Kubati, el "gudari" que ejecutó a Yoyes ante la mirada de su hijo

  • José Antonio López Ruiz, Kubati, cuya libertad ha decretado hoy la Audiencia Nacional tras el final de la doctrina Parot, es uno de los pistoleros más conocidos de ETA, el "gudari" que asesinó a la histórica dirigente etarra Yoyes, mientras paseaba con su hijo de la mano, por rebelarse contra la banda.

Paco Pardo

Madrid, 14 nov.- José Antonio López Ruiz, Kubati, cuya libertad ha decretado hoy la Audiencia Nacional tras el final de la doctrina Parot, es uno de los pistoleros más conocidos de ETA, el "gudari" que asesinó a la histórica dirigente etarra Yoyes, mientras paseaba con su hijo de la mano, por rebelarse contra la banda.

Las dos balas que mataron a Dolores González Cataraín llevaban grabadas una clara advertencia para los terroristas que quisieran saltarse la disciplina de ETA y supusieron un varapalo a los planes de reinserción de etarras con los que el Gobierno quería ir enflaqueciendo las filas de la banda en los años ochenta.

Kubati fue el ejecutor de Yoyes, a la que ETA sentenció a muerte por "alta traición", por renunciar a su pasado y querer rehacer la vida en su localidad natal de Ordizia, en cuya Plaza Nueva la asesinó delante de Akaitz, su hijo de tres años y medio, y posiblemente el motivo de su regreso a casa en contra del deseo de la "cúpula" etarra.

ETA mató con una pistola a su antigua dirigente, pero erró el tiro: Yoyes, más que en un ejemplo de ETA, se convirtió en un mito contra ETA, al difundirse su pensamiento contra el "militarismo de corte fascista" en el que había caído la banda y arremeter contra los "payasos" de su entorno político que solo aplaudían atentados y más muertes.

Así, Yoyes pasó a convertirse en la voz de la conciencia de una sociedad vasca que comenzó a abrir los ojos a lo que verdaderamente era ETA ("la hidra sangrienta que nos atenaza", escribió) y todo empezó a cambiar en Euskadi.

Kubati sabía que Yoyes era una histórica, una de las pocas mujeres con peso en ETA, que trataba de tú al mismísimo Txomin, el "número uno". Pero la ejecución la decidió un paisano de su pueblo, Pakito (Francisco Múgica Garmendia), que lideraba un sector duro que fue intransigente con ella.

El 10 de septiembre de 1985, cuando Latasa Guetaria, Fermin, la identificó, ya que Kubati no la conocía físicamente, el "gudari" (como llama ETA a sus "soldados") fue hacia ella pistola en mano.

"¿Tú eres Yoyes?", le preguntó, y cuando contestó que sí, el etarra añadió: "¿Sabes quién soy yo?". "No", admitió Yoyes. Y Kubati dictó sentencia: "Soy un miembro de ETA y vengo a ejecutarte". La mujer se abalanzó sobre él, pero López Ruiz hizo dos disparos que alcanzaron el muslo derecho y el tórax de la mujer, que se desplomó en el suelo. Luego huyó.

Los ojos de Ikaitz captaron todo. Iba de la mano de su madre cuando la mataron. Gritó y lloró desconsoladamente. Alguien lo llevó a casa de sus abuelos y al día siguiente le dijeron que su madre se había ido de viaje. Nunca regresó.

Kubati, condenado a penas que suman 1.210 años de cárcel, ha cumplido 26 años de prisión por su participación en trece viles asesinatos consumados y 16 frustrados.

López Ruiz nació en la localidad vizcaína de Elorrio en 1954 y era uno de los presos más antiguos de ETA, en la que se integró a mediados de los años 70.

Siendo responsable del comando Gohierri-Costa, participó en numerosos atentados como el que acabó con la vida del gobernador de Guipúzcoa Rafael Garrido, su esposa e hijo, y a una ciudadana portuguesa que pasaba por el lugar (25-10-1986).

Como en el caso de Yoyes, Kubati mató al cabo de la Guardia Civil Antonio Meto Melero en presencia de un familiar (1-11-1987) y fue autor, entre otras muchas acciones, de los asesinatos del ex policía municipal y antiguo juez de paz de Azcoitia (Guipúzcoa) José Tomas Larrañaga Arenas y de otros miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

Aunque la actividad del asesino de Yoyes fue muy productiva para ETA, los días en libertad de Kubati estaban contados. La Guardia Civil montó la operación Akaitz (por el hijo de la asesinada) y detuvo al "gudari" ejecutor el 25 de noviembre de 1987 cuando hacía una llamada en una cabina telefónica de Tolosa.

Paradojas de la vida, Kubati planteó en 1992, en una carta dirigida a otro miembro de esta banda terrorista, el abandono de la lucha armada porque es "más perjudicial que beneficiosa" para los objetivos de esta organización.

Años más tarde, en 1999, ETA emplazó al Gobierno a retomar la negociación y designó como nuevos interlocutores a Josu Ternera;a José Javier Arizcúren Ruiz, Kantauri, y al propio Kubati.

Con el asesinato de la disidente, Kubati unió su destino de pistolero al mito de Yoyes. Y así se le recordará, junto al nombre de sus víctimas.

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