Cuando un gigante minero intenta replantar un bosque en Madagascar

  • La multinacional minera Rio Tinto quiere utilizar la reserva de Mandena para replantar los árboles talados durante su actividad. Los grupos de ecologistas se oponen porque dicen que la medida es insuficiente y los residentes locales afirman que están siendo perjudicados.
Adam Jadhav- GlobalPost

TOLAGNARO, Madagascar — A primera vista, el vivero del bosque de Mandena es un lugar común y corriente. Los semilleros aprovechan la luz del sol en un claro del bosque, donde además reciben agua y son analizados.

El arena de color gris amortigua el sonido de los pasos y los pájaros cantan sin cesar mientras Johny Rabenantoandro muestra algunas especies que sólo existen en esta parte del mundo. El vivero se encuentra en una reserva de unos 500 acres, donde se protegen los últimos vestigios de este ecosistema costero.

Pero Rabenantoandro no es activista medioambiental. Es biólogo de la multinacional minera Rio Tinto. Y el vivero a su cargo es parte de un ambicioso -algunos dicen imposible- programa ambiental que realizan a cambio de poder explotar miles de acres en busca de titanio.

"Tenemos un enorme vivero en una minera, increíble ¿no?", afirma, con una carcajada mientras realizamos el recorrido.

Rio Tinto quiere utilizar la reserva de Mandena en el sur de Madagascar para replantar el bosque talado por la actividad minera. Pero los grupos de activistas dicen que no es suficiente y los residentes locales argumentan que están siendo perjudicados.

Lo que no está en disputa es que el bosque de Madagascar ha ido disminuyendo década tras década. Los habitantes de la zona viven en la pobreza -con un ingreso per cápita inferior a 1,25 dólares por día- y los árboles son su recurso más importante. Los utilizan para todo, desde materiales de construcción hasta combustible.

En el proyecto, valorado en 940 millones de dólares, el gobierno de la isla posee un 20 por ciento de participación, lo cual podría convertirse en unas ganancias inesperadas que ayudarían a la economía regional. Si a esto se añade la campaña de conservación, Rio Tinto cree que ha dado con un nuevo modelo para la minería en los países en desarrollo, donde el negocio a menudo entra en conflicto con la protección medioambiental."Creemos que si no hay desarrollo económico, no hay conservación de la biodiversidad y no habrá bosques en estas costas", afirma Rabenantoandro.

La empresa comenzó a preparar la zona de Tolagnaro a finales de los años 80. El departamento de biodiversidad cuenta actualmente con 80 empleados a jornada completa. Ya ha empezado la actividad minera cerca del bosque de Mandena y ahora se están planificando otras dos zonas cercanas. Rio Tinto ha reservado unos 2.500 acres como zonas de conservación en tres áreas mineras y se ha comprometido a trabajar con las ONGs para proteger otros miles de acres que no están en la zona de explotación.

Aún más ambicioso, Rio Tinto promete literalmente replantar los bosques que destruya con los semilleros que cultiva en el vivero.En Mandena, los investigadores analizan las semillas, las condiciones para su desarrollo y controlan miles de semilleros que crecen en unas pequeñas bolsas de plástico negro.

También trabajan con los miembros de la comunidad para vigilar que las zonas de conservación no sean explotadas por los residentes locales. En la mina, las máquinas buldócer despejan el terreno y cavan bajo un lago artificial en busca de ilmenita, un mineral que contiene dióxido de titanio y que es utilizado en productos que van desde pinturas hasta turbinas de avión.

A medida que la mina va devorando la zona verde, deja unas dunas de arena que Rio Tinto quiere procesar para recobrar el bosque.

“Es un desafío enorme y la gente dice que es imposible”, afirma Rabenantoandro. “Pero vamos a volver a levantar el bosque”.Rio Tinto ha recibido innumerables críticas de grupos medioambientales que sostienen que los esfuerzos de conservación no son más que apariencias. Niall O’Connor, de WWF, dice que la empresa debería proteger más los bosques y no sólo los trozos de bosque que cuida ahora.Rio Tinto recibe apoyo del Missouri Botanical Garden, que realizó un inventario de las plantas que serán destruidas. Además, en Reino Unido, los Royal Botanic Gardens también almacenan semillas para el futuro.El otoño pasado, la iniciativa de Rio Tinto y su “minería ecológica” le valieron un premio de la firma sudafricana Nedbank.

“La empresa ha pasado casi dos décadas tratando de hacer bien las cosas”, afirma Chris Birkinshaw, del Botanical Garden. “Si existe alguna compañía que tiene la oportunidad de tener éxito [en reconstruir el bosque], ésa es Rio Tinto”.

Sin embargo, algunos grupos aún sostienen que la comunidad saldrá perdiendo. La primera queja de los habitantes, detallada en un libro publicado por dos ONGs (Andrew Lees Trust y Panos London) es que Rio Tinto les ha privado de su materia prima: las áreas boscosas que quedan en pie.

La empresa ha plantado eucaliptos, que crecen muy rápido, para que los habitantes puedan utilizarlos en lugar del bosque, pero estos argumentan que esa especie no es un sustituto adecuado. Además, los pescadores locales aducen que Rio Tinto ha arruinado la zona porque ha convertido el agua salobre en agua dulce para usar en la mina. Las ONGs señalan que si bien Rio Tinto ofrece capacitación para que los habitantes aprendan otros oficios, esto no representa una compensación adecuada para quienes pierden su sustento tradicional.

Incluso el sueldo de los empleados de Rio Tinto –superiores a la media- tiene problemas: la inflación. La empresa empleó más de 4.000 personas durante las obras de construcción de la mina y los precios se duplicaron. Ahora que la mina está operativa, se contrata a mucha menos gente, pero los precios no han bajado, según afirman los activistas y habitantes de la zona.

Rio Tinto construyó escuelas y policlínicos, pero aún hoy existe una escuela sin mobiliario y un hospital sin personal por falta de voluntad del gobierno, afirma Brett Massoud, ex jefe de Azafady, una comunidad de Tolagnaro que ahora trabaja con Rio Tinto en proyectos de conservación.

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