La caza furtiva de rinocerontes está fuera de control

  • Sudáfrica está registrando un importante aumento en el número de rinocerontes cazados ilegalmente por sus cuernos. Las poderosas mafias que están detrás de estas muertes y la alta demanda de los cuernos en Vietnam y China han disparado las alarmas de los conservacionistas, que creen que la guerra con los cazadores furtivos de rinocerontes tan solo acaba de empezar.
Erin Conway-Smith | GlobalPost

(Johannesburgo, Sudáfrica).Hasta el momento han muerto de por caza furtiva 124 rinocerontes en Sudáfrica en lo que va de año, una cifra que ya supera a los 122 que fueron abatidos en 2009. Estas cifras son dramáticas, si se comparan con las del año 2007, cuando sólo se cazaron 13 ejemplares.

Hace tan solo unas semanas tuvo lugar en la provincia de KwaZulu-Natal un horrendo caso para hacerse con un cuerno de rinoceronte en el que se usó uno de los métodos habituales de caza ilegal. Los cazadores furtivos llegaron a una reserva privada en helicóptero, y desde el aire lanzaron dardos con tranquilizantes a un ejemplar de rinoceronte blanco que tenía a su lado una cría de un mes. Después, aterrizaron y utilizando una sierra eléctrica le arrancaron el cuerno al animal sedado. Pero durante el proceso le quitaron toda la nariz, dejándole una enorme herida mortal. No se sabe cómo, pero el animal logró sobrevivir.

"Es un milagro que todavía esté viva", dice Faan Coetzee, responsable del Proyecto para la Seguridad de Especies Amenazadas, que trabaja para ayudar a los propietarios de cotos privados y otras tierras a prevenir la caza furtiva.

El bebé de rinoceronte no se pudo localizar durante varios días. Finalmente, lo encontraron muerto por deshidratación y abandono. Se cree que la cría se escapó durante el ataque, y que su madre, terriblemente herida y sin capacidad olfativa, no pudo encontrarlo.

En Sudáfrica viven el 93 por ciento de todos los rinocerontes de África, lo que lo convierte en un codiciado territorio de caza para quienes quieren conseguir sus cuernos. Los cazadores furtivos actúan por "codicia", asegura Coetzee, quien añade que la gran mayoría de la demanda de cuernos se genera en China y Vietnam, donde se trituran y se utilizan en medicina tradicional para bajar la fiebre o incluso curar cáncer.

"Nunca hasta ahora se había producido un aumento tan grande de la caza furtiva", asegura Wanda Mkutshulwa, jefa de prensa de los parques nacionales sudafricanos. "Nos preocupa lo que está pasando en todo el país", añade.

Los parques nacionales de Sudáfrica han perdido en lo que va de año ya 55 rinocerontes. La mayor y más conocida reserva natural del país, el parque Kruger, donde se calcula que viven entre 9.000 y 12.000 rinocerontes blancos y 600 rinocerontes negros en peligro crítico de extinción, se ha convertido en un campo de batalla contra los furtivos, con patrullas militares vigilado su perímetro.

Los guardias del parque utilizan tecnología de vigilancia sofisticada, como equipos de visión nocturna y modernas comunicaciones por radio, para estar a la altura de los métodos de los furtivos. Además, algunos rinocerontes de Kruger llevan implantados sistemas de seguimiento de alta tecnología invisibles.

El director ejecutivo de la red de parques nacionales sudafricanos, David Mabunda, pidió recientemente a la población que comunique a la policía el avistamiento de cualquier "helicóptero R44 volando a baja altura con números de registro ocultos", que es el transporte habitual de estos cazadores.

Además, se ha creado un nuevo organismo nacional para luchar contra los delitos contra la flora y fauna, y especialmente contra las mafias organizadas que matan a los rinocerontes. En esta unidad participan inspectores medioambientales, fuerzas de seguridad y grupos conservacionistas.

Pese al aumento de la caza ilegal, Mkutshulwa insiste en que la población de rinoceronte blanco no está bajo amenaza de extinción. El número de ejemplares ejecutados por los furtivos todavía es inferior al uno por ciento de la población y mucho menor que la tasa de reproducción anual de los rinocerontes blancos y negros.

"Hablar de extinción es bastante alarmista y exagerado, pero eso no quiere decir que no nos preocupe", añade. "Tenemos que tener claro que nos enfrentamos al crimen organizado, y que ellos siempre están mejorando".

Según Coetzee, en Sudáfrica hay entre 350 y 400 propietarios particulares que tienen rinocerontes, lo que supone el 25 por ciento de la población de rinoceronte blanco del país, y ellos juegan un importante papel en su conservación.

Su organización aconseja a los propietarios de tierras que tengan un sistema de vigilancia para los rinocerontes, a alguien que controle los animales constantemente y pueda detectar la llegada de extraños, y que se intercambien las patrullas, para que así no haya un patrón establecido. El personal además debe de ser investigado extensivamente, porque los furtivos pueden tratar de sobornarles. Coetzee también aconseja a los propietarios tener a mano una cámara, por si es necesario reunir pruebas, como ver un helicóptero.

Algunas reservas han decidido serrar los cuernos a los rinocerontes para así impedir que vayan a matarles. El parque Rietvlei, cerca de Pretoria, decidió descornar sus animales después de que los furtivos matasen dos rinocerontes blancos a principios de años. El propietario de un coto privado en KwaZulu-Natal que también ha decidido quitarles los cuernos para protegerles ofrece a sus huéspedes un programa para participar en el procedimiento.

Pero Coetzee advierte que descornar no es la solución, y que es vital adoptar otras medidas. Incluso sin cuernos los rinocerontes pueden seguir siendo un objetivo, porque el apéndice no se puede eliminar por completo y todavía siguen suponiendo un incentivo económico. Además, muchos furtivos trabajan por la noche y no necesariamente pueden distinguir si un animal tiene o no su cuerno.

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