El rock lucha contra la violencia en una ciudad tradicional de Colombia

  • Los grupos de música rock se están multiplicando en Puerto Wilches, una población que prefiere los sonidos clásicos y propios de la región. Pero sus habitantes, algunos de los más castigados por la violencia en Colombia, empiezan a comprender que antes que un arma, es mejor que sus jóvenes tengan entre manos una guitarra o una batería.
Los grupos de música rock se están multiplicando en Wilches, una población que prefiere los sonidos clásicos y propios de la región.
Los grupos de música rock se están multiplicando en Wilches, una población que prefiere los sonidos clásicos y propios de la región.
Nadja Drost | GlobalPost
Nadja Drost, Puerto Wilches (Colombia) | GlobalPost

Puerto Wilches es uno de los últimos lugares donde esperarías escuchar música rock. Es una población tradicional en la que se escuchan tipos de música tradicionales.

Coches tirados por burros comparten las calles con coches y motocicletas. Los wilcheros, como se conoce a sus habitantes, pasan las horas jugando a las cartas en sus patios mientras escuchan las canciones tradicionales del vallenato y la cumbia.

Pero lo que resuena procedente de una casa de bloques de cemento oscuro, el Olimpo Piñeres es un sonido totalmente diferente: música rock.

Piñeres, de 45 años, cree que la música rock, asociada por muchos en Wilches con un comportamiento diabólico y violento, puede ser una fuerza positiva. Él cree que puede ayudar no solo a la juventud de Puerto Wilches, sino también a una ciudad que se está recuperando después de décadas de brutal conflicto armado.

“Nuestras historias han sido sobre la guerra. Creemos que podemos cambiar esto”, dice Piñeres.

Hace trece años, Piñeres tuvo éxito organizando un programa sobre la música rock en la emisora local de radio. La recepción no siempre fue positiva. “Estábamos acostumbrados a otra cosa, escuchábamos vallenato, como siempre, pero poner música rock...”, recuerda Omaira Arrieta Santiz, el director de la emisora de radio.

Piñeres seguía tratando de transmitir su amor por el rock a sus compañeros wilcheros. Los viernes llevaba un equipo de sonido y altavoces al parque local, tocaba música rock e invitaba a alguien a sentarse y escuchar a los músicos.

En 2008, una banda de Piñeres celebró un concierto de rock por primera vez en Puerto Wilches.

Desde entonces, Piñeres ha conseguido otros interesados y ha ayudado a formar otras bandas. Se las arregló para conseguir los instrumentos, sobre todo a través de donaciones. Todas las noches abre su casa a cualquiera que desee tocar.

Hoy en día, Puerto Wilches, una tranquila ciudad de 17.000 habitantes, cuenta con seis bandas de rock que se hacen llamar por el nombre colectivo de Wilcherockeros. Dan conciertos y han grabado algunas de sus canciones.

“Es muy raro que en nuestra región, en nuestra cultura, que haya un desarrollo de la música rock”, explica Jairo Toquicia Aguilar, un candidato de 28 años de edad para el concejo municipal que ayuda con la logística y la publicidad de las bandas. “Es increíble ... por el contexto socio-cultural de esta región, y en particular en Puerto Wilches".

Pocos lugares han sufrido más por el conflicto armado de Colombia que Puerto Wilches. Hasta hace unos años, estaba bajo el control de grupos armados. Primero por las guerrillas de izquierda y después por los grupos paramilitares de derecha.

Desapariciones, terror y masacres se convirtieron en el pan de cada día en esta ciudad. Se trata de algo que toca cada una de las esquinas que hay aquí. Todos los residentes pueden señalar los sitios que evocan recuerdos doloroso. La casa dónde los vecinos fueron secuestrados, la búsqueda de los desaparecidos hasta encontrar sus cadáveres decapitados arrojados al río, el campo en el que docenas de cuerpos fueron depositados, o el trozo de pavimento donde se abandonó un cuerpo hasta su putrefacción porque todo el mundo estaba demasiado asustado de las repercusiones que podría acarrear recoger el cuerpo.

Los residentes estaban ocupados tratando de aferrarse a la supervivencia en medio de la violencia, y no podían entender cómo los adolescentes podrían empezar a tocar música rock.

Piñeres se convirtió en un gran fan de la música rock durante los diez años que vivió en Bogotá. Pero durante los años de intenso conflicto armado, el sueño de empezar a montar bandas de rock le parecía imposible.

Pero, dice, cultivar la música rock en Puerto Wilches da a los jóvenes la oportunidad de asumir nuevas funciones. “Los jóvenes siempre han sido utilizados aquí, por ejemplo, para servir en el ejército o la guerrilla, o con los paramilitares”, dijo Piñeres. “Con el rock, quería asegurarme de que ellos son los únicos actores”.

Es la idea que Ramiro Caicedo, un miembro de la banda, cree que ayudará a su pueblo a superar los estereotipos negativos de la música rock.

Caicedo cree que su pueblo está dispuesto a mirar más allá de la tradición musical porque les gusta lo que ven.

“Cuando empezamos a tocar, pensamos que a la gente aquí no le gustaría. Pero la gente lo apoyó. Incluso aunque a algunos no les guste, ven que estos chicos están haciendo algo bueno”, explica. “Ellos no están metidos en las drogas, o en robos, o en un grupo paramilitar. La gente ve esto, y nos apoyan”.

Ahora, el municipio y las escuelas de Wilcherockeros invitan a tocar en eventos. Las empresas locales donan dinero para comprar más instrumentos. Las bandas siguen creciendo, sus miembros están enseñando a unos 10 recién llegados a tocar para que ellos también puedan unirse a una banda.

Piñeres tiene grandes planes para Wilcherockeros.Él quiere que empiecen a tocar a nivel nacional, y un día, a nivel internacional, y lograr un nuevo Puerto Wilches en el mundo.

“La imagen que los extranjeros tienen de nosotros es que somos un pueblo con mucha violencia. Creo que a través del rock, estamos creando una nueva historia para nuestro pueblo”, apunta Piñeres.

“Porque estamos cansados de escuchar las mismas historias. Pero hemos llegado con la actitud de dejar sólo de hablar, y crear una nueva historia, y nosotros somos los únicos que la estamos construyendo”.

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