EEUU quiere comunicarse más con la población afgana

  • Una guerra es mucho más que armas y combate. Evitar enemigos entre los ciudadanos afganos de a pie, ganarse su confianza y asegurarse de que no haya nuevas personas que se alíen con los talibanes. Esa es la estrategia de EEUU en la guerra que lleva diez años en marcha en Afganistán.
Un afgano y sus hijas ofrece té a un soldado
Un afgano y sus hijas ofrece té a un soldado
Getty
Stephanie Gaskell, Nueva York (EEUU)

Cuando el general David Petraeus se hizo cargo de la guerra en Afganistán el pasado verano, una de las primeras cosas que notó fue que su doctrina sobre la contrainsurgencia (y que su predecesor, el general Stanley McChrystal, había apoyado) no estaba siendo transmitida a las tropas.

La piedra angular de la estrategia de EEUU en Afganistán, la contrainsurgencia o COIN, pretende proteger a la población local y lograr que se entable una conexión con su Gobierno. Esta teoría se enseña a los brigadas, que se supone que tienen que transmitirla a los escalafones inferiores de su compañía, a los que están patrullando el terreno. Pero el general vio que no se estaba produciendo así exactamente.

"La contrainsurgencia no es una recomendación", asegura el teniente coronel John Malevich, del Ejército canadiense, director adjunto del COIN Center en Fort Leavenworth, Kansas (EEUU). "Los comandantes de brigada tienen la capacidad de poder elegir y escoger el entrenamiento que prefieran", explica. "Si había un comandante de brigada que no estaba muy cómodo con eso o quizás tenía más combates cinéticos, a lo mejor no se preocupaba demasiado [del COIN]".

En consecuencia, Petraeus recomendó formar a partir de la próxima primavera a todos los soldados estadounidenses en COIN, antes incluso de desplegarse sobre el terreno. El secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, aprobó esa directiva el mes pasado y con ello se podría contribuir a cambiar el curso de la guerra en Afganistán, ya que se les dará a los soldados de más bajo nivel y a los marines herramientas necesarias para aplicar tácticas de contrainsurgencia.

"No digo que no lo estuviésemos haciendo ya, pero ahora estamos intentando hacerlo bien", aclara Malevich.

Aplicar bien la contrainsurgencia todavía parece confundir a los líderes militares de EEUU, pese a que la propia definición de guerra moderna ha cambiado en esta última década en Afganistán. "Estamos descubriendo que hemos tenido 10 años de guerras de un año", admite Malevich.

Los líderes militares de EEUU también se han dado cuenta de que la estrategia de contrainsurgencia en Irak y Afganistán comenzó siendo dirigida hacia las personas que planeaban la guerra, y no necesariamente hacia quienes estaban ejecutándola en el terreno.

"Tradicionalmente analizamos las operaciones militares a tres niveles: estratégico, operativo y táctico. El manual [de COIN] fue escrito a nivel operativo y estratégico, y por eso un montón de gente no prestó atención a las compañías y pelotones", añade el teniente coronel. Pero "quien entra en contacto con la población es la compañía: los líderes del pelotón, el sargento, el cabo, el especialista... son ellos", afirma.

Sin embargo no todo el mundo está a favor de las tácticas de COIN. Algunos dicen que no sirven para nada en un lugar que lleva décadas en guerra y que el trabajo de un soldado no es actuar como un diplomático. Además, muchos de los efectivos en el terreno tienen que concentrarse en permanecer con vida y no tienen tiempo para hacer nuevos amigos afganos.

"La interacción con la población local no es tarea de todos los soldados, diga lo que diga cualquier general. Si todo el mundo está ahí fuera estrechando manos y besando bebés, ¿qué clase de seguridad estamos ofreciendo?", asegura Jared Matthews, de Michigan, que sirvió dos periodos en Afganistán como soldado de infantería, el último en 2009.

Matthews dice que la mayor parte de su formación se la dieron otros soldados que habían estado antes sobre el terreno. "Me parece que dieron a dos soldados por escuadrón unos pequeños libritos con palabras y expresiones útiles", recuerda.

La mayor parte del entrenamiento básico en COIN se centra en dar consejos prácticos como tratar de evitar las bromas o la jerga norteamericana, no hacer promesas que no se puedan cumplir y no usar el término "campo de batalla". Otras partes del manual tratan sobre cómo interrogar y detener de forma correcta a un sospechoso, saber identificar a los líderes tribales y la formación de las fuerzas de seguridad locales.

"Es muy difícil formar a soldados que nunca han salido de EEUU y prepararles para una cultura que es completamente distinta a la que tenemos aquí", explica Tim Gould, de Yonkers, Nueva York, que sirvió en Afganistán en 2008.

Antes de su despliegue la unidad de Gould recibió oficialmente una clase de idiomas que duró dos horas. "Y eso fue más o menos todo", recuerda. Al fin y al cabo, ellos eran soldados de infantería, preparados para combatir.

Pero Gould dice que su sargento primero quiso que su gente aprendiese dari y pastún, y una vez en el campo de batalla les obligó a trabajar codo con codo con sus intérpretes afganos para conocer mejor su cultura e idioma.

"Poder decir hola, buenos días, cómo está su familia, cómo va su salud... eso es enorme. Puedes ver que para ellos significa mucho el que seas capaz de decirles tan solo eso", añade. "Les demuestras que te importa, que no estás ahí tan solo para luchar en un guerra, que realmente te importa lo que les ocurre".

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