La generación más internacional activa el cine nacional ecuatoriano

  • Una nueva generación de artistas ecuatorianos, formada en el extranjero, regresa a su país para desarrollar proyectos cinematográficos y activar la producción nacional, en opinión de Sebastián Cordero, el director del éxito de la temporada, "Pescador".

Damià S. Bonmatí

Chicago (EE.UU.), 23 abr.- Una nueva generación de artistas ecuatorianos, formada en el extranjero, regresa a su país para desarrollar proyectos cinematográficos y activar la producción nacional, en opinión de Sebastián Cordero, el director del éxito de la temporada, "Pescador".

"Hay una fuerte camada de óperas primas que están por estrenar", explicó a Efe el director ecuatoriano en el Festival de cine latino de Chicago (EE.UU.), donde exhibe esta coproducción entre Ecuador y Colombia, tras su exitoso estreno en Quito y a unas semanas de ser lanzada en Bogotá.

Después de presentarse en el Festival de San Sebastián (España), "Pescador" desembarcó hace tres semanas con 23 copias en las principales ciudades de Ecuador, con una notable recaudación y a la espera de reutilizar las cintas para su proyección en poblaciones menores.

Explica que, una década atrás, Ecuador estrenaba una cinta de producción nacional cada dos o tres años, ahora las cosechas anuales son de seis o siete largometrajes.

"Hay una generación de cineastas jóvenes que han estudiado fuera y que ahorita están regresando a Ecuador y haciendo sus primeros proyectos", explica Sebastián Cordero, que estrenó su ópera prima en Ecuador en 1999.

Es de hecho "Pescador" la vuelta a los orígenes y a la tierra de Cordero, tras haber estudiado cine en Estados Unidos y haber dirigido en España el filme "Rabia".

En Chicago demuestra estos días un avanzado conocimiento de la sociedad de EE.UU., donde tiene entre manos su nuevo proyecto, una cinta de ciencia ficción de capital estadounidense, rodada en inglés y en proceso de edición.

No es el único: otros éxitos del cine ecuatoriano reciente tienen firma de talentos nacionales que han forjado su mirada cinematográfica con un visado internacional.

Tania Hermida, formada en Cuba y España, dio en 2006 la sorpresa con "Qué tan lejos" y Fernando Mieles, con experiencia en Brasil y Cuba, impactó en 2009 con "Prometeo deportado" sobre un grupo de ecuatorianos retenidos en un aeropuerto europeo.

Como en otros países de la región, un empujón público es indispensable para el arranque de las producciones nacionales y la creación del Consejo Nacional de Cinematografía ha dado "incentivos" porque "cada año se pueden presentar proyectos y ha generado que se haga mucho más cine", apuntó el director.

"Son además películas de bajo presupuesto, ya que las nuevas tecnologías permiten que se hagan productos mucho más baratos que antes", prosiguió.

En el caso de Cordero, que ya ha estrenado cuatro películas, lanzar "Pescador" en coproducción con Colombia garantiza una mayor fortaleza financiera y la proyección en un mercado potencial mayor como es El Salvador.

El director confía en esta nueva generación de directores con formación que tienen sus primeras obras en el horno y alaba su diversidad temática, "algunas muy de autor, otras muy comerciales".

En su primera proyección en Chicago, el público de emigrantes ecuatorianos en Estados Unidos coreó al director, le agradeció volver a escuchar palabras dialectales a tantos kilómetros de distancia y destacó que el filme desprende el aroma del país.

Comenta Cordero que esa esencia se libera en el contraste entre un pueblo de costa y la hostil urbe de Guayaquil, en los diferentes platos que comen los protagonistas y en los fuertes contrastes del país.

La historia de un pescador que confía en cambiar su realidad gracias al hallazgo de paquetes de cocaína es también una historia de la atracción por el dinero, la inmoralidad del poder y la huella del narcotráfico.

"Estos contrastes entre ricos y pobres pueden pasar en cualquier país latinoamericano -lamenta el director-. Es importante mostrarlos y enseñarlos".

Aunque de forma sutil, bajo un filme de carretera, Cordero asegura que no quiere renunciar a la crítica social y política.

El Festival de Cine de Chicago, que llega a su 28 edición, es una panorámica anual de la producción cinematográfica hecha en Latinoamérica, España, Portugal y Estados Unidos y cerrará el próximo jueves.

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