El líder de los liberaldemócratas británicos y viceprimer ministro en la pasada coalición, Nick Clegg, ha dimitido tras lo que calificó como una "cruel noche" electoral, en la que se ha confirmado que las generales celebradas este jueves han supuesto un "castigo" para la hasta ahora tercera fuerza política de Reino Unido. Ha perdido 47 diputados y se queda con 8.
En su primera intervención tras confirmar que, a pesar de los riesgos agitados durante la campaña, ha logrado mantener su escaño por la circunscripción de Sheffield Hallam, Clegg ha reconocido las "implicaciones para el país y para los liberaldemócratas" como consecuencia de los resultados, que según la encuesta a pie de urna de la BBC llevarán a su partido a perder 47 de los 57 diputados con los que contaba.
"Es dolorosamente claro que está siendo una noche cruel y brutal noche para los liberaldemócratas", ha admitido un Clegg que apenas ha sonreído tras confirmar su continuidad en Westminster, desafiando unas encuestas que, durante meses, habían mantenido que podría verse apeado del Parlamento.
Por ello, ante el severo golpe confirmado en el escrutinio que comenzó al cierre de los colegios electorales a las 23.00 horas (hora peninsular española), ha dimitido sobre las 12.30 hora española.
No ha sido la primera víctima de estas elecciones. Unos minutos antes Nigel Farage hacía lo mismo, tras obtener su partido un sólo escaño. Farage, no obstante, no ha descartado presentarse a la reelección en septiembre, y mantiene su posición de eurodiputado, según se entiende. Ni siquiera estos dos serán los únicos: Ed Miliband también dimitirá, según se espera, tras obtener una dura derrota en todo el país, pero especialmente en Escocia.
La noche electoral ha dejado a los conservadores con una mayoría: con 325 escaños, tienen dos más del mínimo necesario para controlar el parlamento británico. Aunque técnicamente la mayoría está en 326 escaños, la absención del portavoz y la no participación de Sinn Féin hace que la cifra de 323 sea la cifra 'mágica' para gobernar. Cameron ya se prepara para visitar a la reina de Inglaterra y anunciarle que formará gobierno. Aunque no necesitan técnicamente de pactos, todo apunta a que los tories pactarían con el DUP norirlandés para tener más seguridad.
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