Científico español Pedro Alonso duda de eficacia de nueva vacuna antimalaria

  • El reciente anuncio de una nueva vacuna de la malaria descubierta por investigadores de EEUU ha reavivado la esperanza de cura de la enfermedad, pero el prestigioso inmunólogo español Pedro Alonso advierte, en una entrevista con Efe, de que "no hay que crear falsas expectativas", porque "aún no es una vacuna".

José Luis Toledano

Maputo, 24 ago.- El reciente anuncio de una nueva vacuna de la malaria descubierta por investigadores de EEUU ha reavivado la esperanza de cura de la enfermedad, pero el prestigioso inmunólogo español Pedro Alonso advierte, en una entrevista con Efe, de que "no hay que crear falsas expectativas", porque "aún no es una vacuna".

La investigación, desarrollada -entre otros- por científicos de la firma Sanaria y el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, indica que se ha conseguido una vacuna experimental altamente eficaz contra la malaria.

El estudio, publicado el pasado día 8 en la revista "Science", ha generado optimismo sobre la búsqueda de una medicina para erradicar una enfermedad que mata a unas 2.000 personas al día en el mundo, la mayoría en África, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Es una buena noticia que nos produce mucha alegría", asegura a Efe por teléfono Pedro Alonso desde el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (Mozambique), donde dedica sus esfuerzos desde hace más de una década a combatir la malaria.

"Colaboramos de forma intensa con ellos (los investigadores estadounidenses) y somos buenos amigos", afirma Alonso, quien subraya la importancia de saber gestionar la expectativa creada por esa noticia.

"He visto algún titular de periódico que dice 'la primera vacuna antimalaria eficaz'. Si de este resultado -explica- nos llevamos la imagen de que se ha descubierto una vacuna contra la malaria que protege al cien por cien, estaríamos totalmente equivocados".

Según el doctor español, "no es todavía una vacuna. Es lo que llamamos una prueba de concepto", y se necesitan aún de diez a quince años de resultados similares para que acabe convirtiéndose en una vacuna.

En la investigación estadounidense, seis adultos sanos -entre más de cincuenta- con edades de 18 a 45 años recibieron a lo largo de un año cinco dosis del nuevo medicamento, conocido como PfSPZ, y ninguno contrajo la enfermedad.

Sin embargo, Alonso se muestra cauto con ese resultado y se pregunta: "¿Cuál puede ser el efecto en un niño africano, de una zona rural, que sufre cada año más de mil picaduras de malaria?".

Además, la nueva vacuna se administraría por vía endovenosa en cinco dosis durante varios meses y se conserva en nitrógeno líquido, algo que podría suponer una infraestructura desproporcionada y enormes costes económicos.

"Es inimaginable -subraya a Efe- que esto pueda funcionar así en África. Lo que hay que conseguir es una vacuna que se inyecte por vía intramuscular, de dos dosis en lugar de cinco y poderla transportar en neveras, como el resto de vacunas, o idealmente a temperatura ambiente, en vez de en nitrógeno líquido".

Asimismo, el investigador español plantea una serie de dudas sobre el futuro de la vacuna: "¿Protegerá indiferentemente a niños y a bebés, que tienen sistemas inmunes muy distintos? ¿Será eficaz contra la multiplicidad de cepas de la malaria?".

Desde el año 2000, Alonso trabaja en la obtención de una vacuna eficaz contra la malaria, junto a su esposa, Clara Menéndez, y los investigadores del Centro de Investigaciones en Salud de Manhiça, al que apoyan el Instituto de Salud Global (ISGlobal) y el Centro de Investigación en Salud Internacional (CRESIB) de Barcelona (España).

Alonso retomó las investigaciones que emprendieron, a finales de los años noventa del pasado siglo, un grupo de investigadores norteamericanos que habían conseguido índices de protección iniciales del 95 %.

"Estamos en 2013, a punto de acabar el ensayo de fase 3 de la vacuna RTS,S/AS01E y registrarla. Del 95 % original, hemos pasado a un 50 % de protección", confiesa.

"Ya -señala- no son seis voluntarios norteamericanos, sino 16.000 niños de siete países africanos que han participado en el ensayo. Desde la observación original hasta poder decir que una vacuna es utilizable en África, hay años y años de trabajo por delante".

Alonso asegura "que no se trata de (producir) una vacuna versus otra", y que él "sería el tipo más feliz del mundo" si en los próximos años se logra una medicina de alta eficacia.

El inmunólogo español está convencido de que "nunca va a existir 'la vacuna', sino varias vacunas que poco a poco irán incrementando la eficacia con nuevos prototipos y nuevos avances".

"Nos enfrentamos a un organismo -el de la malaria- biológicamente muy complejo que para erradicarlo completamente requiere de múltiples herramientas, no sólo de vacunas, sino también de mosquiteras, insecticidas, acceso a diagnósticos y tratamiento con fármacos eficaces y del refuerzo de las unidades de salud".

Según la OMS, la malaria -causada frecuentemente por el parásito Plasmodium Falciparum, que se transmite a través de la picadura del mosquito Anopheles- provocó en 2010 en el mundo unos 219 millones de casos, con 660.000 muertes (la mayor parte niños africanos).

A juicio de Pedro Alonso, "lo que resuelva la malaria no será lo que los americanos llaman 'una bala mágica', sino la combinación de varias balas entre las cuales las vacunas pueden ser importantes, pero no la única".

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