Hezbolá desde dentro: “extasis, resistencia, revolución”

  • Unos consideran a Hezbolá una simple organización terrorista, otros defienden que es el Gobierno -legítimo o no- del Líbano. Ahora, un experimentado corresponsal en Oriente Medio acaba de publicar un libro en el que ofrece un punto de vista diferente, desde dentro.
Matt Beynon Rees | GlobalPost

La mayor parte de los libros sobre Hezbolá tienden a centrarse de un modo u otro en la política fundamentalista del grupo libanés chií. Contrasta con lo que a uno le sorprende como periodista cuando viaja al sur del Líbano, uno de los bastiones de Hezbolá. Allí lo que más impresiona es lo que se intuye.

Los destrozos de un obús israelí, que parece haber caído encima de ti hasta que descubres que lo ha hecho a dos kilómetros de distancia. Los inhóspitos y solitarios valles, tan alejadas de las típicas imágenes de masas de chiíes agitando los puños en alto. Impresiona sobre todo la silenciosa disposición a morir de los combatientes de Hezbolá.

En su rompedor libro publicado en inglés bajo el título "A Privilege to Die: Inside Hezbollah’s Legions and Their Endless War Against Israel" ("El privilegio de morir: Dentro de las legiones de Hezbolá y su guerra sin fin contra Israel), Thanassis Cambanis incluye todos los aspectos políticos. Explica de manera excelente cómo Hezbolá convirtió su aparente derrota en la guerra de 2006 con Israel en el control de facto del Líbano al cabo de tres años.

Pero también va más allá del típico tomo sobre Hezbolá y transmite al lector la sensación de la guerra, escribiendo sobre disparos que le llegaron “tan cerca que parecían como si alguien estuviese rompiendo un fajo de papeles en mi oreja mientras me hacía cosquillas dentro del estómago con una pluma” y de lo “extrañamente caprichoso” que es el sonido de un cohete en vuelo. El autor añade además datos reveladores de primera mano sobre las vidas de los normalmente reservados combatientes de Hezbolá.

La esencia del éxito de Hezbolá, según Cambanis, es su habilidad para proporcionar respuestas claras a las preguntas claves del país. Esa es su gran ventaja sobre la masa difusa de feroces partidos sectarios del Líbano. (Un votante de Hezbolá aseguró a Cambanis que su elección se basaba en el hecho de que está “harto de todos eso otros idiotas”).

El líder de Hezbolá desde 1992, Hassan Nasrallah, aplica una férrea disciplina fundamentalista dentro del partido, pero el resto de simpatizantes disponen de más libertad. Así, evitando la línea dura de la organización en el pasado, Nasrallah ha logrado atraer a musulmanes que no quieren vivir como si el Líbano fuese Teherán, pero que ven con orgullo la resistencia a Israel. “En un paisaje de nihilismo, Hezbolá entendió el atractivo intrínseco de la claridad espiritual”, escribe Cambanis.

Esa claridad está basada en una serie de principios que el autor describe como “éxtasis, resistencia, revolución”. Para ilustrar el primero de ellos utiliza un comentario que le hizo un libanés cuando estaba cubriendo la guerra de 2006: “Sería un privilegio morir por Sayyed Hassan [Nasrallah]”.

Cambanis ha sido el jefe de la corresponsalía de The Boston Globe en Oriente Medio, y en los últimos años ha escrito sobre la región para The New York Times. También ha colaborado con GlobalPost. Ha estructurado el libro en torno a viñetas de gente corriente dentro del ejército de Hezbolá: una enfermera, un soldado, un periodista.

Irónicamente, casi fue obligado a tomar este fructífero planteamiento por el propio Hezbolá. Insatisfechos con uno de sus artículos, los líderes del Partido de Dios (“Hizb” significa partido en árabe, y “Allah” no necesita traducción) rechazaron cooperar en la realización del libro. Cambanis relata cómo un funcionario del partido le dijo “No es posible que escribas un libro sobre Hezbolá sin el permiso del partido ¿verdad? Tendrás que trabajar en otro proyecto”. “Al igual que muchos otros miembros de la organización, sobrestimó la capacidad del partido para controlar o manipular a un extranjero como yo y pensó que renunciaría a escribir este libro”, explica.

Es un problema habitual del periodismo: la fuente que te demanda que te portes bien si quieres seguir teniendo acceso a ella. En el caso de una organización terrorista, el tema es más exacerbado, y sin duda a lo largo de los años muchos periodistas extranjeros han temido llamar “al pan pan y al vino vino” en lo que se refiere a Hezbolá. Eso ha provocado quizás una falta de auténtica comprensión del grupo, lo que sumado a su mística hace que los occidentales tengan que adivinar (algunas veces de forma desastrosa) sus intenciones.

Lamentablemente los diplomáticos occidentales no cubren el vacío de información de los medios. Una vez estuve con el embajador británico en su residencia en las colinas de Beirut y le pregunté su opinión sobre un tema crítico en la política libanesa de ese momento. “Dios sabe”, me dijo el hombre de Whitehall en el Líbano. “Yo no, por supuesto”.

Cambanis halla a los diplomáticos de EEUU igualmente perdidos. “Un trío de diplomáticos me dio una charla sobre ayuda, cooperación militar y política. Espero que me estuviesen mintiendo, porque sus afirmaciones estaban totalmente desviadas de la realidad”.

Muchos libaneses culpan a esas malas interpretaciones diplomáticas de la falta de apoyo activo de EEUU al (relativo) liderazgo liberal libanés en 2008. EEUU se mantuvo al margen en ese momento y no presionó a los aliados, como en Vaticano, para que tomasen medidas. El resultado: Hezbolá se hizo con el escenario y rápidamente se abrió camino hasta el Gobierno.

Por el contrario, Hezbolá carece de aparentes puntos ciegos. Cambanis describe la fascinación tecnológica de sus guerrilleros y su interés por los gadgets militares. También dice que Nasrallah dijo una vez a un periodista que estaba leyendo las memorias de los primeros ministros israelíes Ariel Sharon y Benjamin Netanyahu.

“Nunca he escuchado a un político israelí decir que estaba leyendo el libro de Naim Qassem [el segundo de Hezbolá]”, escribe Cambanis.Curiosamente, el libro de Qassem tiene cinco estrellas en Amazon.com. Cuando le conocí, insistió en que posáramos para una fotografía de recuerdo en la que salió tan sonriente como un vendedor de coches presentándose a diputado.

Para muchos de los que vemos con disgusto los objetivos y muchos de los métodos de Hezbolá, el libro de Cambanis supone una lectura absorbente y deprimente a la vez. En contraste con los volubles diplomáticos occidentales y sus corruptos aliados libaneses, Hezbolá aparece casi como una operación sobrehumana. Con un presupuesto entre los 14 y 140 millones de euros, se las apaña para ofrecer más y mejores servicios a los libaneses corrientes que el balbuceante Gobierno del país, con sus 7.200 millones de euros anuales.

En el núcleo de esa asombrosa capacidad está la macabra realidad del martirio.

“Hay un secreto entre el hombre y Dios”, le dice un miembro de Hezbolá a Cambanis. “Esta es la estrategia de Hezbolá. Y es que nosotros no tenemos miedo a la muerte. Este es el centro de la formación de un combatiente: hacer que no tema a la muerte, de modo que prefiera morir a vivir humillado”.

Es un secreto compartido, a un nivel mucho menor, por otros grupos musulmanes, incluidos algunos en Palestina. El título del libro de Cambanis está bien elegido. El privilegio de la muerte está verdaderamente en el corazón del éxito de Hezbolá.

(El libro es: "A Privilege to Die: Inside Hezbollah’s Legions and Their Endless War Against Israel", Thanassis Cambanis, Editorial Free Press)

Mostrar comentarios