Destacada activista dice que régimen sirio no permitirá la renuncia de Asad

  • Pegada a un ordenador, la activista Razan Zeituneh se ha convertido en una de las voces más autorizadas de la revolución siria y se muestra segura de que el régimen no permitirá la renuncia del presidente sirio, Bachar al Asad, ya que su familia "actúa como un solo cuerpo y solo caerá de una vez y para siempre".

Enrique Rubio

Damasco, 9 feb.- Pegada a un ordenador, la activista Razan Zeituneh se ha convertido en una de las voces más autorizadas de la revolución siria y se muestra segura de que el régimen no permitirá la renuncia del presidente sirio, Bachar al Asad, ya que su familia "actúa como un solo cuerpo y solo caerá de una vez y para siempre".

Zeituneh, distinguida con el último premio Sájarov del Parlamento Europeo, concedió a Efe una entrevista recluida en la clandestinidad en la que vive desde que su activismo le hizo una de las personas más buscadas por las fuerzas de seguridad.

Como responsable de la red Comités de Coordinación Local, Zeituneh informa al mundo sobre los desmanes del régimen, inmerso estos días en una brutal campaña de hostigamiento sobre la ciudad de Homs.

Por ello, respecto a una hipotética negociación que supusiese la salida de Al Asad, como propone la Liga Árabe, cree que "cualquier compromiso que no incluya la caída del régimen no será aceptable tras este baño de sangre".

"El régimen es un solo cuerpo, no caerá parte por parte. Solo lo hará de una vez y para siempre", explica Zeituneh, para quien la continuidad del presidente "no es ni siquiera decisión suya".

La activista, de 34 años y más de una década como defensora de los derechos humanos en Siria, considera que, hoy por hoy, los países occidentales no están dispuestos a pagar un precio por apoyar a la revolución en su país.

"Por eso, los gobiernos siguen con sus comunicados, pero no emprenden ninguna acción seria para meter una presión real sobre el régimen", señala Zeituneh.

Para esta mujer de mirada punzante y convicción infinita, el conflicto abierto por Moscú al vetar una resolución de condena en el Consejo de Seguridad de la ONU "no es más que un juego de poder entre Occidente y Rusia, que no tiene nada que ver con nuestra lucha".

Así, los países aliados de Damasco, como Rusia, China o Irán, son "dictaduras a las que lo único que les mueve son sus beneficios y sus intereses".

¿Y el resto de países? "Bueno... en realidad no son tan diferentes. En los últimos diez meses lo hemos visto, no me creo que no hayan sido capaces de hacer nada, ni siquiera de aprobar una condena en la ONU", asegura.

Zeituneh aboga por ser "realista" y asumir que serán los propios sirios quienes deberán sacar adelante su revolución, con medidas que su grupo promueve para debilitar al régimen desde dentro, como el boicot a los productos de los empresarios fieles a Al Asad o la desobediencia civil.

"Quien no está implicado todavía en la revolución, ya no lo hará directamente. Al contrario, si antes estaban asustados, ahora tendrán todavía más miedo", afirma, por lo que apuesta por implicar de forma indirecta a nuevos grupos, especialmente estudiantes y amas de casa, que no se pondrían en peligro pero contribuirían a la revolución.

Zeituneh también tiene miedo, no lo oculta. Pero tantos años de vivir asustada le han hecho aprender a vivir con él.

Eso le lleva a extremar las medidas de seguridad: "Intento evitar puestos de control, salir de día... Paso mucho tiempo en casa, pero sí salgo a reuniones, a ver amigos o a participar en protestas".

Pese a las confusas informaciones que llegan desde el interior de Siria, muchas veces teñidas de propaganda por ambas partes, la joven reconoce que "ningún área en el país está bajo el control de la revolución".

A su juicio, hay únicamente lugares donde el llamado Ejército Libre Sirio (ELS) trata de proteger a los civiles y que sufren una menor presión militar, pero "la gente muere por la represión en cualquier punto del país".

"Sí, hay algunas armas que están entrando en Siria desde fuera, pero eso no es nada, no es suficiente para enfrentarse a un ejército como el sirio. El ELS está equipado muy pobremente, no tienen ni munición para sus armas", señala.

Desde el comienzo de las revueltas contra Al Asad, en marzo de 2011, en Damasco no se han vivido escenas como las multitudinarias concentraciones en El Cairo que llevaron a la caída del presidente egipcio, Hosni Mubarak.

Zeituneh cree que la mezcla de sensibilidades y corrientes en el centro de la capital siria hace que el temor sea mayor, ya que en otros lugares donde sí ha prendido la llama "se conocen los unos a los otros, se sienten seguros y no hay muchos extraños que los espíen".

Esta desconfianza inherente, el recelo hacia el prójimo, es otro de los motivos por los que la oposición a Al Asad está hasta el momento tan atomizada y carece de una sola voz.

"Hemos estado trabajando de manera clandestina mucho tiempo. Eso crea muchos problemas y enfermedades, no hay confianza entre la gente, hay muchas suspicacias. Bajo un régimen autoritario y dictatorial, eres solo un número", explica.

Y pese a los temores de muchos sirios acerca de un posible Estado islamista si cae el régimen actual, Zeituneh es muy clara: "No me puedo imaginar nada peor que lo que hemos tenido en las últimas cuatro décadas, nada más brutal, más represivo... ¡Imposible!".

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