Elecciones Venezuela 2013: el chavismo entra en zona de peligro

En estas elecciones venezolanas ha sucedido algo que no sucedía desde que Chávez irrumpió en 1998 en la política venezolana. El movimiento chavista ha perdido votos. Casi 700.000 votos. En cambio, desde el año 2004, la oposición, ya fuera encarnada por Salas Römer o por Capriles, ha ido ganando fuerza sin perder votos en las presidenciales.

La sorpresa ha estado a punto de arruinar los sueños de Nicolás Maduro. Con una ventaja de poco más de 230.000 votos, el chavismo ha salvado los muebles. Y el mensaje es: el chavismo apoya a Maduro menos que a su antecesor. Mientras tanto, Capriles ha seguido ganando adeptos.

El gráfico demuestra que en las elecciones presidenciales de octubre de 2012, el chavismo llegó a su punto culminante. Obtuvo casi 8,2 millones de votos. Nunca antes en la historia de ese movimiento y de su líder, el PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela) y los grupos afines que conformaron el anterior Movimiento V República, lograron tal éxito.

En cambio, en aquellas elecciones, Henrique Capriles, líder de la oposición, obtuvo casi 6,6 millones de electores. En resumen, Chávez se llevó más o menos el 55% de los votos, y Capriles, el 45% restante.

Muchos analistas prestaron entonces atención a un fenómeno llamativo: el carismático presidente vezolano solo había logrado aumentar su base electoral (respecto a las elecciones de 2006) en apenas 600.000 votantes. Pero la oposición había aumentado su base electoral en 2,2 millones de votos. Si se mira esta progresión en un gráfico como el que se adjunta, no había que ser muy listo para comprobar que era como un avión en rápido ascenso.

Cualquier estadístico no habría podido evitar hacer la siguiente proyección: en alguna elección futura, esas líneas se iban a cruzar. Pero, tenía que ser muy lejana porque, si bien con menos fuerza, el chavismo seguía creciendo en 2012.

¿Serían esa fecha el 14 de abril de 2013? Parecía que no.

Y así fue: no se cruzaron. Pero se acercaron peligrosamente. La estrategia de Maduro de aprovechar la memoria y el mito de Chávez, unido al portentoso uso de los medios del estado (y del presupuesto), le han permitido mantener el poder. Por los pelos.

La única esperanza de Capriles es ganar fuerzas en las elecciones locales, regionales o parlamentarias, y esperar su turno hasta el 2019. Salvo que se convoquen elecciones presidenciales anticipadas por un estado de crisis económica, que a estas alturas, no es descartable.