Afganistán o EEUU: ¿Quién miente sobre la masacre de Kandahar?

  • En la madrugada del 11 de marzo, el sargento Robert Bales asesinó supuestamente a 16 civiles afganos, entre ellos nueve mujeres y niños. Sin embargo, los informes de los testigos presenciales, los dirigentes estadounidenses y los líderes locales sobre los hechos son contradictorios, ¿quién dice la verdad?
El soldado estadounidense sospechoso de asesinar a 16 afganos es trasladado a Kansas
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Bette Dam, Kandahar (Afganistán) | GlobalPost

Acerca de los hechos, el Ejército estadounidense y los locales afganos sólo están de acuerdo en el número de personas asesinadas durante el tiroteo –que tuvo lugar en dos pueblos remotos de la provincia de Kandahar, a un kilómetro de un puesto de avanzadilla militar de EEUU - y que los asesinatos ocurrieron en algún momento de la madrugada.

Mientras que el sargento Bales está custodiado en Estados Unidos por el tiroteo, los lugareños juran que participaron múltiples soldados y que se comunicaban a través de walkie-talkies, lo que indica que el ataque podría haber sido una operación más organizada.

Sin embargo, dichas afirmaciones están en marcado contraste con la historia que cuentan las autoridades estadounidenses de que un único soldado, Bales, sucumbió debido la presión de los múltiples despliegues.

Un portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia (ISAF), la coalición de tropas de Estados Unidos y la OTAN que opera en Afganistán, declaró que las investigaciones seguían su curso.

"La ISAF está investigando todos los testimonios de los testigos que se consideren creíbles y vamos a investigarlo", ha dicho el teniente Brian Badura.

Creíble es la palabra clave.

La mayoría de los "testigos" entrevistados hasta el momento son de los pueblos, o son familiares o amigos de las víctimas. Pero en realidad muy pocos vieron cómo se desarrolló el tiroteo.

El presidente afgano, Hamid Karzai, quien convocó a varios aldeanos a Kabul para obtener su versión de los hechos, ha apoyado fervientemente sus reivindicaciones.

Sin embargo, nuestra publicación se entrevistó con las mismas personas en Kandahar antes de que acudiesen a reunirse con Karzai y descubrió que, o bien no vieron el tiroteo, o bien no podían recordar detalles claves.

Habibullah, un agricultor de 28 años de edad que vio cómo se desplegó parte de la masacre, fue uno de los que se reunió con Karzai. Dijo a nuestra publicación que vio a varios soldados en su recinto cuando su padre fue asesinado. Pero también admite que no puede recordar todo lo que pasó.

"Mi mente está muy confundida", dijo.

Habibullah hizo todo lo posible para describir el tiroteo. Dibujó un mapa de las tres casas de su pueblo, Alkozai, donde murieron cuatro personas. Su casa estaba en el centro.

Explicó que su esposa lo despertó temprano en la mañana - que no puede recordar la hora exacta - gritando que los soldados estadounidenses estaban en la casa de al lado. Habibullah le dijo que no se preocupase.

"Se trata de una incursión nocturna", recordó que le dijo.

Incursiones nocturnas – los ataques por sorpresa de los soldados estadounidenses en las casas que sospechan que están asociadas con los talibanes son comunes en esta región volátil- "Los estadounidenses suelen elegir una casa donde hacer una redada y luego se van".

Pero unos minutos después los residentes de casas vecinas comenzaron a huir, diciendo a todo el mundo que se escondiese. El atacante - o los atacantes – pronto continuaron, dijo. 

"No escuché muchos disparos y no oí a los helicópteros", recordó Habibullah. Pero vio "dos o tres estadounidenses entrar en su recinto, "utilizando luces y disparando a mi padre, que resultó herido".

Karzai también habló con el mulá Baran.

El hermano de Baran fue asesinado en el tiroteo, pero no vio cómo sucedió el tiroteo. Baran dijo que había dicho a Karzai lo que su cuñada, que estuvo en el lugar de la masacre, le había dicho.

Cuando pedimos a Baran hablar directamente con su cuñada, inicialmente se negó.

"No necesitas hablar con ella", dijo Baran. "Lo hice, y te puedo contar la historia".

Finalmente Baran cedió, permitiendo a nuestra publicación entrevistarla telefónicamente.

Massouma, que vive en la aldea vecina de Najiban, donde murieron 12 personas, dijo que escuchó los helicópteros sobrevolando por encima de su cabeza cuando un soldado estadounidense entró en su casa. Dice que le enfocó una "gran luz blanca" y que gritó "¡talibanes, talibanes, talibanes".

 

Massouma explicó que el soldado gritó: "walkie-talkie, walkie-talkie". Las reglas de combate en zonas hostiles en Afganistán permiten a los soldados estadounidenses disparar a los afganos que tengan walkie-talkies, ya que podría ser observadores de los talibanes.

"Tenía una antena de radio en el hombro. Él mismo tenía un walkie-talkie, y estaba comunicándose con él".

Después de que el soldado con el walkie-talkie matase a su marido, dice que se quedó en la puerta de su casa.

"Mientras estaba allí, miré en secreto a través de las cortinas y vi al menos a 20 estadounidenses, con armas pesadas, buscando por todas las habitaciones de nuestro recinto, así como en mi cuarto de baño", explicó.

Después de haber terminado su búsqueda, los hombres se marcharon, dijo Massouma. Explicó que siete de sus hijos vieron a los atacantes pero se negó a que nuestra publicación pudiera entrevistarse con ellos.

Un periodista afgano que fue a la casa Massouma en los días posteriores a los disparos y habló con uno de sus hijos, de siete años, dijo que el muchacho le dijo que miró a través de las cortinas y vio a un puñado de soldados - aunque no pudo decir cuántos.

Sobre la base de testimonios difíciles de verificar como éstos, los políticos locales y nacionales en Afganistán afirman públicamente tener explicaciones definitivas de la masacre - haciendo declaraciones públicas que han acrecentado aún más las tensiones entre los civiles afganos, los talibanes y los estadounidenses.

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