El gran alijo estadounidense de amapolas afganas

  • El Ejército de EEUU se incauta en el país de 82,5 toneladas de semillas de esta planta que sirven para espolvorear sobre panecillos. Lo hacen pasar como la mayor captura de drogas en la zona.
Afganistán es uno de los mayores productores de heroína del mundo | Reuters
Afganistán es uno de los mayores productores de heroína del mundo | Reuters
Jean MacKenzie | GlobalPost para lainformacion.com
Jean MacKenzie | GlobalPost para lainformacion.com

KABUL — Los gourmets aficionados a las semillas de amapola espolvoreadas sobre los panecillos quizás tengan que empezar a mirar de reojo antes de darle un bocado a su desayuno, por si les están siguiendo agentes antinarcóticos de incógnito. Según los oficiales militares de EEUU, las semillas de amapola son drogas, al mismo nivel que el opio y la heroína.

Esto, al menos, es el mensaje transmitido tras una reciente redada en el distrito de Marja, en la provincia de Helmand, en donde tras cuatro días de ofensiva militar fuerzas estadounidenses anunciaron orgullosamente la confiscación del mayor alijo de drogas hasta ahora en Afganistán: más de 101 toneladas de narcóticos, cuya captura "e;ha dañado seriamente un operativo de criminales y guerrilleros y un centro de narcóticos clave del sur de Afganistán"e;, según anunció el portavoz del Ejército de EEUU, el coronel Greg Julian.

El coronel no destacó sin embargo que más del 80 por ciento del alijo, (82,5 toneladas) eran semillas como las que se espolvorean en los panecillos tipo bagel, aunque se especula que la mayor parte de ellas probablemente iban a ser plantadas, y no consumidas.
"e;Realmente no podemos decir que las semillas de amapola sean drogas"e;, reconoce un oficial de EEUU cuya identidad no se puede revelar. "e;Lo son en potencia"e;.

En la redada se incautaron también cantidades menores de drogas: 18,5 toneladas de opio; 0,04 toneladas de morfina; 0,22 toneladas de heroína y 0,2 toneladas de hachís. Si se ponen esas cifras en perspectiva, se verá que el opio incautado representa una ínfima parte de las casi 6.000 toneladas que produjo la provincia de Helmand en 2008. "e;No es una cantidad sustancial"e;, admite el oficial.

Pero la importancia de la operación de Marja va más allá del revuelo en torno a la captura de las drogas; representa un nuevo impulso en el uso de las tropas de EEUU en Afganistán. De la contra insurgencia a la lucha antidroga.

Operación conjunta

En la redada de Marja participaron 14 agentes de la agencia antidroga estadounidense, la DEA, cuya división FAST está formada para operar conjuntamente con las Fuerzas Especiales del Ejército. "e;No se notan diferencias entre ellos y las fuerzas especiales"e;, afirma el oficial.
Los agentes FAST no están autorizados a participar en ofensivas específicas de contrainsurgencia. Su misión es exclusivamente la lucha antidroga. En Marja apoyaron a las Fuerzas Especiales de EEUU y a los comandos afganos del 205 Atal Corps.

Las tropas entraron en Marja, una pequeña comunidad a unos 30 kilómetros de la capital provincial, Lashkar Gah, el pasado 19 de mayo. El objetivo de la misión era limpiar la zona de lo que supuestamente es su principal actividad: un epicentro de los negocios relacionados con las drogas de los talibanes.

"e;El principal objetivo es acabar con la insurgencia, que resulta estar financiada y alimentada por el comercio de drogas"e;, asegura el coronel Julian. "e;En donde hay vínculos entre la insurgencia y las drogas, hay un objetivo militar legítimo"e;.

La problemática provincia sureña de Helmand es el principal ejemplo de los vínculos en Afganistán entre drogas e insurgencia, ya que es la base de los talibanes y también es la capital mundial de las adormideras. Helmand produce el 60 por ciento de la materia bruta mundial para la fabricación de heroína, según la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito.

La ofensiva de Marja estaba dirigida directamente al comercio de drogas. "e;Quisimos transmitir a los traficantes de drogas el mensaje de ya no pueden operar libremente"e;, explica el oficial estadounidense al que tuvimos acceso. No se hizo ninguna acción para limpiar la zona y permanecer en ella, y las fuerzas combinadas afgano-estadounidenses se retiraron a los cuatro días.

El tema de las tropas utilizadas en operaciones antidroga es polémico y ha causado tensiones entre EEUU y sus aliados en Afganistán. A principios de año, el general John Craddock, comandante supremo aliado en Europa de la OTAN, generó un importante debate al afirmar que la Alianza Atlántica debería de atacar a los traficantes de droga en Afganistán, aunque no se pudieran demostrar vínculos con la insurgencia.

Algunos de los aliados pusieron obstáculos, llegando a cuestionar el general alemán Egon Ramms la legalidad de la iniciativa de Craddock.
El Ejército de EEUU parece tener menos reparos y menos restricciones a la hora de utilizar a sus soldados en la lucha contra los narcotraficantes.

La justificación siempre ha sido que el comercio de drogas alimenta la insurgencia. Las cifras son muy confusas, pero los expertos calculan que cada año acaban en los arcones de los talibanes entre unos 100 y 300 millones de dólares del dinero de la droga. "e;Veo los campos de adormideras y veo campos de Kalashnikovs"e;, asegura el general Dan McNeill, antiguo comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán.

Pero incluso las afirmaciones de este pez gordo están siendo cuestionadas, nada menos que por el enviado especial de EE UU a Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke. En un encuentro con periodistas en Islamabad a principios de junio, Holbrooke rechazó el concepto de que el dinero de la droga es la principal fuente de ingresos de los talibanes y dijo que "e;si el tráfico de drogas se termina, no tendrá un impacto significativo"e;.

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