De Canadá a Texas: un viaje de 2.700 km por el oleoducto más largo de EEUU

    • Ken Ilgunas recorre el trazado del oleoducto Keystone, que lleva petróleo hasta el Golfo de México.
    • Su intención es concienciar sobre la amenaza que supone para el medio ambiente.
Ken Ilgunas durante su travesía de 2.700 kilómetros
Ken Ilgunas durante su travesía de 2.700 kilómetros
Ken Ilgunas

Lleva cinco meses de viaje y ya ha sido parado por un sheriff local, ha tenido sus más y sus menos con algunos sindicatos y le han recibido como a un héroe. Ken Ilgunas es un estudiante preocupado por el calentamiento global que un buen día decidió aportar su granito de arena. Y lo hizo intentando llamar la atención sobre uno de los proyectos más ambiciosos de las grandes petroleras en EEUU: la construcción de un gigantesco oleoducto que conecta los yacimientos de Canadá y lleva el petróleo a través de 2.700 kilómetros hasta la costa de Texas.

La aventura de Ilgunas, como él mismorelata en Salon.com, comenzó una fría mañana de septiembre de 2012 en Hardisty, en Alberta (Canadá), donde arranca el tramo norte del oleoducto Keystone. Desde entonces relata sus andanzas a diario en su blog (http://www.kenilgunas.com/) donde también sube vídeos y fotografías del recorrido. A estas alturas acaba de llegar al último estado y su destino es Port Arthur, una refinería de petróleo en la costa de Texas donde el crudo se refina y se reparte por el mundo después del viaje.

El oleoducto, que comenzó a funcionar en 2010, está a punto de culminar su última fase (la denominada XL) a pesar de la oposición de los colectivos ecologistas y de algunos recursos de la administración Obama. El principal temor de los colectivos en defensa del medioambiente es que una rotura de la canalización provoque un vertido masivo que contamine las aguas subterráneas y zonas protegidas. El trazado del oleoducto pasa junto al acuífero de Ogallala, en Nebraska, que proporciona agua a dos millones de personas y riega miles de cultivos. Y no sería la primera vez que sucede: en el año 2010, tres millones de litros de crudo se vertieron al río Kalamazoo en Michigan sin que nadie advirtiera el vertido hasta el cabo de 17 horas.

La amenaza, según los grupos ecologistas, es aún mayor teniendo en cuenta que el oleoducto pasa por zonas de actividad sísmica que han sufrido terremotos de magnitud 4,2 en la última década. Y el oleoducto atraviesa también reservas de comunidades indígenas de Canadá que se oponen al proyecto.

A lo largo de su travesía, relata Ilgunas, se ha encontrado con la amabilidad de los lugareños, independientemente de si se oponen o no al oleoducto. En algunos lugares son los sindicatos los que reclaman la existencia del proyecto, en beneficio de los puestos de trabajo, y en otros los habitantes locales se quejan de falta de escrúpulos de las petroleras. En Montana, recuerda Ilgunas, una pareja de granjeros le relataba cómo un ejército de "picapleitos" les hizo firmar un acuerdo que incluso les impedía hablar con los vecinos sobre el asunto.

"En Alberta fui embestido por un arce", escribe Ilgunas. "En Montana me levanté con el sheriff junto a mi tienda de campaña, y en Dakota del Sur una tormenta helada me obligó a refugiarme durante tres días". Su impresión general es que la gente no está demasiado concienciada por el cambio climático y no sopesan los riesgos de que un vertido contaminara el agua que tan preciosa resulta para ellos. "Solo porque la amenaza de que el planeta se caliente es tan aterradora, y la perspectiva de que les obligue a cambiar su modo de vida es tan incómoda, se fuerzan a sí mismos a creer que no es verdad", escribe.

Los territorios por los que camina Ilgunas son zona de granjeros donde a menudo no se encuentra con nadie en muchos kilómetros o se topa con el recelo de los habitantes. En la localidad de Petersburg, por ejemplo, un agente le obligó a entrar en su coche patrulla y le sacó del condado, a varios kilómetros de su camino, solo por el hecho de ser un "extraño". Un ciudadano denunció que había encontrado una puerta de su terreno abierta y ese hecho, sin pruebas, bastaba para quitarle de en medio.

Pero no siempre es un trago tan amargo. En Nebraska, al llegar a una localidad donde se celebraba un debate sobre el oleoducto, algunos le recibieron como si fuera un héroe. "Es el caminante", gritó una mujer en la sala, que había tenido noticias de su viaje hacia el sur. La última entrada de su blog cuenta que ha cruzado la frontera de Oklahoma con Texas y ha cruzado el río Rojo, muy cerca ya de su destino final.

Para saber más: My 1,700-mile hike across the XL Pipeline

El blog de Ken Ilgunas: http://www.kenilgunas.com/

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