El continente americano, la despensa de China

  • El gigante asiático ha puesto el ojo sobre los casi interminables recursos naturales de Brasil, Perú o Panamá. Ya se ha convertido en el segundo socio comercial de Cuba y su influencia cultural es cada vez mayor en Estados Unidos, país del que es el mayor acreedor. El dominio chino del mundo se inicia en el continente americano.
El continente americano, la despensa de China
El continente americano, la despensa de China
Getty Images
Gorka Ramos

China quiere recursos y América los tiene. La ofensiva comercial y diplomática de los asiáticos en la zona no deja lugar a dudas. Petróleo, gas, madera, azúcar… Los chinos necesitan materias primas y al otro lado del Pacífico abundan. Eso sí, la apertura no puede ser sólo económica.

Que China es grande no es ninguna novedad, y que tenga un apetito acorde es comprensible. Pero la potencia asiática necesita alimentos naturales, y no esconde cuál es su plato favorito.

Como buen gigante, a China le interesa principalmente la comida nutritiva y rica en vitaminas industriales, platos bien cargados de recursos que le permitan seguir aumentar su peso económico a un ritmo del 10% anual.

China ha dejado claro que su mayor necesidad es la energética, un requisito que le ha hecho embarcarse hacia las Américas y lanzar una amplia ofensiva comercial y diplomática.

Entre 10.000 y 20.000 kilómetros separan a Pekín de algunas de las regiones vírgenes y más ricas en materias primas de todo el mundo. Da igual que sea Perú, Brasil, Cuba o Panamá. Seguro que tienen algo que le interesa a los chinos.

Las inversiones del gigante asiático son cada vez más fuertes en América Latina. En cuestión de un año, la inversión directa en América del Sur ha crecido un 56%. Su favorita es Brasil.

"La mayoría de las adquisiciones fueron realizadas por multinacionales asiáticas, principalmente de China e India, dedicadas a la extracción de petróleo y gas en Sudamérica", explica un informe de la ONU sobre el interés asiático en Latinoamérica.

Además, China se ha dado cuenta de que no vale con sólo mandar dinero. El día en que el presidente electo de Perú, Ollanta Humala, era investido, el Gobierno chino enviaba a un enviado especial para rendir homenaje.

Pero la de Perú era sólo la primera parada del ministro de Agricultura, Han Changfu. Unos días después, el representante chino viajaba a Cuba para reunirse con el vicepresidente de la isla, y con los ministros de Agricultura y de Azúcar. ¿Un buen caramelo para Pekín?

El foco de las reuniones fueron los "temas relacionados con el desarrollo de la economía y la agricultura en ambos países", afirma la televisión oficial de Cuba. Lo cierto es que China es el segundo socio comercial de Cuba.

Conquista también cultural

Hace unas semanas, el pívot chino Yao Ming se retiraba de la NBA. El baloncestista abrió en 2002 un nuevo mercado entre Estados Unidos y China, el de las élites deportivas. Durante años, el régimen chino se ha esforzado en crear a los mejores deportistas profesionales del mundo, y no les ha ido mal.

Atrás queda el incidente diplomático del bailarín Li Cunxin, bien reflejado en la película 'El último bailarín de Mao'. En los años 70, el Gobierno chino se oponía a que sus profesionales "escapasen" del país, el talento debía quedarse dentro de China. Pero China se dio cuenta de que si quería crecer no podía hacerlo de manera independiente. La apertura no podía ser sólo económica.

En mayo de 2005, el pívot de los Houston Rockets fue elegido Trabajador Modelo del Comunismo, y eso que según el periodista estadounidense Brook Larmer, el pívot es un producto nacido de la mente de Mao Zedong, que aspiraba a hacer del deporte un arma política.

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