El conflicto armado en Siria se ha extendido a Líbano después de que el fuego de mortero de las fuerzas gubernamentales cayera sobre unos pueblos en el norte del país de los cedros y matara a cinco personas, según dijeron los vecinos.
En contraste con Turquía, que aloja abiertamente a rebeldes que luchan para derrocar al presidente sirio, Bashar el Asad, no se espera que Líbano responda militarmente a este ataque, ya que ha restado importancia a los efectos por los combates regulares a lo largo de su frontera. Sin embargo, los rebeldes han usado el norte de Líbano como base y las fuerzas de Asad a veces han bombardeado aldeas e incluso han cruzado la frontera persiguiendo a combatientes.
Los residentes de la región libanesa de Wadi Jaled dijeron que varias bombas de mortero cayeron en cinco edificios ubicados a 20 kilómetros de la frontera. Los vecinos informaron de más explosiones y dijeron que también escucharon disparos cerca de la frontera.
En la aldea de Al-Mahatta una casa fue destruida, matando a una joven de 16 años e hiriendo a dos niños, dijeron miembros de la familia. Una mujer de 25 años y un hombre también murieron producto de los ataques en pueblos cercanos, dijeron residentes.
Además, dos beduinos murieron en el pueblo de Hishe, próximo a un río que marca la frontera, al caer sobre su tienda dos granadas propulsadas por cohete, según los vecinos. El Ejército libanés confirmó una de las muertes y dijo que fuego sirio cayó sobre su territorio. El presidente libanés, Michel Suleiman, emitió un comunicado lamentando las muertes y prometiendo una investigación.
Turquía, otro vecino de Siria pero mucho más poderoso que solía ser amigo de Asad, ha reforzado su frontera y ha desplegado aviones de combate en varias ocasiones durante la semana pasada, después de que Siria derribara un caza turco el 22 de junio.
La parálisis diplomática que ha frustrado los intentos internacionales de alcanzar una transición pacífica en Siria persistía el sábado, después de que China se uniera a Rusia a la hora de rechazar la acusación de que ambos son un obstáculo para llegar a una solución.
En Siria, el Ejército bombardeó el sábado ciudades en la norteña provincia de Alepo, en un esfuerzo por erradicar a los insurgentes que han tomado el control de algunas áreas, dijo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, opositor al Gobierno. "El ataque es el más fuerte desde el comienzo de las operaciones militares en zonas rurales de Alepo, en un intento por controlar la región después de que las fuerzas del Ejército sirio sufrieran graves pérdidas durante los últimos meses", informó el grupo activista con sede en Londres.
El grupo dijo que tres personas habían muerto por los ataques, entre ellos dos rebeldes. La agencia oficial de noticias SANA dijo que el viernes el Ejército frenó los intentos de infiltración de hombres armados procedentes de Turquía y Líbano.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos sostuvo también que muchas familias se han visto obligadas a dejar sus hogares y agregó que la medicina y los suministros de agua y electricidad se estaban agotando.
Alepo, la segunda ciudad de Siria, se ha librado en gran medida de la violencia. Sin embargo, en las afueras de la ciudad y en la provincia los rebeldes han ido ganando terreno desde que comenzó el levantamiento hace 16 meses.
El Observatorio dijo que 93 personas, la mayoría civiles, murieron el viernes en todo el país, cuando los manifestantes salieron a las calles para pedir una "guerra de liberación del pueblo". Activistas de la oposición dicen que al menos 15.000 personas han muerto hasta el momento por el conflicto armado.
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