Tabún, Sarín, Somán y VX, los inodoros e insípidos mensajeros de la muerte

  • El VX fue desarrollado en el Reino Unido en 1957 y su único uso conocido es como agente de guerra química.

    La Organización para la Prohibición de Armas Químicas ha ofrecido ayuda y asistencia técnica a Malasia, país que investiga el asesinato de Kim Jong Nam.

Kim Jong Nam pidió ayuda tras el ataque, pero nada pudo hacerse para salvar su vida
Kim Jong Nam pidió ayuda tras el ataque, pero nada pudo hacerse para salvar su vida

Matar sin dejar rastro, sin que la propia víctima sepa que está respirando sus últimas bocanadas de aire, matar sin que la víctima pueda defenderse; así actúan las armas químicas, armas como el agente neurotóxico empleado para asesinar al hermanastro rebelde del líder de Corea del Norte.

Existen dos grandes familias de agentes neurotóxicos: serie G: tabún (GA), sarín (GB), ciclosarín (GF) y somán (GD). Y serie V: VX  y y VX-R (ruso).

Trazas de VX se han encontrado durante la autopsia de Kim Jong-Nam, el hermanastro del líder de Corea del Norte que fue asesinado el pasado 13 de febrero en el aeropuerto de Kuala Lumpur.

Los agentes tipo G son líquidos transparentes, incoloros, sin sabor, que se mezclan con agua y con la mayoría de los solventes orgánicos. El Sarín no tiene olor y es el más volátil de estos compuestos. El Tabún tiene un ligero olor a fruta, mientras que el Somán tiene un leve olor a alcanfor.

En lo que respecta al VX, hallado en los ojos y el rostro del fallecido Kim Jong-Nam, fue desarrollado en el Reino Unido en 1957 y su único uso conocido es como agente de guerra química. Unos años después, la Unión Soviética desarrolló un agente neurotóxico de estructura y características muy similares, conocido como VX-R.

El temido VX es un líquido aceitoso transparente, sin olor, de color ámbar. Se mezcla con agua y se disuelve en todo tipo de solvente. El VX es el menos volátil de todos estos agentes neurotóxicos.Síndrome tóxico

Los agentes de la serie G más conocidos son bastante volátiles, por eso se consideran agentes no persistentes, mientras que la serie V, por el contrario, es menos volátil y, por tanto, la persistencia en la zona de dispersión es mayor.

Según un informe para la Revista Española de Defensa realizado por el Tcol. Juan Domingo Álvarez y el Cte. René Pita, profesores de la Escuela Militar de Defensa NBQ, desde el punto de vista de un ataque militar o un atentado terrorista, la intoxicación se puede producir por la inhalación del agente, en forma de vapor o aerosol, o por el contacto con el agente en forma líquida. Los efectos dependerán de la dosis o concentración-tiempo de exposición y de la vía de absorción.

Los agentes neurotóxicos actúan inhibiendo la acetilcolinesterasa sináptica en el sistema nervioso, dando lugar a un síndrome tóxico que se caracteriza por la aparición de visión borrosa, el aumento de las secreciones, contracción de las pupilas (miosis), pérdida del conocimiento, convulsiones y, en casos graves, fallo respiratorio y muerte.

El tratamiento contra los efectos consiste en la combinación de tres principios activos: atropina, una oxima y un anticonvulsivante (benzodiazepina). El Centro de Farmacia de la Defensa produce el autoinyector que emplean las Fuerzas Armadas españolas. 

Una amenaza invisible

El 22 de abril de 1915 el ejército alemán apostado cerca de Ypres (Bélgica), destapó una hilera de bidones de gas clorhídrico que había colocado frente a las trincheras de las tropas aliadas, dejando que una nube de gas tóxico viajara hasta las posiciones francesas llevada por el viento.

Fue la primera ocasión en que se usó un gas venenoso como arma militar. El ataque alemán causó miles de muertes entre las tropas francesas y cambió la guerra para siempre.

El Protocolo sobre la prohibición del empleo en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos, llamado Protocolo de Ginebra, prohíbe el uso de armas químicas y toxínicas. Fue firmado en Ginebra en 1925 tras la experiencia de la Primera Guerra Mundial, y entró en vigor en 1928. 

La Convención de Prohibición de Armas Químicas (CAQ) entró en vigor en el año 1997. España fue el primer país de la Unión Europea en firmarla y la ratificó el 3 de agosto de 1994.

La verificación de la CAQ está encomendada a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, con sede en La Haya que ya ha ofrecido a Malasia (Estado Parte desde mayo del año 2.000) su ayuda y asistencia técnica ante el uso del agente VX. 

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