Gobierno chileno celebra fin del sistema electoral heredado de la dictadura

  • El Gobierno de Chile celebró hoy el primer paso dado en el Parlamento para poner fin al sistema electoral heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que favorece una mayor representación de la coalición de derechas en detrimento de los partidos minoritarios.

Santiago de Chile, 14 ago.- El Gobierno de Chile celebró hoy el primer paso dado en el Parlamento para poner fin al sistema electoral heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que favorece una mayor representación de la coalición de derechas en detrimento de los partidos minoritarios.

"Después de 25 años, ¡qué gran noticia!", exclamó hoy la presidenta Michelle Bachelet durante un acto en el municipio santiaguino de Peñalolén al conocer que la reforma fue aprobada el miércoles por la noche en la Cámara de Diputados por 86 votos a favor y 28 en contra y pasará ahora al Senado.

Con esta reforma, aseguró la jefa del Estado, "los intereses de la ciudadanía estarán ahora mejor representados en el Parlamento".

"Éste es un paso enorme, porque estamos avanzando hacia una mejor política, y esto no es algo abstracto, como dicen algunos", señaló.

Bachelet destacó que la iniciativa fue aprobada no solo con los votos de los legisladores de la coalición oficialista Nueva Mayoría, sino con los de diputados independientes "y algunos que son de la oposición".

Sólo los diputados de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), partido que apoyó a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y que cuestionaba principalmente el mayor gasto que demandará el aumento del número de parlamentarios, otro de los aspectos de la reforma, votaron en contra.

El proyecto modifica el actual sistema binominal por uno proporcional moderado y establece una nueva distribución de las circunscripciones electorales, al aumentar de 120 a 155 el número de diputados, y de 38 a 50 el de los senadores.

Los partidos minoritarios, como el Comunista, que hasta los comicios de 2013 se presentaba en solitario a las elecciones, se quejaban de que el sistema binominal les cerraba la puerta al Parlamento.

Ello se debía a que el sistema asignaba dos legisladores por circunscripción. Para conseguir ambos era necesario, al menos, el 66,6 % de los votos. Así las cosas, una lista con sólo un 33,3 % obtenía uno de los dos escaños en liza.

De este modo, desde la recuperación de la democracia, en 1990, la derecha, con poco más de un tercio de los votos, tenía la mitad del Congreso, mientras que los partidos minoritarios quedaban marginados del Congreso.

"Chile ha dado el primer paso para destruir un sistema electoral construido entre cuatro paredes", declaró el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.

"Estamos contentos por este apoyo gigantesco a la reforma, porque el país necesita una democracia más participativa", enfatizó.

Entre los defensores del sistema binominal se encontraban hasta hace poco incluso personalidades de la Concertación, la coalición de centro izquierda que gobernó Chile de 1990 a 2010.

Ellos, al igual que la mayor parte de la derecha, defendían que el sistema proporcionaba estabilidad al país al consolidar la existencia de dos grandes bloques políticos.

Pero con el paso del tiempo fue extendiéndose el rechazo a un modelo electoral que en la práctica excluía a formaciones políticas que sumadas representaban a una gran parte del electorado chileno.

Es por eso que la votación de este miércoles en la Cámara Baja contó con el respaldo de los parlamentarios de la Nueva Mayoría (centro e izquierda), Renovación Nacional y el Movimiento Amplitud (derecha) e independientes.

"Estamos dando un paso clave para, de una vez por todas, contar con un sistema electoral que mejore la calidad de nuestra democracia y permita que el Parlamento sea la expresión fidedigna del sentir de los ciudadanos", enfatizó el ministro Peñailillo.

La UDI mantuvo hasta el final su rechazo al proyecto argumentando que el aumento en el número de parlamentarios tendrá un costo adicional de 13.000 millones de pesos (unos 23 millones de dólares) para el erario público.

"Hoy la izquierda está de fiesta porque aumentará la cantidad de diputados, pero mientras ellos se abrazan los chilenos se preguntan en qué están los problemas reales del país, como la seguridad, la salud, el terrorismo y la delincuencia", declaró a los medios Ernesto Silva, presidente de la UDI.

Los defensores de la reforma, sin embargo, aseguran que el nuevo sistema electoral no le costará un peso a los chilenos, porque los recursos necesarios para su implementación procederán de reasignaciones del presupuesto para el funcionamiento del Parlamento.

El diputado comunista Guillermo Teillier, presidente de su partido, definió como "un sueño de muchos años" la aprobación de la normativa y pidió que en los siguientes trámites el proyecto sea "perfeccionado" para ampliar la representatividad "de los pueblos indígenas y los trabajadores".

Mostrar comentarios