Cómo aislar a un trabajador tóxico para que no termine contagiando a la empresa

  • Una autora y experta en liderazgo desvela las técnicas más eficaces para que los malos hábitos de los empleados no se expandan a sus compañeros.
Los biombos no siempre sirven para contener a los empleados tóxicos
Los biombos no siempre sirven para contener a los empleados tóxicos
Pixabay

En todas las oficinas existen empleados tóxicos, capaces de desestabilizar equipos enteros y poner patas arriba algún que otro departamento: su carácter pasivo-agresivo les convierte en personas que parecen pasar desapercibidas en un entorno laboral, pero que actúan en la sombra para difundir rumores, quejas y sembrar la inquina entre sus compañeros. Detectarlo a tiempo es complicado, pero incluso así es difícil contener sus efectos en el resto de la empresa.

Tal y como argumentaba hace unos meses Marcel Schwantes, fundador del programa de coaching 'Liderazgo desde el núcleo', "ante este tipo de personas tóxicas no conviene asumir ningún tipo de responsabilidad solidaria por sus actos". Es decir, que aunque la camaradería debería ser el estado natural del un equipo, si alguien actúa por libre y trata de frustrar cualquier progreso profesional de los demás actuando a sus espaldas o escurriendo el bulto, lo primero que se debe hacer es tratar de discutir la situación con él, antes de acudir a los superiores.

En este sentido, si se trata de un comportamiento que perciben más miembros del equipo, también es buena idea tratar de hacer una reunión sólo con el equipo para hacerle saber que su conducta está mermando la cohesión. Sólo si todo lo demás falla, es conveniente hablar con tu superior. Al menos, si finalmente esa persona progresa, serás consciente de lo que se valora en la empresa.

Cómo evitar el efecto contagio

Pero cuando no existe una solución evidente, en la empresa han de levantarse diques de contención para evitar a toda costa el efecto contagio, tal y como señala Annie McKee, autora y experta en liderazgo, en un reciente artículo publicado en 'Harvard Business Review'. Y hay que empezar por uno mismo: "Debido a que las culturas tóxicas agotan nuestra energía y nuestra capacidad de recuperación, es fácil 'olvidar' cuidar de nosotros mismos. Por lo tanto, 'ponte tu propia máscara de oxígeno en primer lugar' y trata de descubrir lo que necesitas para ser más productivo y feliz en el trabajo".

Para ello, McKee recomienda reflexionar sobre el nivel de toxicidad en la empresa. "¿Cuál de tus valores te has dejado por el camino, haciendo que te sientas en conflicto contigo mismo o con tu empresa? ¿Cómo estás de salud? ¿Cuándo fue la última vez que pensaste seriamente en tu futuro, teniendo en cuenta tanto tu carrera como tu vida personal?", pregunta. De las respuestas a estas preguntas podrás inferir qué tipo de entorno laboral que te rodea y cuál te gustaría que lo hiciera.

En segundo lugar, "haz un plan para arreglar las relaciones de trabajo que se han agriado o están te generen tensión emocional. Debido a que las culturas disfuncionales a menudo nos llevan a comportarnos de maneras que dañan las relaciones, es fácil convertirnos en esa persona que constantemente se queja y critica. Para mejorar la cultura que te rodea, toma el control de esta situación: asume la responsabilidad de tu actitud y acciones", según recomienda McKee. Si hay un compañero que genera toxicidad en la oficina, lo mejor mejor que puedes hacer es tratar de inculcarle asertivamente este proceso reflexivo para que sea él mismo quien lo haga.

Por último, McKee recomienda planificar "una serie de reuniones en las que las personas tengan la oportunidad de hablar sobre lo que es importante para ellos en el trabajo, lo que quieren y necesitan. Toma nota para articular los valores compartidos, así como las reglas de compromiso compartidas para guiar el comportamiento de todos. Agrúpalo esto, si lo deseas, en un código de conducta del equipo. Sin embargo, recuerda que cuando comiences con esta nueva 'cultura', las cosas no cambiarán de la noche a la mañana". En cualquier caso, si ese empleado tóxico no se adapta a esos nuevos valores compartidos por todos, ya estará aislado del resto del equipo.

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