Cómo engordar: la primera lección de EEUU a sus inmigrantes

  • Cuesta un tiempo aprenderse el nombre de los padres fundadores de EEUU, sus presidentes o la larga historia de los peregrinos. Pero hay una costumbre estadounidense que los inmigrantes recién llegados no tardan en asumir: el sobrepeso.
La proporción de obesos en la UE es casi como la de EEUU, según Eurostat
La proporción de obesos en la UE es casi como la de EEUU, según Eurostat
Hanna Ingber Win, Boston (EEUU) |GlobalPost

En cuanto se trasladan a vivir a EEUU, los inmigrantes comienzan a acumular kilos a medida que se acostumbran al modo de vida estadounidense, y a sus comidas, según revelan estudios médicos.

En torno al 8 por ciento de los inmigrantes que han vivido en EEUU menos de un año son obesos. Al cabo de 15 años, esa cifra pasa a ser del 19 por ciento, según un informe de la profesora Mita Sanghavi Goel, de la Northwestern University, publicado en la revista de la American Medical Association.

Globalmente, EEUU figura de forma consistente entre los países con más obesos, según datos anuales de la Organización Mundial de la Salud. Un tercio de los adultos de EEUU, el 33,8 por ciento, son obesos, según estadísticas del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.

El estudio de Goel atribuye el aumento de la obesidad entre los inmigrantes, que es el segmento de población de mayor crecimiento en EEUU, a varios factores, entre los que se encuentran el menor acceso a cuidados sanitarios y a la falta de charlas sobre el sobrepeso con profesionales de la medicina.

Quienes trabajan en temas de salud y obesidad entre la población inmigrante ponen el acento en otros dos aspectos: la pobreza y la comida rápida barata.

Los inmigrantes en EEUU habitualmente "caminan menos, van más en automóviles, miran más la televisión y comen una dieta más ricas en grasa y azúcares", explica Lucy M.

Candib, del Centro de Salud Familiar de Worcester. "Tienen menos acceso a vegetales locales caseros y es más probable que coman comida rápida, así como alimentos fritos y bebidas azucaradas que están por todas partes", señalaba en un artículo publicado en 2007 en el Anuario de Medicina Familiar.

Candib también detectó que los hijos de los inmigrantes pueden tener aún más riesgo a ser obesos que sus padres.

Margaret Malarkey, que trabaja en la agencia de ayuda a los inmigrantes y refugiados IRCO, dice que también nota una deriva hacia el sobrepeso entre las segundas generaciones de estadounidenses a los que ayuda en Portland, Oregón.

En las escuelas de EEUU los niños no están recibiendo las cantidades necesarias de nutrientes recomendados por el Departamento de Agricultura. El Congreso bloqueó hace unos días una propuesta que habría añadido más frutas y vegetales a los almuerzos escolares. Al mismo tiempo, las autoridades han considerado (no sin polémica) que la pizza puede contar como un vegetal en los menús.

Según Malarkey, las experiencias y la procedencia de cada refugiado o inmigrante influyen profundamente en su rapidez de adaptación a EEUU.

Los clientes africanos de la agencia IRCO, que a menudo llegan de campamentos de refugiados, algunas veces se pasan las primeras semanas en EEUU acaparando comida, llegando a esconderla debajo de la cama, porque están acostumbrados a protegerla de los ladrones.

Pero Malarkey dice que al cabo de unos cuantos años esas mismas personas se han adaptado y se nota visiblemente en su aumento de peso. "En unos años pasan de tener una falta de nutrientes a todo lo contrario, porque de repente se encuentran en EEUU, con abundancia de comida poco saludable y barata", afirma.

 

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