Estados Unidos ya no manda sobre Israel

  • A pesar de donar a su aliado más de 2.200 millones de euros para propósitos militares cada año, Estados Unidos ya no tiene la misma influencia política y estratégica de la que gozaba sobre Israel. Algunas voces en Estados Unidos piensan que es hora de invertir en otra parte.
Matthew Kalman, Jerusalén | GlobalPost
Matthew Kalman, Jerusalén | GlobalPost

El papel de EEUU como el principal donante individual tanto de Israel como de los palestinos se puso de relieve el pasado noviembre, cuando el Gobierno de Benjamín Netanyahu rechazó 20 aviones de combate F-35 ofrecidos por la Administración Obama (valorados en 2.000 millones de euros) a cambio de extender la paralización de los asentamientos en Cisjordania otros 90 días.

La oferta (para algunos “un soborno”) de ese material militar, que prácticamente equivale en valor a un año entero de ayuda de EEUU a Israel, ha reactivado los interrogantes sobre el propósito de las donaciones a la región, y si se podría repartir ese dinero de manera más eficaz para servir mejor a los intereses estratégicos estadounidenses.

Israel recibe más ayuda de EEUU que cualquier otro país, actualmente unos 3.000 millones de dólares al año (2.200 millones de euros). Se utiliza sólo para propósitos militares, ya que Israel renunció voluntariamente a la ayuda civil de EEUU hace más de una década. El 70 por ciento de la ayuda está vinculado a compras a empresas estadounidenses.

Según un reciente documento del Departamento de Estado de EEUU que justifica el presupuesto de operaciones extranjeras “la ayuda de EEUU ayudará a asegurar que Israel mantiene su ventaja militar cualitativa sobre amenazas potenciales, y evitar un cambio en el equilibrio de seguridad de la región. La ayuda de EE UU también está destinada a garantizar a Israel la seguridad que requiere para hacer concesiones necesarias para una paz regional integral”.

Esta alianza se ve expresada en ejercicios militares conjuntos, intercambio de datos de inteligencia, un acuerdo de libre comercio bilateral, visitas regulares a la Casa Blanca de los líderes israelíes y frecuentes consultas al más alto nivel militar y político.

En un cable filtrado por WikiLeaks sobre los preparativos de una visita a Israel del vicesecretario de Estado James B. Steinberg en noviembre de 2009, el embajador de EEUU en Tel Aviv James B. Cunningham decía que “los israelíes, desde el primer ministro hasta el ciudadano medio, agradecen profundamente la fuerte cooperación de seguridad y militar-militar con EE UU. La relación de seguridad entre EEUU e Israel sigue siendo fuerte... EEUU sigue comprometido con el Qualitative Military Edge de Israel”.

EEUU es además el mayor donante individual a la Autoridad Palestina, un dato que la secretaria de Estado Hillary Clinton subrayó recientemente cuando dijo que los estados árabes ricos no habían cumplido las promesas que hicieron en las cumbres de donantes de dar millones de dólares a los palestinos. En 2010 EEUU donó a los palestinos 500 millones de dólares (368 millones de euros) en ayuda directa y, a través de la ONU, otros 228 millones a sus refugiados.

“La ayuda de EEUU es importante en cuestión de tamaño y también en términos políticos”, nos dice un representante de la Autoridad Palestina que quiere permanecer en el anonimato. “El dinero que recibimos de EEUU es casi el 30 por ciento de todo el dinero de donantes que llega a Palestina”.

Este político palestino alaba el endurecimiento de la postura sobre la construcción de asentamientos de Barack Obama y sus esfuerzos por obligar a Israel a cerrar un acuerdo de paz, pero cree que los avances están obstaculizados por las “complicaciones domésticas” derivadas de mantenerse firme frente a Israel.

“La Administración estadounidense está intentando con todas sus fuerzas lograr un acuerdo y alcanzar básicamente algún tipo de avance a nivel político. Lamentablemente, todos esfuerzos hasta ahora no han tenido éxito, pero continuamos siendo optimistas”, asegura.

Tras la debacle de los F-35 en noviembre, Andrew Sullivan sugirió en The Huffington Post que había llegado el momento de poner fin a la ayuda“porque a) Israel no la necesita y b) nosotros necesitamos el dinero y c) a mí no me parece lógico seguir premiando a un aliado que se niega a ofrecer una mínima cooperación”. “Ha llegado el momento de que EEUU haga valer sus propios intereses y objetivos”, planteaba.

Sam Bahour, un empresario palestino-estadounidense que ha dejado Ohio para irse a vivir a Ramala (Cisjordania) y contribuir a levantar la economía palestina, asegura que la ayuda de EEUU está simplemente “financiando la ocupación”.

“En lugar de hacer recaer sobre los israelíes el peso del costo de ser un ocupante, están financiando a los israelíes y permitiéndoles perpetuar la ocupación de una manera casi gratuita”, asegura Bahour. “El interés nacional de EEUU es poner fin a la ocupación. Dicen que un estado palestino es una cuestión de interés nacional para EEUU. Entonces ¿a qué están esperando a usar su influencia, económica y demás, para que eso ocurra?”.

Para el congresista por Nueva Jersey Steve Rothman, sin embargo, “el argumento de que la ayuda militar estadounidense a Israel está dañando a EEUU no sólo es erróneo, sino que daña los intereses de seguridad nacional de este país y amenaza la supervivencia de Israel”.

Los líderes israelíes sostienen que la ayuda de EEUU debe de ser vista como la parte más efectiva del presupuesto de defensa estadounidense.

Puesto que Israel es el aliado más fiable y fuerte de EEUU en esta región tan impredecible, le ahorramos un montón de tropas y de material”, sostiene Danny Ayalon, el viceministro de Asuntos Exteriores de Israel, añadiendo que 3.000 millones de dólares representan algo así como el 2 por ciento del gasto militar de EEUU en Afganistán, Irak y Pakistán.

Algunas voces críticas plantean hace tiempo que ha llegado el momento de que EEUU utilice el dinero destinado a Israel para potenciar las negociaciones diplomáticas.

Pero Gerald Steinberg, profesor de Política en la Universidad Bar-Ilan, asegura que todos los presidentes de EEUU desde John F. Kennedy (que en 1963 amenazó con detener todas las transferencias financieras por el rechazo de Israel a permitir una inspección de su programa nuclear) han aprendido que las amenazas económicas no hacen ceder a los Gobiernos israelíes en sus políticas clave.

“En asuntos clave, con la amenaza de paralizar la ayuda de EEUU tan sólo se consigue que Israel sea más reacia a asumir riesgos y aumente su sensación de aislamiento”, afirma el profesor. “El único modo de que Israel pueda ser convencida para asumir riesgos de seguridad como la retirada es convenciendo a Israel de que esos riesgos serán compensados, que la seguridad está garantizada. Eso hará que Israel esté más dispuesta a asumir riesgos en el terreno que serán el adelanto a un proceso de paz”.

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