La coalición de Netanyahu se resquebraja por la derecha en pleno diálogo paz

  • Sacudida por el avance del proceso de paz, la amplia coalición de gobierno que lidera el primer ministro, Benjamín Netanyahu, comienza a resquebrajarse por el ala derecha, que ha hecho de la defensa de los colonos y la seguridad del valle del Jordán su ariete contra un posible acuerdo.

Javier Martín

Jerusalén, 29 ene.- Sacudida por el avance del proceso de paz, la amplia coalición de gobierno que lidera el primer ministro, Benjamín Netanyahu, comienza a resquebrajarse por el ala derecha, que ha hecho de la defensa de los colonos y la seguridad del valle del Jordán su ariete contra un posible acuerdo.

La tensión acumulada durante las últimas dos semanas estalló hoy después de que la oficina del jefe del Gobierno anunciara que éste ha exigido una disculpa a su ministro de Economía, y defensor del movimiento colono, Naftalí Bennett.

El pulso que el líder del conservador y mayoritario "Likud" y el jefe del ultraderechista "Habayit Hayehudí" libran comenzó a agudizarse días atrás, después de que se deslizara la posibilidad de que el gobierno aceptara que algunos asentamientos en Cisjordania sean desmantelados o incluso queden bajo soberanía palestina.

Bennett, tajantemente contrario a esta opción, redobló el martes su apuesta con un discurso que causó hoy la dura respuesta de la oficina del primer ministro.

"Bennett ha recibido un mensaje claro. Debe disculparse de forma clara e inequívoca, de otro modo deberá pagar el precio", afirmó la oficina del primer ministro, en declaraciones divulgadas este miércoles por la prensa local.

Según el diario "Haaretz", la crisis con su díscolo ministro llevó a Netanyahu a cancelar una sesión prevista para hoy con varios miembros del gabinete que tenía como objetivo estudiar el impacto del boicot de ciertas compañías y organizaciones a Israel.

Bennett no dijo nada ayer que no hubiera deslizado en otras ocasiones.

La cuestión es que lo hizo en un importante foro organizado por el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) pocas horas antes de que interviniera el propio jefe del Gobierno.

"Nuestros padres y nuestros descendientes no perdonarán a aquel líder israelí que entregue nuestras tierras y divida nuestra capital", dijo el ministro entre numerosos aplausos en un discurso en el INSS, en Tel Aviv.

"Una nueva idea ha emergido. Los judíos puede vivir en sus tierras pero bajo soberanía palestina, esto no va a ocurrir, no puede ocurrir", agregó.

"¿Saben por qué? ¿Saben por qué los judíos no pueden vivir bajo soberanía palestina y los palestinos no pueden gobernar a los judíos? Porque los matan", afirmó Bennett, citado por el diario local "Haaretz", en referencia a una masacre de judíos en Hebrón en 1929.

Extrañamente, Netanyahu no respondió directamente al ataque, y optó por mantener el discurso que tenía preparado, en una decisión que los analistas israelíes interpretaron como un paso más a su pretendido centrismo.

"Lo que Netanyahu quiso decir es: Yo soy el centro. Mis posturas son de consenso y la opinión pública está conmigo y no con Benett", escribe en "Haaretz" el analista político, Barak Ravid.

Pero no solo el líder pro colono ha colocado al jefe del Ejecutivo en una posición incómoda.

Desde su propio partido, el ala más radical presiona desde hace semanas para que no ceda, en particular en lo que se refiere al valle del Jordán, un estratégico territorio que linda con Jordania y en el que los más duros quieren una presencia militar permanente por razones de seguridad.

El más crítico en este sentido ha sido el ministro de Defensa, Moshe Yaalón, quien hace dos semanas tuvo que disculparse tras menospreciar los esfuerzos de paz que promueve el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y tildarle de mesiánico en busca del Nobel de la paz.

Considerado un duro entre los duros, Yaalón señaló que el nuevo plan de la Casa Blanca "no vale el papel en el que está escrito", una apreciación que cada vez parece tener mayor consenso en la derecha israelí más recalcitrante, con Bennett a la cabeza.

Acosado desde todos los ángulos, Netanyahu trata de navegar por aguas procelosas sin decantarse todavía por romper la baraja.

La primera gran amenaza para los que presionan por la derecha fue precisamente la de hoy, ya que además de exigir disculpas advirtió a Bennet que tiene otras fórmulas de coalición.

Ambos se aliaron a principios de la legislatura, pese a que diferían en asuntos de relevancia, tanto políticos como religiosos, y todo fue más o menos rodado hasta que el proceso de paz fomentado por Kerry comenzó a avanzar.

Las opciones son complejas, ya que aunque la izquierda le tiende abiertamente la mano, le exige también un cambio de política difícil de digerir, más proclive a una negociación que desde esas filas se considera fundamental para el futuro.

El pasado lunes, el líder de la oposición israelí y del partido laborista, Isaac Herzog, dudó de que Netanyahu tenga valor suficiente para sobreponerse a la presión y firmarlo, y le advirtió que si fracasa en el intento lo haría él.

Más condescendiente, un responsable del minoritario partido "Hatnuá", que lidera la ministra de Justicia y jefa del diálogo con los palestinos, Tzipi Livni, le pidió que rompa la actual coalición por el bien de la paz.

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