para otros, un objeto único y muy frágil; para los de más allá, un meteorito lunar. Yo sigo sorprendiéndome cada vez que miro unos banales vasos de cristal, de los baratos, que se pueden encontrar en un supermercado. Cada uno de ellos está fabricado para durar tres mil años, pero no lo sabemos. Ese vaso vivirá más que nosotros. Por esto, quizás el verdadero lujo sea el tiempo.

Expo
La exhibición narraba el proceso creativo de un arquitecto, que a través de la asociación, substracción, pausas y aceleraciones, crea el objeto final. 
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