¿Cómo se recuperará Japón de su 'Año Cero'?

  • Tras el triple desastre del terremoto, tsunami y la crisis nuclear que aún siguen sufriendo los japonenes, el país nipón se debe poner manos a la obra para levantar cabeza. El Gobierno nipón ya ha anunciado una potenciación de las energías renovables frente a las centrales como Fukushima. Pero eso no será suficiente para la recuperación y reconstrucción del país.
Los eólicos creen que Fukushima "cambia el panorama" a favor de las renovables
Los eólicos creen que Fukushima "cambia el panorama" a favor de las renovables
Justin McCurry, Tokio (Japón) | GlobalPost

¿Cómo afectará el accidente de Fukushima al entusiasmo con el que Japón abrazó la energía nuclear tras la II Guerra Mundial? ¿Cómo serán las nuevas ciudades de la zona del desastre? ¿Dónde se construirán?

Lo ocurrido en la planta nuclear de Fukushima ya está contribuyendo a alterar las políticas energéticas de Japón y de otros países que antaño celebraron la energía atómica como una manera limpia y segura de recortar las emisiones de CO2 a la atmosfera.

El primer ministro japonés Naoto Kan ya apuntó un cambio dramático cuando anunció recientemente planes para generar con renovables el 20 por ciento de la electricidad de su país en 2020, una década antes de lo previsto. La energía limpia, dijo antes de la cumbre del G8 en Deauville (Francia), será "una de las fuentes de energía principales de nuestra sociedad".

La operadora de telefonía móvil Softbank ha anunciado unos ambiciosos planes para utilizar energía solar, mientras que Panasonic y otras grandes firmas niponas están uniendo fuerzas para crear una comunidad experimental del futuro, con una drástica reducción de su huella de carbono, en la ciudad de Fujisawa, al sur de Tokio.

Algunos ven el desastre de Fukushima como una oportunidad para implementar reformas económicas y políticas que antes del tsunami habían sido convenientemente apartadas.Los expertos aseguran, por ejemplo, que el apoyo estatal a la destrozada industria pesquera de Tohoku resultará inútil a no ser que venga acompañado de una apertura de los puertos a la inversión privada y, también, a la extranjera.

Masayuki Komatsu, un ex funcionario de la agencia pesquera estatal y ahora ardiente defensor de las reformas, cree que el peor escenario para los pescadores de la región que lo han perdido todo sería regresar a los tiempos de los subsidios del gobierno, de los precios altos y de la competencia extranjera estrangulada."Si mantenemos el status quo, las comunidades pesqueras continuarán cerradas a los de fuera, no habrá inversión privada y la situación tan sólo irá a peor", sostiene. "No hay alternativa a la reforma. Si no hacemos nada, el futuro será de más subsidios todavía".

Pero las posibilidades de un cambio significativo en esa y en otras áreas económicas parecen débiles, tras la reciente moción de censura a Naoto Kan y que logró salvar comprometiéndose a dimitir en cuanto la recuperación del país esté encaminada.

Una de las claves de esa recuperación inicial son sus planes para reconstruir los pueblos, ciudades y aldeas en la costa noreste afectada por la catástrofe. El programa de reconstrucción, que podría costar unos 184.000 millones de dólares (125.000 millones de euros) según el ministro de Economía, será el indicador más claro de si hay actualmente voluntad política para convertir unos ideales nobles en hechos concretos.

Hirotaka Watanabe, de la Universidad de Tokio de Estudios Extranjeros, ha escrito en Japan Echo que "es vital que evitemos ser introvertidos y ensimismados en el proceso de reconstrucción. Debemos reconocer que necesitamos abrirnos más al resto del mundo. Esto supondrá un cambio en la conciencia nacional".

El zar al frente de la reconstrucción nombrado por el primer ministro, el académico Makoto Iokibe, ya ha hecho declaraciones sobre la necesidad de incluir a extranjeros en el proceso de reconstrucción. Ha hablado de ciudades construidas en colinas artificiales alimentadas con nuevas fuentes de energía, con zonas especiales dedicadas al ocio y al comercio, y que servirían de modelo para el resto de un país que todavía lucha por definir sus aspiraciones.

No es casualidad que uno de los principios que guían a Iokibe sea que el proceso de reconstrucción debería producirse a la par que el renacimiento de lo que él denomina "el nuevo Japón".Pero el proyecto que visualiza Iokibe, cuya junta para la reconstrucción de Japón emitirá un informe preliminar a finales de mes, poco podrá avanzar si no recibe apoyo legislativo en Nagatacho, el epicentro político tokiota.

Centrado ahora mismo en la reconstrucción, el Gobierno nipón ya ha pospuesto su decisión sobre si se suma al Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP por sus siglas en inglés), un acuerdo de libre comercio en el que participan EEUU y varios países de la región. Con la debilitada posición de Kan dentro de su propio partido y la posibilidad de que un nuevo líder asuma el poder en los próximos meses, pocos analistas tienen esperanzas ahora de que se dé luz verde rápidamente a un mercado libre que integraría a las dos zonas más pobladas y productivas del planeta.

Dejando al margen los cambios políticos, gran parte de lo que el mundo históricamente ha admirado de Japón se ha vuelto a destacar en las semanas posteriores al terremoto y tsunami, como la enorme paciencia demostrada en medio de la tragedia y su determinación, al igual que las generaciones anteriores golpeadas por el horror y la catástrofe, de reconstruir su país desde las cenizas.

Quizás la reevaluación de las prioridades, desde el nivel de vida hasta su calidad, era algo que se veía venir en Japón. Dos décadas de parálisis económica dejaban traslucir que algunos pilares que se daban por hecho en las décadas posteriores a la II Guerra Mundial habían empezado a tambalearse mucho antes del tsunami: los trabajos para toda la vida, el aumento de ingresos y la seguridad a la hora de la jubilación.

El triple desastre de este año, pese a toda la miseria que ha generado, ha servido para que el diligente pueblo nipón haya vuelto a resetear su reloj histórico. El status quo posterior a la guerra ha muerto. Por segunda vez en un siglo, Japón vuelve a estar en el Año Cero.

Consulta nuestro especial sobre la catástrofe en Japón aquí.

Mostrar comentarios