De esperas y decepciones

  • Vaya por delante que una de las cosas que menos me gustan es hacer cola, sea para lo que sea; la idea de ponerme en una larga fila de ciudadanos y esperar que me llegue el turno de hacer lo que pretendo hacer, sea sacar unas entradas para el teatro o incluso cobrar, me parece una de las menos atractivas que puedo tener.

Caius Apicius

Madrid, 23 may.- Vaya por delante que una de las cosas que menos me gustan es hacer cola, sea para lo que sea; la idea de ponerme en una larga fila de ciudadanos y esperar que me llegue el turno de hacer lo que pretendo hacer, sea sacar unas entradas para el teatro o incluso cobrar, me parece una de las menos atractivas que puedo tener.

Viene esto a cuenta por que, según parece, se está poniendo de moda hacer cola para comer... en los establecimientos que están de moda, y disculpen la intencionada redundancia. Les cuento la última.

Uno de los más prestigiosos críticos gastronómicos españoles contaba hace unos días en su blog que había estado tres cuartos de hora haciendo cola a la intemperie (y a la intemperie londinense, que no es una intemperie cualquiera) para acceder a un local en el que sólo se sirve champaña y... ¿caviar, quizá? No: champaña y "hot dogs", perritos calientes.

Mi colega se despacha a gusto sobre la cutrez, incomodidad y oscuridad del "restaurante" (si hay quien llama "restaurante" a una hamburguesería o a una pizzería, por qué no a una "perrería"), además de calificar de incomibles las salchichas de sus perritos y contar que pagaron, por dos copas y dos "hot dogs", la bonita cantidad de 38,5 libras (50 dólares).

Habida cuenta que hace unos meses le ocurrió algo muy parecido, sólo que en una hamburguesería neoyorquina (otra intemperie que se las trae), pero con el mismo decepcionante resultado, no me cabe más remedio que considerar que el refrán español que se pregunta "¿Adónde va Vicente?" y se responde "A donde va la gente" es aplicable igualmente a los países anglosajones, nórdicos y, en general, en todo el planeta.

Muchos ciudadanos ven a gente haciendo cola y, sin enterarse de nada más, se ponen ellos también "por si acaso".

A mí, qué quieren que les diga, hacer cola para comer me suena a comedores colectivos, tipo cuarteles o residencias de estudiantes; también a lugares en los que se proporciona comida a quienes no tienen medios y, por supuesto, a restaurantes (sigamos dando por aceptable el término) en los que se practica el autoservicio. El servicio militar y la Universidad me quedan ya muy lejos, por fortuna aún no he tenido que apelar a los centros que ayudan a quien lo precisa, y evito cuidadosamente los autoservicios.

Recuerdo alguna que otra cola en fiestas gastronómicas populares: allá donde se reparte algo de comer gratis, se forman ya no colas, sino aglomeraciones. Y sí, es cierto que en alguna ocasión (pocas) me ha tocado esperar en un restaurante (ahora sí hablo de lo que entendemos por tal) a que quedase una mesa libre, las pocas veces que he ido sin reservar mesa antes... o a un local que no admite reservas. Pero en ese caso la espera no reviste forma de fila india, o columna de a dos, sino que uno espera tan a gusto sentado ante una barra, tomándose un aperitivo con toda calma. No es lo mismo, qué va a ser.

Luego está la cola "virtual", conocida como "lista de espera". Hay sitios, pocos, que tienen la fortuna de tener que establecer una. Lo que pasa es que luego vienen las leyendas urbanas, esas que afirman que en tal o cual restaurante hay que esperar dos años a que te den mesa. Vamos, lo ideal para las gentes que, como yo, no saben lo que van a hacer mañana...

De verdad: no vale la pena estar una hora a la cola para comer un plato (es una metáfora, porque no hay platos) de comida callejera. Pero tampoco vale la pena esperar varios meses para que le den a uno mesa en un restaurante de moda y, por supuesto, exclusivísimo (léase: carísimo). Las esperas no son agradables... y la experiencia nos dice que la satisfacción final es inversamente proporcional a las expectativas creadas por la espera. No vale la pena.

Mostrar comentarios