Honduras es el país más peligroso del mundo para ser ecologista

    • La cifra de ecologistas asesinados en el mundo, una media de dos por semana, es casi el doble que la de periodistas.
    • Global Witness ha contabilizado 116 asesinatos de ecologistas en 2014, lo que supone un aumento del 20% respecto a 2013.
Berta Cáceres
Berta Cáceres
A.Torres

Honduras es el país más peligroso per cápita del mundo para ser ecologista. Así lo revela un informe de Global Witness. Las cifras que aporta el documento en este sentido no pueden ser más elocuentes: entre 2010 y 2014 en esta nación centroamericana fueron asesinados 101 activistas medioambientales.Pero no sólo eso. El estudio apunta a las "leyes regresivas" de Honduras y "un clima cercano a la impunidad total" como causas que elevan a Honduras a detentar el dudoso honor de encabezar la lista de los países del mundo donde ser ecologista resulta más peligroso.

Global Witness ha contabilizado 116 asesinatos contra activistas medioambientales durante todo el año pasado, lo que supone un aumento del 20% respecto a 2013. Cabe destacar que estacifra representa casi el doble del número de periodistas asesinados durante el mismo periodo,una escalofriante media de más de dos por semana.

Estos datos aterradores podrían resultar más terroríficos si atendemos al hecho -tal y como apunta el informe- de que la mayoría de estos homcidios se producen en zonas remotas, leáse las profundidades de la jungla o un pequeño pueblo alejado de la civilización, donde no existe Internet, las redes de comunicación son precarias y la prensa no accede con prontitud a la noticia. De estos crímenes, 29 tuvieron lugar en Brasil y otros 25 en Colombia.

Atendiendo a estos resultados, un 75% de estos asesinatos tuvieron lugar en Centroamérica y Sudamérica.El 25% restante fueron cometidos en el sureste asiático, la segunda región más peligrosa para ser ecologista, según el informe.

Heladores testimonios

El 40% de estas víctimas era indígena y fueron ejecutados por oponerse a los designios de la industria hidroeléctrica, la minería y la agroindustria, dice Global Witness. Interferir en los intereses de las grandes multinacionales o del propio Estado puede resultar muy peligroso.

Así, el documento se apoya en el caso emblemático de la activista hondureña Berta Cáceres, ganadora del Premio Goldman de Medio Ambiente de 2015, por su oposición a la construcción de la presa de Aguas Zarcas sobre el ríoGualcarque, que amenaza con cortar un suministro de agua vital para cientos de indígenas de la comunidad Lenca.

El activismo de Cáceres contra uno de los mayores proyectos hidroeléctricos de toda América Central le ha valido enfrentarse a los grandes terratenientes de Honduras, una fuerza policial financiada por EEUU y todo un cuerpo de seguridad privada de las empresas energéticas. Se han prefabricado cargos criminales contra ellas y ha sufrido en sus propias carnes amenazas de violación o muerte. Tres de sus compañeros, indígenas Tolupán, fuerin acribillados a balazos por pistoleros que irrumpieron a tiros en una pequeña protesta ecologista al norte de Honduras.Ante este desolador panorama, los hijos de Berta Cáceres han huido del país, mientras los agresores campan a sus anchas en Honduras, denuncia la ONG.

De acuerdo con el informe de Global Witness -titulado "¿Cuántos más?"- la persecución de los activistas medioambientales comienza en el primer momento en el que se intenta criminalizar las protestas, limitar las libertades y debilitar la legislación en favor del medioambiente. En muchas ocasiones son tratados como terroristas e identificados como peligrosos enemigos del Estado.

Cuando todo esto fracasa, las muertes se suceden. En ocasiones, son tiroteados por agentes de Policía en alguna movilización. En otras, las grandes corporaciones recurren a los sicarios para liquidar tan molesto obstáculo para sus propósitos.

El estudio concluye con una llamada a los Gobiernos implicados y a la comunidad internacional para que supervisen, investiguen y castiguen estos crímenes. Insiste particularmente a Honduras para que aborde estos abusos en su próximo examen ante el Consejo de DDHH en Naciones Unidas.

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