¿Cuál es el futuro de la oposición rusa?

  • La última vez que la oposición en Rusia se enfrentó con la Policía en la céntrica plaza moscovita de Pushkinskaya fue significativamente menos multitudinaria que la anterior. ¿Es una señal de que el movimiento puede estar perdiendo impulso?
Khristina Narizhnaya, Moscú (Rusia) | GlobalPost

El naciente movimiento de oposición en Rusia se enfrentó el pasado domingo con la Policía en la céntrica plaza moscovita de Pushkinskaya, cuanto protestaban por los resultados de las elecciones presidenciales.

Pero en una señal de que el movimiento puede estar perdiendo impulso, la manifestación convocada al día siguiente fue significativamente menos grande que las que se convocaron antes de los comicios, que le han otorgado un nuevo mandato presidencial al primer ministro Vladimir Putin.

Unas 20.000 personas se congregaron en la plaza Pushkinskaya para protestar contra la victoria de Putin, que según algunos observadores fueron manipuladas. Los manifestantes corearon "Rusia sin Putin", pero desplegaron menos pasión que en las protestas celebradas en días anteriores en las plazas Bolotnaya y Sakharov.

Algunos agitaron banderas y mostraron pancartas. Una de ellas decía "Moscú no cree en las lágrimas", refiriéndose al lloroso discurso de victoria de Putin y el título de una popular película rusa.

El líder de la oposición, Sergei Udaltsov, uno de los primeros que tomó la palabra, dijo que no dejaría la plaza hasta que Putin dejase el Kremlin, y urgió a los demás a quedarse con él.

Unas 1.000 personas, incluyendo famosos activistas opositores como Alexei Navalny e Ilya Yahin, se quedaron en la plaza después de la manifestación.

El líder de la oposición y diputado de la Duma estatal, Ilya Ponomarev, les pidió que dejasen los carteles y las pancartas y dejasen de corear eslóganes. Y les dijo que se quedasen en la plaza y hablasen. Pero a continuación la Policía antidisturbios llegó y empezó a dispersarles. A algunos les golpearon con porras.

Ponomarev dice que la Policía le rompió un brazo a su ayudante, Alena Popova.

Navalny, Udaltsov y Yashin fueron detenidos junto con cerca de 250 personas, según informó la Policía. Ponomarev dice que se libró del arresto debido a su estatus político, y añade que espera que las detenciones masivas tengan un efecto movilizador entre la ciudadanía.

Puede que al movimiento le resulte cada vez sea más difícil lograr apoyo.

"Ha sido difícil venir aquí después de las detenciones", asegura Mikhail, de 53 años. "No somos muchos aquí".

Mikhail, que no quiere que se publique su apellido, lleva 20 años acudiendo a manifestaciones.

No cree que el Gobierno vaya a satisfacer las demandas de los manifestantes de celebrar nuevas elecciones, pero espera que eventualmente se escuche su voz y la de los demás que piden reformas políticas.

Otro manifestante, el abogado Kirill Toporov, de 26 años, asegura que el Gobierno tomará medidas drásticas contra la oposición en el futuro cercano. "Voy a decir algo negativo… habrá represión", dice Toporov.

Pero un amigo suyo, el empresario Boris Prevezentsev, de 28 años, tiene una visión positiva. "El acoso hará que la gente reaccione de forma más activa ante este Gobierno", asegura.

Putin fue declarado oficialmente ganador con el 63 por ciento de los votos.

Los observadores internacionales y nacionales, como la organización independiente moscovita Golos, han denunciado miles de violaciones en la jornada electoral.

La Comisión Electoral Central ha negado que hubiese tales irregularidades. Según el jefe de la comisión, Vladimir Churov, las elecciones fueron "transparentes y honestas". Son el tipo de elecciones que "existen en Rusia ahora", dijo, según recoge la agencia Interfax.

Churov asegura que la Comisión Electoral Central recibió 178 quejas de posible fraude. También ha rechazado las acusaciones de los observadores internacionales sobre manipulación, según recoge la cadena de televisión estatal financiada por el Gobierno Russia Today.

Tras las elecciones parlamentarias del 4 de diciembre la oposición convocó masivas manifestaciones en Moscú y otras ciudades rusas en protesta por las supuestas manipulaciones. Los manifestantes exigieron nuevas elecciones, libertad para los prisioneros políticos y la dimisión de Churov.

Si bien la mayoría de ellos son conscientes de que sus demandas probablemente no se satisfagan en un futuro próximo, los manifestantes sí lograron algunas cosas por parte del Gobierno.

Unas leyes recientemente presentadas ante la Duma estatal para su revisión harán más fácil el registro de nuevos partidos políticos. Las leyes son el resultado directo de protestas masivas, según el líder de la oposición Boris Nemtsov.

La reforma política será inevitable durante los próximos seis años de Vladimir Putin como jefe del Kremlin, dicen los expertos.

El Gobierno controlará la oposición con el método del "palo y la zanahoria", sostiene Alexei Mukhin, director del Centro de Información Política en Moscú. Aquellos que cooperen lograrán buenos puestos en el gobierno. Quienes no lo hagan serán perseguidos, dice Mukhin.

Quienes asisten a las protestas antigubernamentales son personas ordinarias que están hartas del actual Gobierno y quieren tener un mayor nivel de vida y más oportunidades, según el analista político independiente Leonid Radzikhovsky.

Pero el movimiento carece todavía de un líder fuerte.

Unas cuantas opciones son: el blogueros y activista anticorrupción Navalny, o Vladimir Ryzhkov, el líder de no registrado Partido de la Libertad del Pueblo. Tienen cuatro años hasta las próximas elecciones parlamentarias para organizar un partido.

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