Ahmadinejad es moderado comparado con la corriente que empieza a conquistar Irán

  • El espectáculo de los estudiantes iraníes asaltando la embajada británica en Teherán es un claro ejemplo del creciente poder del movimiento conservador que empieza a conquistar las mentes iraníes.
Jason Rezaian, Teheran | (GlobalPost)

Un creciente movimiento conservador está desafiando al presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad, y desaprueba, entre otras cosas, sus aperturas diplomáticas hacia Occidente, y más aún su creencia de que los líderes no clericales son tan legítimos como los clericales.

Los analistas iraníes dicen que todo el espectáculo de los estudiantes iraníes asaltando la embajada británica en Teherán fue un claro ejemplo del creciente poder del movimiento conservador.

"Siempre buscan la oportunidad de enfrentarse a Ahmadinejad y desacreditarle, desafiando cualquier cosa de las que propone" dice un analista con sede en Teherán que pide no ser identificado. El ejemplo más reciente son las relaciones con el Reino Unido.

Ahmadinejad no ha hablado sobre la degradación de los lazos, pero ellos (los conservadores) comenzaron la campaña expulsando a su enviado y consiguiendo con éxito que se aprobase el proyecto de ley.

"Ahmadinejad, por improbable que parezca, es el dirigente iraní más moderado que hay y si no fuese cuestionado constantemente, desacreditado y paralizados sus planes tanto a nivel local como internacional, haría más concesiones y normalizaría las relaciones de Irán con una buena parte del mundo", comenta el analista.

Durante los últimos meses los conservadores han acusado a Ahmadinejad y a sus colaboradores más cercanos, el más famoso su jefe de gabinete, Esfandiar Rahim Mashaei, de ser parte de una "corriente desviada" que está tratando de parar el gobierno religioso dentro del interior del país.

La inclinación de Ahmadineyad de viajar a Nueva York y la creencia local aceptada de que iba a reparar las relaciones con Washington si no fuera por la propia rivalidad política interna que hay desde hace mucho tiempo creó sospechas entre los conservadores, que se adhieren a la ideología del Estado establecida cuando se instauró por primera vez la República Islámica en 1979.

No ayudó que Mashaei dijese en un discurso, en 2008, que "Irán es amigo del pueblo estadounidense e israelí. Ninguna nación en el mundo es nuestro enemigo, esto es un honor".

El anti-sionismo y el anti-imperialismo contra Estados Unidos son los dos pilares del sistema ideológico de Irán. El código de vestimenta islámica femenina es otro, y Ahmadinejad ha sostenido durante mucho tiempo que no es tarea del Gobierno vigilar lo que sus ciudadanos llevan puesto.

Los conservadores consideran que estos puntos de vista son totalmente incongruentes con el sistema que esperan mantener. Y el hecho de que los políticos, en lugar de líderes religiosos, estén promoviendo estos cambios hace que la amenaza sea aún más real, de acuerdo con los analistas políticos de Irán.

En el apogeo del movimiento de reforma entre 1997 y 2003, el entonces presidente Mohamed Jatamí y sus aliados no hicieron ningún intento de modificar la Constitución - que hunde sus raíces en la ley islámica, o el orden establecido de los negocios.

Incluso durante las semanas de protestas tras las elecciones de 2009, ninguno de los líderes de la oposición de facto, Mir Hossein Mousavi ni Mehdi Karroubi, pidió el desmantelamiento del sistema que ayudaron a construir. De hecho, más que nada, querían que se ratificase la Constitución.

Si los conservadores logran derrocar a Ahmadinejad, los expertos dicen que cualquier oportunidad para Occidente de abrir relaciones diplomáticas con Irán será mucho más difícil, una creencia que se hizo más patente tras la tormenta que se desató el martes debido a la toma de la embajada británica.

Miembros de la familia más poderosa de Irán, los Larijani, que ocupan muchos puestos en el gobierno iraní y que a veces son comparados con los Kennedy, están llevando la marea conservadora y son los partidarios más ardientes del líder supremo Ali Jomeini y su dominio ideológico.

"Los hermanos Larijani y otros pensadores iraníes con opiniones similares, han llegado al poder en base a su lealtad al líder supremo, y por lo tanto es poco probable que digan o hagan algo que no esté en sintonía con el ayatolá Jamenei", dice Reza Marashi, director de investigación del Consejo Nacional Iraní-Estadounidense.

El más conocido de los Larijanis es Ali, desde hace mucho tiempo enemigo político de Ahmadineyad y un candidato perdedor en las elecciones presidenciales de 2005. Anteriormente trabajó como negociador nuclear de Irán y ahora es el presidente del parlamento. Ha perseguido implacablemente a sus rivales acusándoles de corrupción y se espera que se postule nuevamente para la presidencia en 2013.

Su hermano Sadeq es el jefe del poder judicial de Irán. Esta rama del gobierno ha bloqueado en repetidas ocasiones los intentos de Ahmadinejad de liberar a los excursionistas estadounidenses detenidos, acusados de espionaje.

Fueron finalmente liberados bajo fianza el 21 de septiembre, después de pasar dos años en una prisión de Teherán.

Sin embargo, un tercer hermano es quizás el más polémico de la familia. Mohammad Javad Larijani estudió matemáticas en la Universidad de California en Berkeley y es el jefe de la comisión de derechos humanos en Irán.

A principios de este mes apareció en la cadena de televisión estadounidense MSNBC, donde dijo: "Estados Unidos de América es el principal país y el más grande en apoyar el terrorismo". También es recordado por un incidente de 2010 en el que denominaba al presidente de EEUU Barack Obama el equivalente persa de la letra "N".

Su primo hermano, Ahmad Tavakoli, dirige un cuerpo que se llama el Centro de Investigación Parlamentaria, un nombre un tanto benigno para la ubicación de los documentos clasificados de Irán, y que ha sido la fuente de muchas de las denuncias de fraude y corrupción contra rivales de la familia en el gobierno, incluyendo al ministro de Finanzas de Ahmadinejad.

El poder en ciernes de la familia Larijani, y la amenaza que supone para el presidente, es preocupante para Occidente y, según los expertos, podría dejar a Estados Unidos y a Gran Bretaña con un enemigo aún más veleidoso de lo que tiene ahora.

"Su visión sobre el compromiso con Occidente se ha basado desde hace mucho tiempo en la sospecha de las intenciones de Occidente y en su capacidad para cumplir con su parte de cualquier acuerdo negociado", dice Marashi sobre los Larijanis.

 

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