Con Fidel muerto y Raúl en su último año de mandato, ¿quién será el heredero?

  • El tecnócrata Miguel Díaz-Canel, apoyado por el Partido Comunista, y el hijo de Raúl, Alejandro Castro, con el favor de las Fuerzas Armadas, son los favoritos en las quinielas.

    Los históricos Machado Ventura y Ramiro Valdés, la hija de Raúl Castro, Mariela Castro, o la jefa del partido en La Habana, Mercedes López Acea, también suenan en los círculos de poder cubanos.

    Fidel Castro, icono revolucionario del siglo XX

Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel
Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel
Iñaki Etxarri
Iñaki Etxarri

En 2008, en una medida sin precedentes, Raúl Castro limitó los cargos políticos en Cuba a un máximo de diez años y dos mandatos. Y esas limitaciones también incluían a la Presidencia, que él ostenta, y que tendrá que dejar, como máximo, en febrero de 2018.

Y eso si su salud, que parece que sí, se lo permite. Pero es que una de las principales características del régimen cubano no es que sea comunista que también, marxista, que también, revolucionario, que lo es… Sino la provecta edad de los mandamases de la gerontocracia cubana. Fidel ha muerto con 90 años y su hermano Raúl, que le sucediera en la cúpula del poder en 2006, ya ha cumplido 85.

Inexorablemente pues, la generación que derrocó a Batista en 1959, los ‘barbudos’ de Sierra Maestra, deberán de dejar en pocos meses el mando que han venido ostentando ininterrumpidamente los últimos 57 años. El próximo inquilino del Palacio de la Revolución no será ya, salvo sorpresa mayúscula, ninguno de aquellos revolucionarios históricos.Machado Ventura y Ramiro Valdés, los históricos

Y eso que, aparte de Raúl Castro, todavía quedan algunas míticas figuras de la vieja guardia revolucionaria en destacados puestos del régimen, como es el caso de José Manuel Machado Ventura, de 86 años, y segundo secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), y Ramiro Valdés, de 84 años, que ya participó en la acción militar que dio el pistoletazo de salida a la revolución, el 26 de julio de 1953.

Así, apenas 24 horas después de la muerte del líder máximo de la revolución cubana, del hombre que gobernó el país entre 1959 y 2006, quién más quién menos, dentro del propio régimen, en la disidencia, en la esfera internacional, en Washington, Bruselas, Moscú o Pekín la pregunta, o mejor dicho las preguntas, son las mismas: ¿Qué sucederá con la revolución cubana cuando los Castro desaparezcan? ¿Se mantendrá el régimen tal y como lo conocemos hoy? ¿Quién será el heredero?

Y esta última pregunta es la que nos proponemos contestar. El quién y no el qué o el cómo. ¿Quién cogerá pues el testigo de Fidel y Raúl Castro al frente de Cuba? Lo cierto es que hablar de ello hoy en día es entrar en el terreno de la especulación, pero lo que parece evidente es que la persona que finalmente se aúpe al poder dependerá de la lucha que se libre, o del consenso, nunca se sabe, entre dos poderosas estructuras, que son quienes finalmente controlan el poder en la isla: el Partido Comunista, garante de la ortodoxia política de la Revolución, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que controlan los sectores clave de la economía cubana y sus principales empresas estatales.

Estos son pues, a día de hoy, según el análisis de www.lainformacion.com, los principales candidatos a suceder a Fidel y a Raúl, a Raúl y a Fidel:Miguel Díaz-Canel, el delfínEn la remodelación de su Gobierno en 2013, Raúl decidió nombrar como primer vicepresidente al hasta entonces ministro de Educación, Miguel Díaz-Canel. A sus 56 años, lleva prácticamente toda su vida haciendo carrera dentro del Partido Comunista Cubano y es considerado el delfín de Raúl, por lo que sería el candidato idóneo para continuar con la agenda marcada por su antecesor.Miguel Díaz-Canel ha ocupado distintos cargos en el partido y la Administración estatal, y cuenta con el respaldo de los principales cuadros comunistas. Representaría a la nueva generación de líderes que ha crecido a la sombra de las históricas figuras de la revolución, de modo que mantendría una línea totalmente continuista. Es el hombre mejor situado en las quinielas para 2018, pero su bajo perfil de tecnócrata, bien distante del fuerte carácter y el carisma de los hermanos Castro, le hacen contar con el rechazo de los sectores más conservadores del régimen y tampoco llega a convencer del todo a gran parte de la cúpula militar.Alejandro Castro, el heredero de la dinastía

Alejandro Castro Espín, el único hijo varón de Raúl Castro y Vilma Espín, ha sido un personaje poco transcendental para la opinión pública hasta que en estos meses su nombre ha recobrado tanta atención, sobre todo a partir de la visita de barack Obama a la isla, que se cuestiona seriamente si puede ser él y no Díaz-Canel el sucesor de su padre.

Coronel del Ministerio de Interior, de 51 años, ha realizado su carrera dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y en la diplomacia cubana . Es uno de los mayores especialistas en temas de seguridad, defensa y relaciones internacionales del régimen.

Cuenta con el respaldo casi unánime del Ejército —también de la línea más dura, que lo estima más cercano a preservar las esencias de la revolución—, así como con el apoyo de su propia familia, cuyo apellido se extiende por las principales instituciones del Estado. Pero, los sectores más aperturistas y reformistas de la Administración estatal, al igual que el Partido Comunista, no ven con buenos ojos perpetuar el apellido Castro en el poder.

Todo apunta a que el futuro presidente de Cuba estará entre Díaz-Canel y Alejandro Castro, que representan las dos principales facciones que se han disputado siempre las cuotas de poder —Fuerzas Armadas y Partido Comunista—, dos personalidades distintas y alejadas entre sí: una más técnica y moderada; otra más ideológica y enérgica.

Pero en 2009, el vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque, parecían los mejor situados para la sucesión y ambos fueron destituidos, 'depurados' más bien, por Raúl Castro. Y es  que en Cuba, en este tipo de 'cuestiones sucesorias' nunca se sabe. Ha habido tan pocos relevos... ¡Sólo uno desde 1959!Los outsiders

Otros nombres también han sonado últiamente en los entresijos del poder en La Habana como los de Marino Murillo, Mariela Castro Espín (hija de Raúl Castro), Mercedes López Acea...

Marino Murillo era hasta hace bien poco Ministro de Economía y el principal promotor de las reformas macroeconómicas. Fue la mano derecha de Raúl Castro para emprender la mayor parte de los cambios en el sistema económico y se le consideraba la persona con más poder tras los hermanos Castro.

Sin embargo, parece haber caído en desgracia y le rodean sospechas de corrupción. Además es visto por muchos grupúsculos del régimen como una persona excesivamente aperturista y un peligro para los logros de la revolución.Mariela Castro Espín (54 años). Es la segunda hija de Raúl y Vilma yuna reputada pedagoga y psicóloga. Ha alcanzado una alta popularidad en la isla por su cargo como directora del Centro Nacional de Educación Sexual, desde donde ha dirigido exitosas campañas para la prevención del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.Es una de las impulsoras de la defensa del colectivo LGTB y cuenta con la simpatía de gran parte de las generaciones más jóvenes y de los sectores más progresistas. Sin embargo, como le ocurre a Marino Murillo, no tiene el visto bueno ni de las Fuerzas Armadas ni de amplios polos del Partido Comunista.Mercedes López Acea, ingresó en el buró político del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el Congreso de 2011 y es la primera secretaria del partido en La Habana. Suena en algunos ámbitos, pero parece que su posible candidatura a la Presidencia sería meramente testimonial.Lo cierto es que quien asuma las riendas del país deberá afrontar un triple reto. Primero, superar la sombra de los padres de la revolución, que seguirán icónicamente presentes en la conciencia del pueblo cubano durante mucho tiempo. Segundo, consensuar las discrepancias internas y ganarse el respeto de todos los grupos de interés del régimen, acción que Fidel y Raúl demostraron tener que hacer prácticamente cada día de sus respectivos mandatos, y finalmente, continuar con el arduo camino de reformas emprendido por el menor de los Castro sin alterar en demasía el orden establecido tras la victoria revolucionaria de 1959.

Mostrar comentarios