Las señoras de la droga de México

  • De las 11.000 presas que hay en México, más de 4.000 lo están por relaciones con el tráfico de drogas y el crimen organizado. En los últimos cinco años, el número de mujeres implicadas se ha multiplicado por cuatro. Un periodista cuenta los detalles de las 'Miss Narco' en México.
De las 11.000 presas que hay en México, más de 4.000 lo están por relaciones con el tráfico de drogas y el crimen organizado.
De las 11.000 presas que hay en México, más de 4.000 lo están por relaciones con el tráfico de drogas y el crimen organizado.
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Ioan Grillo, México DF (México) | GlobalPost

"La señora de la droga vende heroína a las puertas de su casa en Ciudad Juárez, conduce coches caros y está detrás de una serie de asesinatos a miembros de bandas rivales", relata un reportaje periodístico. Puede parecer otra historia sórdida de las que se han producido en México durante este año bañado en sangre. Pero todo lo contrario: esa información es de 1933.

El artículo del archivo de El Continental, que se guarda en la Universidad de El Paso, describe a una mujer llamada Ignacia Jasso, La Nacha, que llegó a dominar el tráfico de drogas en la frontera con EEUU, sirviendo a clientes que llegaban a buscar su dosis incluso desde Alburquerque, Nuevo México, EEUU.

"Nos dicen que La Nacha se mueve tranquilamente por las calles de Juárez con el coche de lujo que se acaba de comprar", dice la noticia. "Parece que tiene algunas influencias importantes y por eso no la han detenido".

Tal y como confirma la historia de La Nacha (que posteriormente fue encarcelada), las mujeres forman parte del negocio de las drogas en México desde sus inicios.

Ahora que la guerra de las drogas se ha extendido hasta convertirse en un conflicto civil que se ha cobrado 30.000 vidas en cuatro años, cada vez son detenidas más mujeres por tráfico de drogas, blanqueo de dinero e incluso por trabajar como sicarios.

Según el Instituto Nacional de la Mujer de México el número de mujeres encarceladas por cargos relacionados con el tráfico de drogas y el crimen organizado se ha multiplicado por cuatro en los últimos cinco años, siendo ahora en torno a 4.292 presas (respecto a una población total de 11.000 reclusas).

Si bien la implicación de las mujeres no es nueva, si continúa provocando sorpresa, curiosidad e irritación. Expertos y opinión pública suelen expresar su sorpresa sobre la participación de las mujeres en un negocio tan sangriento.

Mientras tanto, las noticias sobre reinas de la belleza mantenidas por el narcotráfico son el contrapunto al constante recuento de cadáveres.

Miss Narco

El periodista mexicano Javier Valdez ha publicado un libro repleto de figuras femeninas del crimen organizado mexicano titulado "Miss Narco" y que ha sido uno de los superventas del año.

"Habla de reinas, de algunas muy valientes, de jefas de asesinos y de mujeres con dinero y vicios; mujeres duras, esas que están inmortalizadas en canciones e idealizadas por su belleza y poder de mando", dice en el prólogo.

El trabajo de Valdez muestra que las mujeres entran en ese mundo debido a las presiones económicas, hogares rotos, por ser madres solteras o porque las arrastran al crimen sus novios y maridos.

Al público le impactó especialmente un vídeo colgado en internet el mes pasado en el que una supuesta sicaria confiesa haber cometido asesinatos para los Zetas. La confesión de Verónica Treviño parece haber sido obtenido bajo coacción por los archirrivales de los Zetas, por lo que es difícil confirmar los detalles. Pero fue aceptado como prueba por los matones, que la decapitaron y metieron su cabeza en hielo.

Otra famosa (menos sangrienta) también relacionada con el mundo del crimen es la reina de la belleza Laura Zúñiga, Miss América Latina, que fue detenida en 2008 junto a un narcotraficante en un coche lleno de dinero y armas.

Zúñiga fue posteriormente puesta en libertad sin cargos, no antes de haber sido portada de la prensa de su país con titulares como "Miss América Latina y los Siete Narcos". Dijo que ella tan sólo era la novia del traficante, pero que no tenía nada que ver con sus negocios.

Dinero con "brillo falso"

En el estado de Sinaloa, el corazón del crimen organizado de México, las novias de los traficantes se han convertido en una subcultura urbana. Conocidas como "buchonas", se pasean repletas de anillos de brillantes, implantes en los pechos y vestidos caros de diseñadores extranjeros.

Un reciente reportaje sobre buchonas publicado en el periódico de mayor tirada del noroeste recibió numerosos comentarios relatando con disgusto cuántas mujeres se dejan seducir por el dinero de las drogas. "Qué vergüenza que haya muchachas que se dejan embaucar por el brillo falso de ese dinero, que sólo aspiran a ser las novias o las amantes de esos matones vulgares", escribía un sinaloense llamado Gonzo.

La riqueza reluciente de los narcodólares también atrae a mujeres del sur, de Colombia, en donde los traficantes mexicanos compran la cocaína.

El libro colombiano "Sin tetas no hay paraíso" relata cómo chicas jóvenes se ponen implantes de pecho para agradar a sus novios narcotraficantes ricos. Convertido en uno de los culebrones más exitosos de la historia de la televisión colombiana, ya tiene una secuela titulada "Las muñecas de la mafia".

Pero ser tan solo la novia de un capo también puede ser peligroso con el nivel actual de violencia que hay en México. El enemigo público número uno, Joaquín "Chapo" Guzmán  tuvo supuestamente una aventura mientras estuvo en la cárcel con la prisionera Zulema Hernández. Cuando la alta y rubia Hernández consiguió la  libertad en 2008 fue secuestrada y asesinada, aparentemente por los rivales de Guzmán, los Zetas. En su estómago, pecho y nalgas los asesinos grabaron la letra Z.

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