La corrupción le quita al sumo la corona del deporte japonés

  • Un escándalo por combates amañados ha abierto el capítulo más negro de la historia del sumo, un deporte alabado por su compromiso con el juego limpio. Al menos una docena de luchadores son sospechosos de acordar cuántos combates seguros se desarrollarían y cuánto dinero debería pagarse al oponente derrotado.
La corrupción le quita al sumo la corona del deporte japonés (Foto: Getty)
La corrupción le quita al sumo la corona del deporte japonés (Foto: Getty)
Getty Images
Justin McCurry, Tokio (Japón) | Global Post

El sumo ha sufrido un duro golpe del que nunca podrá recuperarse por completo. El deporte japonés sigue en la cuerda flota tras un escándalo que saltó a la luz durante el verano de 2010 y se enfrenta a la peor acusación de toda su larga historia de 1.500 años: amañar combates.

La confesión de tres luchadores que acordaron amañar los encuentros a través del teléfono móvil ha caído como una bomba que, según los expertos en sumo, puede relegar el sumo de ser una obsesión deportiva a nivel nacional a ser un espectáculo secundario.

Las acusaciones son tan serias que la Asociación Japonesa de Sumo, el órgano rector del deporte, canceló recientemente el torneo que iba a celebrarse en Osaka en marzo –se trata de la primera cancelación en más de medio siglo. La última vez sucedió en 1946 y se debió al retraso en las obras de renovación de la sede del torneo, que había sido dañada por una bomba durante la guerra.

La cancelación podría costar a la asociación 1,3 millones de yenes (15,8 millones de dólares) de pérdidas en concepto de ingresos, incluyendo 720 millones de yenes en la venta de tickets, según informó el periódico Sports Nipón.

Hanaregoma, el presidente de la asociación, describe el escándalo como el capítulo más negro de la historia del sumo.

"No podemos y no albergaremos el torneo en estas circunstancias", explicó a los reporteros. "Hasta que no erradiquemos completamente la corrupción de este deporte no podemos aparecer en el ring de sumo. Haremos todo lo que esté en nuestra mano para esclarecer los hechos lo antes posible".

Los últimos escarceos del sumo con el escándalo empezaron en enero cuando salieron a la luz informes que revelaban que los mensajes incriminatorios se habían encontrado en teléfonos móviles que pertenecían a varios luchadores.

Los teléfonos fueron confiscados durante el verano de 2010 durante una investigación policial a raíz de varias acusaciones respecto a que los luchadores habían apostado ilegalmente en los juegos de béisbol profesional, con los miembros de los bajos fondos de Japón en calidad de corredores de apuestas.

El caso ha llevado a realizar cuatro arrestos y a las expulsiones de un ex campeón de sumo y de un entrenador. En total, más de 60 luchadores, practicantes de un deporte que una vez fue alabado por su compromiso con el juego limpio, han admitido apostar en béisbol, cartas, golf y mahjong.

Esta vez, al menos una docena de luchadores son sospechosos de acordar cuántos combates seguros se desarrollarían y cuánto dinero debería pagarse al oponente derrotado. Según se ha revelado, algunos mensajes contenían los números de cuentas bancarias.

Parece que el 2011 va a ser el catalizador de una purga de los peores delitos del sumo: su estilo rancio y opaco, la intimidación sistemática de los luchadores principiantes y una serie de infracciones que van desde el uso de la marihuana a reyertas de borrachos.

Aunque las acusaciones de amaño de combates han perseguido al sumo desde hace años, nadie estaba preparado para las últimas revelaciones.

La historia ha llenado los periódicos locales durante días; incluso el primer ministro, Naoto Kan, se vio obligado a manifestar su opinión. "El sumo tiene una larga historia y un gran número de fans", explicó en el parlamento. "Es desde luego el deporte nacional. Si los combates se han amañado, es una seria traición para la población".

Los nombres de nueve luchadores, incluyendo a cuatro de la categoría más alta, aparecían en los mensajes, según los medios de comunicación japoneses, añadiendo que la tarifa para acordar los resultados de un combate era de unos 200.000 yenes, con un luchador aparentemente involucrado exigiendo 500.000 yenes.

En un mensaje, el remitente confirmaba que el golpearía a su oponente "de cabeza" mientras otro hace referencia a las cantidades en efectivo: "por 20 más me dejaré ganar", decía uno. "Después del encuentro necesito ganar al menos 50 (miles de yenes) o tendré un serio problema".

El motivo parece ser tanto profesional como financiero. Los luchadores deben conseguir finalizar cada torneo de 15 días –seis de los cuales se celebran cada año- con un mayor número de victorias que de derrotas para asegurar su progreso en la clasificación o, al menos, para evitar el descenso de categoría. Una vez que ellos bajan a la tercera división (llamada Makushita) pierden gran parte de su salario y los beneficios que tienen cuando compiten en las categorías superiores.

A pesar de todo, la policía no prevé lanzar una investigación criminal. El amaño de combates no es ilegal y no hay evidencia de que nadie apueste con los resultados de los combates manipulados.

Pero hay víctimas: los fans, que a pesar de los rumores, querían creer que los hombres comprometidos con la lucha titánica en el ring estaban inspirados únicamente por un deseo compartido de ganar. Y la gran mayoría de los más de 600 luchadores de sumo, que no querrían perder de su guiso diario de chanko por dejarse ganar en un combate.

El ministro de educación, Yoshiaki Takaki, que es el responsable de los deportes, anunció que la asociación de sumo podría perder su condición fiscal preferencial como un organismo afiliado al gobierno. "Si lo que cuentan los medios de comunicación es cierto tomaremos medidas ejemplares", afirmó.

Y si salen implicados los luchadores de más alto nivel, esto podría destronar al sumo y quitarle su status de deporte rey, destacó Mark Buckton, que escribe sobre sumo en el Japan Times.

"Esto es muy perjudicial", aseguró. "El sumo parece que va a perder su condición fiscal preferencial, lo que le herirá financieramente. La asistencia ya ha caído, así que esto podría ser la puntilla final del ataúd que transforme al sumo en un deporte secundario".

Mostrar comentarios