Cientos de manifestantes desafían el toque de queda en Túnez

  • Cientos de personas se han enfrentado a la Policía en la capital tunecina para exigir la dimisión del presidente del país, Zine al Abidine Ben Alí. No les ha importado el toque de queda impuesto durante la pasada noche en la ciudad de Túnez y sus alrededores.
La Policía carga contra una manifestación en el centro de Túnez
La Policía carga contra una manifestación en el centro de Túnez
Agencias
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Al comienzo del toque de queda (a las 20:00 horas de ayer miércoles), centenares de jóvenes tomaron las calles del barrio El Omran, en las afueras de la ciudad. La protesta derivó en la quema de una sucursal bancaria. Los agentes intentaron dispersarlos con gases lacrimógenos y disparos al aire, a lo que los manifestantes respondieron con el lanzamiento de piedras.

Entretanto, en tres pueblos de la provincia, ubicados a unos 200 kilómetros del área metropolitana, decenas de personas se reunieron para exigir la renuncia del mandatario, con gritos de "Ben Alí ¡vete!", según indicaron algunos testigos.

Estos disturbios violan el toque de queda impuesto por el dirigente para evitar nuevas revueltas, después de que otras cinco personas murieran el miércoles según varios testigos, entre ellas un joven sordo que fue abatido por policías. El recuento oficial de víctimas mortales es de 23, aunque la oposición habla de más de 50 fallecidos.

Los tunecinos protestan por el desempleo, las malas condiciones de vida, la corrupción y lo que califican como un Gobierno represivo. Si bien, las autoridades aseguran que están orquestadas por una minoría de extremistas violentos que busca desestabilizar al país.Intentos para calmar la revuelta

En un nuevo intento por calmar la ola de contestación social, el primer ministro tunecino, Mohamed Ghanuchi, destituyó ayer al ministro del Interior, Rafik Belhaj Kacem, y anunció la liberación de todos los detenidos desde que comenzaron las protestas a mediados de diciembre.

Además, Ghanuchi prometió la creación de una comisión de investigación sobre la corrupción en las estructuras del poder, demandada largamente por los partidos de oposición y las organizaciones sociales.

Pero las promesas del Gobierno, al igual que la intervención el lunes del presidente del país, Zine el Abidine Ben Alí, que se comprometió a crear 300.000 puestos de trabajo, no han conseguido aún traer la calma al país mediterráneo.

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